Capítulo 37

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Siento mí corazón latir con fuerza tratando de encontrar una explicación lógica a lo que Ezequiel me acaba de decir.

- No lo puedo creer - suelta mí novia con rabia - Es una hija de re mil puta, seguro quiere más droga - se que está enojada y dice eso sin pensarlo ya que nunca atacaría a una mujer con un tema tan delicado. 

- Oriana - le digo con tono severo para que deje de hablar.

- ¿Oriana qué? ¿La vas a defender? Seguro a cambio de la cocaína lo ayuda a torturarme - sus ojitos se cristalizan.

- Estamos investigando. La estamos intentando localizar pero no responde y en la casa la familia dice que no saben dónde está.

- ¡Mienten! Mienten para cubrirla, es eso obviamente - vuelve a hablar demostrando su desesperación. Me mira - ¿No pensas decir nada?

- No creo que lo haya visitado para algo malo - susurro.

- ¡¿QUÉ ACABAS DE DECIR?! - termina por explotar - ¡¿VOS TE DROGAS O QUÉ?! ¡OBVIO QUE LO VISITO POR ALGO MALO, LO VISITO PARA AYUDARLO A CARGARNOS LA VIDA!

- Oriana, yo la conozco mejor que vos, ella ya no es la misma, ¡de verdad cambió! - elevo un poco mí tono de voz.

- ¿Qué me estás queriendo decir? ¿Qué soy paranoica? ¿Qué estoy loca? - me mira con rabia - ¡Dios! ¡No puedo creer que defiendas a tu ex novia antes que a la madre de tus hijos y futura esposa!

- Nunca te propuse matrimonio - susurro por lo bajo intentando que no me escuché, ¡gran error!

- Ah, bueno - su voz se quiebra y baja la mirada - Eze llámame si tenés más noticias - y sin decir más sube las escaleras y pega un portazo.

- No quiero decir esto pero.. te acabas de mandar la cagada de tu vida. Si te perdona tenés suerte - me dice él y yo lo miro con bronca. Suspira - Lo mejor va a ser que me vaya, suerte con eso - me señala con la cabeza las escaleras y yo solo asiento cabizbajo. Sale por la puerta.

Suelto un suspiro larguísimo antes de encaminarme a las escaleras. Arrastro mis pies con la intención de no llegar nunca a la habitación y no encontrarla así por mi culpa. Cuando estoy frente a la puerta vuelvo a suspirar.

Largando todo el aire de mis pulmones abro la puerta con cuidado, mí ceño se frunce ante lo que veo. Un bolso en la cama con un poco de ropa de Oriana y otra ropa tirada por toda la habitación.

Desde le baño escucho la ducha y por un momento tengo ganas de meterme con ella, pero recuerdo la cagada que me mandé. Mí corazón empieza a palpitar con fuerza al pensar que ella tiene la intención de irse de mí vida. No lo podría permitir ni soportar.

Sale del baño sin mirarme, ya vestida. Me doy cuenta de que de verdad está enojada porque siempre sale del baño con solo una toalla para poder cambiarse en nuestra habitación y, si estoy yo, dar un espectáculo para mis ojos.

- Ori - susurro y al no obtener respuesta la agarro del codo. Se suelta al instante.

- No me toques - susurra y noto su voz quebrada, puedo apostar que tiene sus ojos rojos de tanto llorar

- Sabes que no quise decirlo, soy un pelotudo - ella para de armar su pequeño bolsito y se da vuelta.

- Si, lo sos - noto que estoy en lo correcto al ver sus ojos todos rojos - No puedo ni siquiera comprender que mierda pasaba por tu cabeza en ese momento.

- No importa, no pensé y estoy completamente arrepentido.

- Pensé que me amabas, pensé que íbamos a formar una gran familia, juntos y casados - suspira - Pero veo que soñé muy alto y vos no tenías las mismas intenciones que yo.

- Pero... - me interrumpe.

- No te estoy culpando, ni nada, bueno en parte si te estoy culpando - solloza - Pero creo que yo también tengo la culpa al ilusionarme cuando vos no me diste razones para hacerlo - finaliza.

- Pero yo si me quiero casar con vos, lo dije sin pensar, por dios Oriana no te vayas, no salgas de mí vida porque no lo voy a poder soportar, quiero formar una familia con vos y solo con vos - digo completamente desesperado.

- No sé si voy a salir de tu vida porque yo tampoco lo soportaría, solo voy a ir a pasar la noche en lo de mis viejos, necesito pensar y estar sola - me mira a los ojos después de mucho tiempo - Me voy a llevar a Franco y Lucas.

- Ori, duermo en el sillón si querés, pero no te vayas te necesito. Los necesito.

- Es solo por hoy Julián, mañana vengo y hablamos, pero hoy necesito pensar - dicho eso agarra su bolso y sale de la habitación.

Reacciono a los pocos segundos y salgo hacia el pasillo, la encuentro al final de la escalera abriendo el carrito y poniendo a nuestros hijos.

Sin mirarme se dirige hacia la puerta pero antes de que pueda cruzar, la agarro del brazo y la apego a mí pecho.

- Por favor - susurra pidiéndome que la suelte.

- Que te quede claro una cosa y solo una. Yo te amo a vos y solamente a vos, nunca amé a otra persona y nunca tuve tantas ganas de formar una familia con otra mujer. La defendí porque me cuesta creer que ella nos quiera arruinar la vida, nada más.

- ¿Te cuesta creer? - pregunta un poco incrédula - Todavía te cuesta creer, genial - termina saliendo sin mirarme y me quedo como pelotudo mirando la puerta sintiendo el vacío de la casa y de mí vida.

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