C. 10: El turno de Emerick... O no.

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12:57pm.

Arrasto con cuidado los pies por el pasillo. Cuando llego a mi puerta, la abro delicadamente. Jason está sentado en el sofá de la sala de estar con Kevin y Margo, charlando. No se percatan de mi presencia, así que subo hasta el piso de arriba y entro en mi habitación. 

Cierro la puerta tras de mí. Pongo el iPhone sobre la mesa, me recojo el pelo en una coleta y me quito la chaqueta, para después ponerla sobre la silla del escritorio. Me fijo en la mesa de nuevo y veo que hay otro teléfono, que no es el de Margo, sino el de Jase. ¿Cómo habrá llegado ahí? Me encojo de hombros y me quito las Converse. 

Me deshago lentamente de mi camiseta y la dejo en la silla, junto a la chaqueta. Me quito con dificultad el vaquero pitillo (que sinceramente estaba cortándome la circulación) y me quedo en ropa interior. Me miro el cuerpo en el espejo y bufo. Mi sujetador y mis bragas son de Hello Kitty. ¿En qué estaba pensando cuando me los puse? 

- Espera, ahora lo bajo que se me quedó aquí... -oigo a Jason gritar al exterior de mi puerta. 

Y antes de que me de tiempo a esconderme, la abre y entra. Me mira. Con los ojos abiertos como platos, durante unos tres segundos, que me parecen eternos. 

Pero enseguida sucede algo inesperado. En vez de mandarme alguna indirecta intentando ligar conmigo aprovechando que estaba en ropa interior (por muy ridícula que sea), o de, simplemente, preguntarme en qué momento de la noche me había dignado a aparecer, me esquiva, coge su móvil y sale de la habitación sin dedicarme ninguna mirada más. 

Miro hacia la puerta cerrada, pensando. 

- ¿Qué acaba de pasar...? -susurro al vacío. 

 «Toc, toc.» 

El ruido de algo golpeando el exterior de la ventana de mi piso me pone alerta. Giro la cabeza como un suricato y me río por la estupidez que acabo de pensar.

Emerick rueda la ventana y entra, estaba subido a una escalera. 

Se acerca y me da dos besos en las mejillas.

- Hola, Reby. ¿Qué tal? 

- Bien, aquí, pensando en suricatos. -río. Soy retrasada.- ¿Tú?

- Bastante bien, admirando tu sujetador y tus braguitas de Hello Kitty.

¡MIERDA!

- ¡JODER! ¡ME HABÍA OLVIDADO! ¡¡Tápate los ojos!! -grito tirándole una almohada.- No los abras hasta que yo te diga. 

- Vale... -dice agarrando lentamente el objeto. 

Me pongo la camiseta que me había quitado minutos antes y el vaquero pitillo. Cuando estoy a punto de ponerme de nuevo las Converse, Em vuelve a hablar.

- ¿Qué vas a hacer esta noche? -pregunta con tono infantil.

- Dirás esta madrugada, ya es casi la una y veinte. -le recuerdo.- Supongo que nada, dormir, ¿por qué?

- Porque mañana no hay clases, y pensaba que tú y yo... podríamos... no sé, ¿salir? 

- Why not? Vamos.

Salimos por la ventana con toda la normalidad del mundo y bajamos la escalera. Em la recoge y la mete en el maletero de su coche. Me subo en el asiento del copiloto y ponemos rumbo a un sitio desconocido escuchando Chocolate de The 1975.

- Oh, we go where nobody knows, we've guns hidden under our petticoats, we're never gonna quit it, no, we're never gonna quit it, no... -cantamos al unísono.

¿Amor? ¿Eso se come? ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora