—¡Montgomery!
Sandra volteó hacia el llamado apenas lo escuchó, divisando al dueño de aquella llamada de atención saliendo del elevador que apenas abría sus puertas metálicas. Explotó la goma de mascar una última vez antes de envolverla en un pañuelo desechable y echarla a la basura, todo esto justo antes de que el ojiverde se plantara frente a ella con el ceño fruncido.
—Buenas noches para ti también, Styles —Le contestó, mirándolo con los brazos cruzados y los labios rojos apretados; su bolso colgando de su hombro—. Más vale que sea bueno lo que vayas a decirme porque estaba a punto de irme.
—Es bueno, créeme —Confirmó el alfa, mirándola fijamente—. ¿Recuerdas ese viernes de diciembre en que Katherine vino a visitarte aquí a la clínica?
—Oh, por supuesto. Como no recordarlo... —Se quedó pensativa mirando al techo con una sonrisita traviesa. Con eso, Harry lo confirmó.
—¿En serio tuvieron sexo en mi consultorio? —Cuestionó, viéndose ofendido—. ¡Sandra!
—¿Qué? —La ojimarrón se carcajeaba con gracia, riendo con más fuerza cada que veía la expresión del rostro de su amigo—. Es inevitable estar con ella en un lugar privado sin hacer cosas sucias.
—¡Me dijiste que iba al baño! —Exclamó el rizado, viéndose molesto—. Como está embarazada y estaban en mi piso ofrecí mi baño pero no para eso. Ni siquiera yo follo en mi consultorio, joder. —Soltó exasperado.
—Wow, wow, wow, está bien, cálmate —Le dijo Sandra, haciéndole un gesto con ambas manos—. No es para tanto, Harold. Ese día ya te ibas y me dejaste la llave para cerrar y lo hice, solo que tal vez antes hice algunas cosas con mi chica, pero nada grave. No tocamos tus extraños instrumentos ni tu preciado escritorio. —Rodó los ojos.
El alfa resopló.
—Está bien, lo siento, yo solo... agh —Se apretó el puente de la nariz—. Me siento muy ofendido.
Sandra rió.
—¿Por qué? ¿Acaso es porque Katherine y yo estrenamos tu oficina?
El rizado negó, inevitablemente saliéndosele una risita.
—No es eso —Se cubrió la mitad de su rostro con una mano, cansado—. La vez pasada un paciente tuvo un accidente y, buscando algo que pudiera ayudarlo en uno de los cajones, encontré esto —Extrajo de su bolsillo las panties, extendiéndoselas perezosamente. Sandra las tomó—. Se las ofrecí y él las aceptó, no hubo ningún problema. Hoy fue su segunda cita y me las devolvió, pero me dijo algo que me hizo sentir mal.
—¿Qué te dijo?
—Que no era muy profesional que follara en mi área de trabajo. —Suspiró, sintiéndose ofendido nuevamente de solo recordar su aguda vocecita. Aguda y linda vocecita.
—¿Y por qué te ofende? Ni siquiera lo hiciste, fue solo un malentendido y no tienes que dar explicaciones de lo que haces en tu maldito consultorio. —Expresó la de pelo marrón, restándole importancia al asunto.
—Lo sé, pero es que, no lo sé —Suspiró—. Es la primera vez que le tomo relevancia a algo que tenga que ver sobre mi ética profesional. Es decir, yo sé que no hice eso ni lo haré, me conozco. Me ofende que me haya dicho eso incluso si sé que no es verdad.
La alfa levantó una ceja, mirándolo con curiosidad. Los brazos cruzados sobre su pecho terminaban la imagen.
—¿Estás seguro de que es ofensa, o simplemente estas actuando como un imbécil que no quiere que ese paciente piense cosas sobre ti? —Se acercó a él, viéndolo de pies a cabeza con seriedad. Entrecerró los ojos—. Muy bien, ¿Quién es?
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El urólogo || L.S. (Omegaverse)
Fiksi PenggemarLouis es un pequeño omega que ha estado teniendo complicaciones con sus últimos celos: fiebre excesiva, ganas de vomitar, cólicos inmensos y demás síntomas. Su madre, Jay, preocupada por su hijo, le aparta una cita en el urólogo con el doctor Harry...