Entrenamiento

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Al despertar llame a Zero, no podía ir a su departamento, aunque no pasará nada, me sentía mal por lo que hice.

-Hey!!- Me dijo al contestar.

-Llamaba para confirmar que lograste despertar.-

-Soy jugador profesional, sé que no puedo faltar a mi entrenamiento.-

-Entonces nos vemos en el gimnasio.- Le conteste.

-No vendrás por mi?.- Me quedé en silencio. -Bien supongo que es un no, nos vemos luego entonces.- Y colgó.

Mientras me arreglaba no podía dejar de pensar en que ese silencio podía provocar que todo se terminará. Al terminar de arreglarme tome las llaves de mi auto y me fui directo al gimnacio, tenía que aparentar que no pasaba nada, que lo ocurrido no había significado nada. No importa que solo yo me sienta de esta forma, si me muestro incómodo el se dará cuenta de lo que pasa por mi mente.
Como siempre llegue justo a tiempo, me estacione y me fui directo a las gradas, así me evitaría encontrarme directamente con Zero.

Todos los jugadores salieron de los vestidores, busque a Zero entre ellos y me pude dar cuenta de que algo andaba mal, no se veía el mismo ánimo que en los entrenamientos pasados. Después de unos minutos de comenzar me di cuenta que es lo que ocurría, al momento de formarse los dos equipos, Zero fue el último en ser seleccionado y durante el juego nadie le pasaba el balón por más que se los pedía. Aunque sé que Zero no quería que yo me metiera en sus asuntos, no podia dejarlo así. Me fui directo a la oficina del dueño del equipo, cuando llegue su secretaria me dijo que no estaba que si quería dejarle un mensaje, pero antes de responderle apareció Lionel.

-Jude, buscas a mi esposo.- Se acercó hasta mi.

-El dueño es su esposo?.-

-Olvide decírtelo, llevamos poco tiempo casados, pero eso no importa, puedes decirme a mi lo que planeaba decirle a el y te aseguro que resolveré tus dudas.- 

-Esta bien, es sólo que...- Y antes de que pudiera terminar de hablar, me tomo de la mano y me jalo.

-Vamos a mi oficina, ahí platicaremos más agusto.-

Su oficina tenía un orden sorprendente, cada cosa tenía un lugar asignado y pareciera que estaba prohibido mover algo.

-Toma asiento.- Señaló la silla frente a su escritorio.

-Gracias.- Me senté mientras ella rodeaba el escritorio y se sentaba del otro lado.

-Y bien, que es lo que pasa?.-

-Se que lo que voy a decir sonará como un reclamo que haría una madre.- Me aclare la garganta. -Pero al parecer el equipo está dejando fuera a mi cliente, lo cual incumple su contrato.-

-No bromeabas con lo de la mamá.- Se rió.

-Se que no debería decirlo, que esto es algo del equipo, pero me parece un juego de niños.- Y luche por no decir lo siguiente, pero me gano el coraje. -Y es donde me preguntó si los que mandan son los jugadores o ustedes los dueños.- Eso pareció dar justo en el blanco.

-Ahora veo porque eres de los mejores.- Me sonrió. -Creo que seremos muy buenas amigas.-

-Seria un honor.- Le devolví la sonrisa.

-Me encargaré de el problema, Zero no volverá a quedar fuera o será tratado con indiferencia.- Me dedicó una mirada sería. -Pero estás conciente de que esto podría generar más odio de parte de sus compañeros?.- Y si que me lo temia.

-Lo se, pero dejarlo así sería desperdiciar la inversión que hicieron por un jugador estrella.-

-Vaya que sabes cómo llegar a las personas, creo que sí no fueras gay serías perfecto.-

-Gracias supongo.-

-Hagamos esto, yo bajaré a un par de entrenamientos y sólo los veré, lo que bastará para que piensen que yo fui la que se dió cuenta del problema y no piensen que Tú o Zero me lo informaron.- Se puso de pie y rodeo el escritorio hasta llego a mi lado. -Que te parece?.-

-Me parece espléndido.-

-Entonces así lo haremos, que harás esta noche.- Se sentó sobre el escritorio.

-Me parece que no tengo ningún plan por ahora.-

-Bien!!, Pues ahora lo tienes, iremos a ese antro gay que tanto he querido ir pero no se me presentaba la oportunidad.- Me sonrió.

No pude rechazar la invitación, al fin de cuentas, ser amigo de la esposa del dueño me trairia muchos beneficios. Al terminar me fui directo a la cancha donde todo ya había terminado y Zero estaba sentado solo en las gradas.

-Que es lo que pasó?.-  Pregunté.

-Lo mismo de la vez pasada, al perecer se empeñan en que haga lo que ellos dicen.- Estaba molesto.

-Se que lo que te voy a decir te puede molestar pero era necesario.- Me quedé en silencio mientras decidía si decírselo. -Mientras estabas entrenando fui a hablar con el dueño del equipo, y aunque él no estaba, me encontré a su esposa y arregle el problema.-

-A que te refieres?.- Su mirada se tornó extraña entre enojada e interrogante.

-Ella se encargará de que no te dejen fuera de los juegos y de que la riña que los jugadores contra ti se acabe.-

-Osea que fuiste como una mamá molesta porque no dejan jugar a su hijo.- Se puso de pie, estaba demasiado molesto. -Solo empeoraste las cosas, espero te sea cuenta de esto.- Tomo su maleta y antes de irse me miró a los ojos. -Yo puedo arreglar mis problemas solo sabes.-

-Yo solo quería ayudar, no me parecía justo lo que estaba pasando.-

-Pues espero y ahora ya lo estés.- Sabía a dónde iba la conversación. -Pero de ahora en delante prefiero que solo arregles mis finanzas y no vengas a los entrenamientos.-

Me quedé callado mientras él se alejaba.

Sombra de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora