Capitulo 3. La danza del fuego.

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Despertó de golpe, tal vez una pesadilla o tal vez el gran bullicio que hacia afuera o quizá la cegadora luz que entraba por las ventanas aunque la noche aun merodeaba por las calles.

Diego se asomó a la ventana, donde ya se encontraba mirando el peregrino, y observo el gran fuego que se había iniciado afuera. Se acercó a la fuente para mojar su cara y despegar el sueño de su ser. No fue el caso del peregrino que parecía no haber pegado los parpados en toda la noche.

A 3 horas del amanecer el pueblo navarro, a las afueras de Puente la Reina, estaba alrededor de una gran hoguera cantando y danzando.

El Peregrino observaba fascinado pero no se atrevía a salir. Diego se puso sus botas y explicó.

Diego.
Te dijo que debíamos pasar esta noche antes del viaje aquí pero no te dije porque. —El peregrino puso su mirada en él —Esta es la Danza del Fuego en el solsticio de primavera; es cuando se reúnen los navarros alrededor del fuego con la esperanza de que la luz del fuego les guíe hacia su destino.

Peregrino.
Eres un hombre de supersticiones.

Diego.
Tengo un presentimiento de este viaje, siento que mi vida ha perdido su rumbo y que si no me esfuerzo por encontrarlo ahora tal vez ya nunca lo haré.

Peregrino.
¿Necesitas una razón para vivir?

Diego.
Necesito las ganas.

Diego se adelantó y salió del establo, el peregrino salió dando brincos detrás de él. Los pueblerinos ni notaron su acercamiento y estos fueron a reunirse con los navarros alrededor de la hoguera.

Era una fiesta y un ritual. Todos bailaban y cantaban al unísono:

"El mejor día es en el que el alma tiene hambre y sed.
No olvides lo aprendido
No dejes de comprender.
Rodéate de buenos y tú lo parecerás,
rodéate de sabios y algo en ti se quedará..."

Diego puso una rodilla en el suelo y hablo hacia el fuego.
¿Cuánto más he de buscar? ¿Cuánto más he de esperar para poder encontrar la luz que sé que hay en mí?

Después de un momento Diego escucho la voz del peregrino hablando con alguien y se volteó a mirarle.

Peregrino.
He vivido en soledad, y rodeado de multitud, nunca he conseguido amar, pues no me quiero ni yo, pero he aprendido algo importante. —Diego hizo el camino hacia el peregrino.

Diego.
¿Qué es? —interrumpió.

El peregrino hablaba con un grupo de niños que se habían acercado a él y le atendían.

Peregrino.
Este niño me pregunto. —señaló a un niño pelirrojo y con pecas —¿Porque el sol viene y se va? ¿Porque la luz del día no puede durar para siempre? —Tuvo la atención de Diego. —Todos buscan desesperadamente la luz pero no comprenden que en este mundo no hay luz si no hay oscuridad.

Diego.

Pero ¿Cómo he de encontrar mi camino en la oscuridad?

La cabeza de los niños iba en la dirección de Diego y luego del peregrino y así.

Peregrino.
Hay luces que solo se puede ver cuando estas sumido en la profunda oscuridad. —Diego hizo ademan de no entender. —Las estrellas, entre más oscuridad te rodea más estrellas puedes ver. Cuando veas una estrella fugaz guárdala en tu corazón, síguela, deja que te guíe, todas esas estrellas son las almas de las personas que han conseguido entender que no siempre se encuentra el camino pero que mientras se está en la búsqueda el amor puede hacernos casa donde estemos.

Diego pareció encortar resignación en las palabras del peregrino y levantándose volvió a unirse a la danza. El peregrino se quedó sentado con los niños y mientras que el pueblo cantaba:

"Si eres capaz de devolver
con una sonrisa una traición,
si eres capaz de dar tu mano a quien
con la suya te señaló. "

"No eches raíces en un sitio,
¡Muévete! Pues, no eres un árbol,
para eso tienes dos pies.
El hombre más sabio es el que sabe
que su hogar es tan grande como pueda imaginar"

Cuando el pueblo comenzó a beber del vino de la danza Diego y el peregrino se sentaron una vez más y casi embriagados conversaron aun hasta que la leña se acabó y la luz del fuego fue opacada por el sol que, por fin, salió a recibir a los danzantes, el solsticio hizo que la noche se alargara lo suficiente para bailar una última vez pero no para dormir un poco más antes de partir.


-Moroni Soto

Finisterra -Mago de OzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora