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Ilusiones ya desvanecidas.
Me resistí sabiendo que esto pasaría
Y ahora profano tu nombre,
Quizás confundida,
Por el cielo, la noche y luz reflectante.
Todo era amarillo y ahora es gris.
O quizás nunca lo fuese y siempre lo hubiera sido.
Solo tu tienes la llave, la espada y la flecha.
Cupido no fallaba, pero nada es infinito,  y ahora solo quedan restos de lo que fue nuestra efeméride.
Que ahora recojo, como oro puro
Hecho pedazos.
Como mi alma que está rota y agotada.

Alejada de palabras y de tu mirada.
Ahora no me digas nada.
Decide si amarrarme o alejarme,
Pero deja de dañarme,
No sabes lo que duele la impotencia
De ver hecho todo y a la vez nada.

Cartas anónimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora