Capítulo 23

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Flash Back

Estaba frente a la puerta. Ni Cathy, ni Ova se habían animado a entrar por lo que el único que quedaba era yo y no me molestaba hacerlo. Quería terminar con esto de una vez por todas.

Agarré la manija y la sentí fría bajo la palma de mí mano, al entrar un escalofrío recorrió mí espina dorsal. Me acerqué despacio a la mesa que estaba ahí y me paré para mirarla.

Todo coincidía cuando nos dieron las características. Color de pelo, altura, algunos tatuajes, todo. Habían dicho que la habían encontrado en una casa abandonada a unos kilómetros de acá. Al parecer el que la secuestro había huido no sin antes quemar el lugar.

Con ella adentro.

No la pudieron reconocer ya que llegaron un poco tarde y su cara ya estaba completamente destruida por el fuego al igual que varias partes de su cuerpo.

Quedaba en mí saber reconocer si ella era mí Ori o si estaban equivocados.

Tomé con cuidado la sábana blanca que cubría el cuerpo y la tiré para abajo. Mis ojos se llenaron de lágrimas al verla.

Miré cada parte. Desde la cabeza hasta los pies. Todo.

No lo dudé un segundo y salí a paso rápido de ahí. En el pasillo me esperaban mí familia y la de Ori.

Apenas crucé la puerta noventa pares de ojos se posaron en mí. Miré a todos y cada uno de ellos.

-¿Y? - me preguntó Titi desesperada.

Todos esperaban mí respuesta.

Solté todo el aire que tenía contenido en mis pulmones y hablé.

-No es Oriana.

Fin del Flash Back

Desde entonces pasó otra semana más. La búsqueda continua, ya que al no ser ella la del cuerpo quemado, las esperanzas todavía están.

Son pocas, pero están.

Si me preguntan que pienso, la respuesta es nada. Si, no pienso nada.
Luego de más de cuatro meses sin tenerla lo único que quiero es encontrarla. Preferentemente viva.

La desesperación crece concorde cada segundo pasa y siento que muero de a poco. Estoy hecho un zombie que solo respira y con suerte come.

Mí familia me obligó a irme a vivir con ellos porque si seguía solo iba a morir. Ellos están preocupados por mí, todos están preocupados por mí.

Decidí que iba a cambiar. Ya no iba a ser ese idiota que sale a boliches, no.
Ya no iba a emborracharme y cogerme minas, no. Iba a intentar volver a vivir, vivir por ella.

Sé que Oriana quiere que no me deprima, que vuelva a ser el que soy. Y lo voy a hacer. Y si la encuentro voy a vivir con ella. Y sino, voy a tener que aprender a vivir sin ella.

El teléfono me saca de mis pensamientos. Me levanto con pereza de la silla y atiendo.

- ¿Hola? - pregunto adormilado.

- ¡JULIÁN! - Dice la voz de mi cuñada. Por su tono me doy cuenta que está llorando. Pero no de tristeza, de alegría.

- ¿Titi? ¿Qué pasa? - pregunto inseguro mientras una mini esperanza empieza a crecer adentro mío.

- Julián acaban de llamar al 911 - dice calmándose un poco - Llamó alguien desde un número privado. Llamó ella Julián, era su voz - y se larga a llorar.

- ¿E- estás segura? - la mini esperanza ya está del tamaño de la casa.

-Si Julián. Llamó y dijo " Soy Oriana Sabatini, estoy secuestrada no sé bien donde pero necesito que me vengan a buscar ¡ya! Por favor" - dice rápido por la emoción - escuché el audio más de cuarenta veces, ¡Es ella, es mi hermana! - y vuelve a llorar.

- ¡V- voy para allá! ¡¿D-dónde estás?! - estoy alterado. Mis manos tiemblan y sudan.

- ¡En la estación de siempre Julián! En la de siempre - sonrío y empiezo a correr escaleras arriba.

En el camino me encuentro a mí mamá que me mira raro. Desde que llegué con suerte les decía "si" "no" y ahora sonrío y corro, pero es que ¡ES ELLA!

- ¿Juli, estás bien? ¿Qué tenés? - me pregunta preocupada pero yo no puedo dejar de sonreír.

- ¡La encontraron, la encontraron! - repito como un disco rayado y ella solo sonríe.

- ¿De verdad? - su sonrisa es grande por la emoción.

- ¡Si, la encontraron! - vuelvo a repetir y le doy el teléfono para que Titi se lo explique mientras yo me cambio a la velocidad de la luz.

Salgo de mí pieza, agarro mí celular, mis llaves y sin saludar ni nada salgo directo hacia la estación de policía

Oriana me está esperando.

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