#Nota del autor: Sí, el finde pasado no pude publicar y este tampoco voy a poder porque me voy de acampada pero ya a partir de la semana que viene publico todos los domigos (es que publico desde el móvil cuando voy en el bus para ir a surf los domingos por la mañana c':) Bueno, disfrutad.
Miro los ojos de mi hermana. Me asusto. Su rostro muestra tristeza, pero sus ojos infinito odio.
De repente siento un puño golpear fuertemente contra mi cara. Caigo al suelo y se me nubla la vista. Intento abrir los ojos, pero el dolor que me provoca sentir una patada golpear con dureza mi costado hace que se me cierren. Y que mi mente se desconecte por un rato sumida en el dolor.
Ya no veo a Ashley. Ya no veo nada.
***
Unas horas después...
Me despierto. Siento con agudeza un dolor en el lateral del torso y en la parte inferior de la mandíbula. Intento incorporarme, pero lo único que mi cuerpo hace es soltar un grito angustioso. Me vuelvo a acostar. Me miro las manos, mis muñecas yacen sobre la plancha metálica atadas a ellas. Mis párpados se abren y se cierran inesperadamente, como si estuviera drogada. Estoy sobre una camilla de metal, fría y dura. El suelo es de cemento, al igual que el techo y las paredes. Alguien abre la puerta lentamente.
Una chica rubia, despampanante, vestida con numerosos accesorios y joyas y un vestido rosa brillante, acompañado de unos altos tacones de purpurina.
Enseguida la reconozco. Mi hermana, Ashley, se acerca a mí con una mirada de suficiencia y burla. Está más delgada de lo que la recordaba, aunque todavía tiene esas curvas deslumbrantes que la caracterizan.
- A-Ashley... -mi voz tiembla. Tengo frío y estoy cansada y dolorida.- ¿Me has hecho tú esto?
Me mira sin expresión en el rostro. Sus ojos se posan sobre mis piernas, viajan hasta mis manos atadas, luego hacia mi estómago y por último hasta mi cara. Sabe que me duele todo. Lo sabe. Y sabe que es la culpable. Lo sabe.
Se ríe. Se ríe como una maníaca de mi sufrimiento y desconcierto. De repente se calla, se acerca a mí y me da en la mejilla con su mano, dejándome la palma de su mano marcada. Una lágrima baja por mi mejilla.
- ¿Por qué...? -pregunto.
- ¡¡CÁLLATE!! -grita con furia, y me atiza de nuevo, esta vez en el estómago con el puño cerrado.
La cabeza me da vueltas y siento como el dolor se expande por cada músculo de mi cuerpo. Otra lágrima me recorre la mejilla.
- Ya no eres tan perfecta, ¿no? -pregunta con una sonrisa jocosa en su rostro, llena de repugnancia hacia mí.- ¿Dónde quedan ahora tus tres novios, tus amigos y tu vida perfecta? ¿Dónde queda todo eso ahora? -añade. Intento abrir la boca, pero me escupe (cosa que me asquea a más no poder).- En el fondo no eres más que una estúpida cría que solo merece sufrir. No sabes lo disgustados que estarían papá y mamá si vieras en lo que te has convertido. -comenta negando con la cabeza.
De repente me tira de los pelos, hiriéndome. Grito de dolor y ella se ríe a carcajadas de nuevo. Me golpea otra vez en la cara sonriendo con orgullo y se larga.
Me deja aquí, con mi cuerpo inmóvil y debilitado por sus golpes en esta desconocida y oscura habitación. Encima de esta congelada camilla de metal. Con las manos atadas. Con el dolor extendiéndose por cada milímetro de mi anatomía.
Mis ojos se van cerrando. Poco a poco. Pienso, pienso en lo que he hecho mal para que mi hermana (a la que no veo desde hace casi un año) me trate así. Desde la muerte de mis padres no es que nuestra relación haya sido precisamente buena, solo en aquel hermoso sueño mejoró. Pero luego llegó la realidad (y ella) para golpearme en la cara y ¡BAM! Me desperté. Otra vez me trataba fatal. Desaparece de mi vida durante casi un año y cuando empezaba a ser feliz, me secuestra y me golpea una y otra vez. Una y otra vez. Mis ojos se siguen cerrando. No comprendo su risa enferma e histérica, no entiendo porqué quiere mi sufrimiento. No entiendo porqué dice que mis padres estarían disgustados al ver como soy cuando es ella, mi propia hermana, la que me tiene retenida aquí, en paradero desconocido. No comprendo porqué se hizo pasar por indigente para traerme hasta aquí. No comprendo porqué, porqué la vida no deja de ponerme obstáculos cuando las cosas me van bien.
Me equivoqué con Ashley. Me equivoqué con el que creía que era mi destino. Me equivoqué.
Mis ojos se cierran por completo.
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Corto, pero diferente.
PD: Foto de la deslumbrante (y esquizofrénica) Ashley Stevens.
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¿Amor? ¿Eso se come? ©
HumorR (contiene escenas tanto groseras como subidas de tono) HISTORIA PROTEGIDA POR SAFE CREATIVE CON EL CÓDIGO 1403070316337 - © Todos los derechos reservados. 17 años y medio, pelo rubio oscuro ceniza y ojos gris claro. Me considero una chica solitar...