▓▒░░44. mar de tristeza░░▒▓

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- tienes que estar bromeando - pronunció desubicado, aún intentando mantener su sonrisa - me recuerdas, ¿cierto? - finalizó con una carcajada llena de temor.

La luz que había dentro de mí, el calor e incluso la comodidad, todo se había esfumado en cuestión de segundos. Mi corazón latía tan rápido como si hubiese corrido sin parar, aún así creo que me pude controlar mejor que él, al menos yo no estaba temblando, al menos yo no tenía los ojos rojizos, al menos yo no era tan estúpido.

Len - ¿está perdido? - pregunté, rogando en mis pensamientos que se rindiera y se fuera de una vez por todas.

- ¡no! ¡vine aquí! ¡este es el lugar! - exclamó con esa voz ya quebrada en miles de partes.

Len - oh - fingí sorpresa aún sin expresión en mi rostro - ¿qué necesita?

- ¡a ti! - gritó mezclando furia y dolor.

Su grito me hizo retroceder un paso, por momentos sentía que no podía respirar con normalidad e incluso podría jurar que mis piernas estaban temblando ahora sí. Mi cuerpo dejo de contenerse, y esa fue mi perdición.

Escuché los pasos rápidos de Rin que venían hacia mí, y Leche y Café empezaron a ladrar.

Len - solo vienes a alborotar las cosas - susurré furioso, intentando no debilitar mi voz.

"Len" escuché su dulce susurro, era Rin detrás de mí, a tan solo unos centímetros de distancia. Pero me negaba a abrir la puerta lo suficiente como para dejarla ver lo que sucedía; Leche y Café empujaban mis pies con tenues chillidos.

Quería llorar, quería rendirme de una maldita vez por todas, quería gritar.

- lo lamento... - pronunció débilmente y sujetó con firmeza su portafolio.

No estaba seguro de nada, de hecho, no me sentía seguro, ni siquiera con Rin detrás de mí tenía confianza para tomar una decisión rápida, pero sabía que tenía que hacerlo. Este idiota ni siquiera tiene ropa para nieve, ¿cierto?

Len - te dejaré entrar - bajé la mirada, observando el límite de mi casa y comparándolo con la blanca nieve en la que aquél hombre se encontraba.

- ¿e-en verdad? Yo...

Len - solo deja de arruinarlo - pedí.

No quería arruinar este momento, no ahora, no hoy, no con Rin.

Retrocedí sujetando el brazo de Rin, colocándola bien escondida detrás de mí para protegerla.Creo que no pude evitar hacer algo tan primitivo como eso...

Cuando Masashi entró y se quitó los zapatos miró hacia mi hombro, y de inmediato cambió su expresión, como si hubiese visto algo extraño.

Rin, deja de asomarte, por favor...

Rin, deja de asomarte, por favor

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zarzAMORa °rin x len° (Temporalmente Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora