Capítulo 45

555 27 0
                                    

Entro a la habitación tratando de hacer el menor ruido posible. Veo a mis dos bebés acostados y dormidos con sus cuerpitos tapados por la frazada que les tejió su abuela.

Salgo con una sonrisa que nadie me la va a borrar el día de hoy. Llego a la cocina y ya está mí hermana esperándome con el desayuno.

- Por fin despertaste morza - me dice riendo.

- Hoy es mí día así que shh - en ningún momento dejo de sonreír.

- ¡No puedo creer que hoy te casas! ¿Tan rápido pasó todo? - pregunta sonriendo mientras pone un platito chiquito en la mesa con tostadas dentro.

- ¡Si, yo tampoco lo puedo creer! Parece que fue ayer cuando me empezó a acosar por instagram el pervetido - contesto riendo.

- ¡Bien que te gustaba el pervetido eh! - me señala con el dedo.

- Obvio, y me sigue gustando.

Desayunamos entre risas y anécdotas de cuando éramos chicas. Ella me hace olvidar que no veo a mí prometido desde ayer y de los nervios de saber que hoy me caso. Siempre quise esta vida desde chica, soñaba con un hombre que me amara y una hermosa familia y ahora que se está cumpliendo mí sueño, simplemente lo considero irreal.

Ya pasaron dos semanas desde el accidente. Los policías encargados en el caso de Marcos revisaron las cámaras de seguridad y vieron que el auto que chocó a Julián era uno con vidrios polarizados y sin patente. Nos aseguraron que seguirían investigando.

Siempre lo mismo.

Durante la primera semana estuve atenta a todo, al cruzar la calle, al salir de compras, y más con mis hijos, al ir al gimnasio, a todo. Se podría decir que durante esos siete días la paranoia fue mi mejor amiga pero después logré calmarme con la ayuda de todos y por el bien de todos.

La segunda semana me dediqué total y plenamente a los planes de mí casamiento junto con la ayuda de mis amigas. Terminamos por elegir el vestido y el los de mis dama de honor. Lo demás se habían ocupado, gracias a Dios, mí mamá y mí suegra.

- Bueno anda a bañarte que dentro de un rato llegan las chicas y nos empezamos a preparar - dice sonriendo mientras levanta las tazas, ahora, vacías.

- Ok - le hago caso y entro a mí habitación. Elijo la primera ropa que veo al abrir la puerta del placard y entro al baño. Mientras me desvisto me pongo a pensar en lo feliz que puede llegar a ser una persona si solamente se lo propone.

Me tardo más minutos de los planeados mientras me enjabono bien en todas partes y sonrío a cada recuerdo que aparece en mí mente con Julián. Al cabo de unos veinte minutos salgo con una bata blanca y una toalla en la cabeza.

Me cambio y salgo al living donde una colorada, una rubia y una castaña me miran sonrientes.

- ¡Estás tan linda! - exclama Valen.

- Estoy igual a todos los días - me encojo de hombros.

-¡Pero hoy te casas! - continua Jenny.

- ¡Pero todavía no me empecé a preparar, estoy igual a todos los días! - digo sin entender que me ven de diferente.

- ¡Pero el hecho de que te cases hace que te veas más linda de lo normal! - termina de explicar mí hermana.

- Boe, ponele. ¿Empezamos? - pregunto ansiosa.

- ¡Siii! - exclaman las tres a la vez como nenas chiquitas.

Me paso la tarde entre cremas, maquillajes, risas y llantos de mis bebés por los gritos de las tres locas.
A mitad de la preparación ellos ya están sentados en la cama entre nosotras.

- Sacate eso y ponete este - ordena Valen señalando mi corpiño. Yo asiento y me encamino al baño - ¿A dónde vas?

- Al baño, dah - digo obvia.

- Cambiate adelante nuestro ¿O te da vergüenza? - pregunta riendo mí hermana.

- No quiero ni que mis amigas ni que mis hijos me vean en tetas, gracias por la invitación igual - digo lo último con notorio sarcasmo.

- Yo tampoco que te quiero ver en tetas eh - exclama esta vez la colorada.

-Gracias por apoyar - chocamos los cinco y yo entro al baño riendo. Me cambio como me dijo Valen y vuelvo a salir - ¿Y?

- Te queda de diez - dice la rubia - ¡Ahora a empezar a cambiarte! - grita emocionada.

Me empiezan a poner el vestido parte por parte, es grande y amplio, pero hermoso. La tela blanca pega a la perfección con mí piel y me siento muy bien al verme al espejo ya vestida. Ellas siguen con sus vestidos mientras yo me ocupo de cambiar a mis bebés con unos lindos trajes negros que les compramos con Juli.

Cuando estamos listas me sonríen nerviosas.

- ¿Ya estás? - pregunta la colo.

-Creo que si.

- Hoy es tu día gorda - susurra Valen emocionada.

- Gracias por estar conmigo, de verdad - digo sincera.

- Siempre vamos a estar y lo sabes - me responde ahora mí hermana y, como podemos, nos abrazamos entre las cuatro.

Después de unos quince minutos llega la limusina que mí prometido insistió en contratar. Nos subimos todas juntas con Lucas y Franco y partimos a la iglesia. En el trayecto yo no dejo de jugar con mis manos nerviosamente.
Al llegar ellas bajan primero con mis bebés en brazos y yo lo hago última.

Una mano aparece por la puerta antes de que baje y sonrío al saber de quién es.

- ¿Estás lista? - pregunta sonriendo.

- Si - susurro incapaz de hablar más fuerte.

- Te amo, ¿sabes? Y por más que tengas hijos y un esposo siempre vas a poder contar conmigo para todo. Seguís siendo mí nena cómo Titi.

- Ya lo sé, yo también te amo. Gracias por todo papá - susurro abrazándolo. Nos acomodamos frente a las puertas y cuando se están abriendo, de manera lenta, me siento morir de felicidad.

InstagramDonde viven las historias. Descúbrelo ahora