El adios

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La brisa de la noche provocaba un ambiente peor del que hubiera querido para decir lo que me había guardado por mucho tiempo. Y ahora estábamos aquí los dos parados en el centro del parque, el lugar de nuestro ultimo encuentro, solo que el no lo sabia. Y sin esperar más, comencé lo que seria el adiós.

-Tu crees que estaré esperándote el resto de mi vida hasta que tu decidas estar conmigo?.- No podía contener más todo lo que sentía.

-Tu sabes lo que siento.- Se acerco a mi. -Porque tiene que saberlo el resto del mundo?.-

-No por favor, ya no puedo seguir con esto.- Lo detuve antes de que pusiera su mano en mi mejilla. -A mi no me importa si los demás lo saben o no.- Aunque tratara de que mi voz se mantuviera firme, no lo estaba logrando. -Simplemente quiero poder tomar tu mano cuando yo quiera, poder besarte y abrazarte sin temor de que alguien nos vea y tu salgas corriendo.-

-Por que es tan importante para ti esto?.-

-Tu crees que no es doloroso ver como cada vez que me presentas a alguien lo haces como si simplemente fuera un amigo.- Al decirlo sentí una punzada en el estomago. -Y mucho más doloroso el que me ignores frente a ellos por temor a que sospechen algo.-

-Eso lo puedo cambiar.- Estaba a punto de tomar mi mano, pero me aleje antes de que lo hiciera.

-No puedo seguir ya te lo he dicho.- Lo mire a los ojos, lo que estaba a punto de decirle me dolía demasiado. -He incluso ya he mandado mi solicitud a una universidad de Chicago.-

-Eso quiere decir que te iras lejos.- Su rostro cambio, como si algo dentro de el se hubiera roto. -Esto lo tenias planeado desde antes no?.- Su voz se quebró. -Así que esta decisión ya la habías tomado desde hace mucho y no habrá forma de que te haga cambiarla?.-

-Me a costado demasiado reunir el valor necesario para hacerlo.- Ahora fui yo quien se acerco a el. -Eres la persona más importante para mi Gideon.- Puse mis manos en sus mejillas y la incline para que su frente topara con la mía. -Te Amo Gideon.- Le hice levantar la vista y le di el que seria nuestro ultimo beso. Sentí como nuestras lagrimas alcanzaron nuestros labios antes de separarnos. -Pero no puedo seguir así, escondiéndome.- Y antes de arrepentirme y ceder al deseo de regresar y besarle, salí corriendo hasta mi auto, obligando a mis piernas a obedecer me a mi y no a mi corazón. Subí a mi auto y me fui sin más, sin mirar el retrovisor.

Sombra de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora