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Comienza el verano y en mi cabeza hay miles de planes, quiero hacerlos todos,  quiero pasarme un verano como nunca me lo haya pasado,  sin embargo, me doy cuenta de que tengo muchos imposibles,  de que sigo siendo pequeña y a la vez grande. De que soy como un peter pan con alma de wendy y aspecto de niño perdido.

Y es que, mi culpa está por encima de mi autoestima y me doy cuenta de que no todo es oro lo que reluce y que la vida se consume rápido, sin poder pararle los pies,  aunque ahora,  se haya ralentizado un poco.

Cartas anónimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora