Capítulo 14 - Tres Tristes Tigres.

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Peregrino.

Maldicion. —dice al ver los escombros de la casa.

El sol de la mañana brillaba en el cielo azul por fin después de tanta lluvia. Kramer recoge un libro de entre los escombros; lo ojea y se lo guarda en la funda.

Peregrino.

¿Que se supone que haces? —deseando enfocar a su compañero.

Kramer levanta los hombros.

Vamos a tener que esperar a que anochezca para que la casa vuelva a levantarse.

El peregrino sonríe.

No tengo tiempo para eso.

Entonces pone sus brazos estirados en dirección al oeste y con un movimiento suave pasa el brazo derecho por encima de su cabeza, el cielo sigue sus movimientos y el sol se esconde por donde vino.

Kramer.

Increíble. — atónito mirando el cielo.

La casa se levanto pero no por mucho pues cuando el peregrino soltó los brazos se volvió a derrumbar. Hizo el intento una, dos y tres veces mas y el sol volvía a salir cada que soltaba los brazos.

Kramer.

Bien, sabemos lo que va a tener que pasar. —el peregrino frunce el ceño confundido. —Vas a tener que quedarte allí mientras yo busco a Diego.

Peregrino.

¿Porque habría de confiar en ti?

Kramer.

Primero, me parece que no tiene mucho tiempo para seguir tu camino, ni tienes mas opciones. —el peregrino mira al suelo calculando sus palabras. —Segundo, yo soy el que va a estar dentro de una casa que puedes dejar derrumbar en cualquier momento, soy yo el que debería cuestionarme si confió o no en ti. —La respuesta fue satisfactoria para el peregrino.

Peregrino.

Muy bien, pero si intentas algo esta vez si te matare. —promesa o amenaza.

Kramer.

Cuando levantes la casa Diego volverá a la vida como todos los demás hombres que están entre los muros, entrare y saldré con él. —el peregrino asintió.

Entonces el peregrino repitió su movimiento pero esta vez no fue suave, fue firme y brusco y la casa se levanto, con las manos quietas en esa posición, la casa se mantiene de pie y Kramer deja atrás al peregrino para entrar en la posada de Kelpie.



***En el paseo de los tristes

¡Diego! ¡Oh, Diego! Eres tu hijo mio. —Entre la multitud un hombre corre a recibir a su hijo.

Diego.

Padre, ¿Como terminaste aquí?

Gafe.

Hijo mio, que felicidad que me da verte.

Diego.

Igual a mi, Padre, pero como llegaste aquí y... —hecha un vistazo al rededor y ve muchos hombres en un cuarto que parece infinito para cualquier lado donde se ve. —...¿Donde estamos? ¿Es este el cielo?

Gafe.

Este, hijo mio, es el paseo de los tristes. —mira alrededor. —No creo que sea el cielo o el infierno, creo que es alguna clase de purgatorio.

Finisterra -Mago de OzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora