Capítulo 27

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Después de nuestra siesta Julián dijo que tenía que hacer algo, no me quiso decir que y tampoco quise insistir. Desde lo del secuestro él se está ocupando de todo y quizás no me quiere decir porque tiene algo que ver con eso y no me quiere preocupar.

Yo me quedo en mi cuarto ordenándolo un poco. Tenía todo hecho un desastre. 

Después decido ir a comprar algo para comer porque en la heladera no hay nada. Bajo las escaleras y no me encuentro con nadie de mi familia así que salgo dejandoles una notita. Llego a la verdulería y escucho mi nombre.

- ¡Oriana! - dicen a mis espaldas. Yo me doy vuelta y me encuentro a Valen.

- ¡¡Amiga!! - la abrazo - ¿Como estás?

- Todo bien ¿y vos? ¿Cómo vas con este poroto? - toca mi vientre.

- ¿Poroto? Ya no tiene nada de poroto, está re grande no sé cómo no rompo la silla al sentarme o algo.

- Jajajaja ¿Y? ¿Ya sabes que es?

- No, me hiciste acordar, tengo que sacar turno para ir.

- ¿Todavía no fuiste? - pregunta extrañada.

- Estuve secuestrada, dah - digo como si fuera lo más normal del mundo; al menos intento tomármelo con un poco de "gracia" sise puede decir. 

- ¡Ah mal! Perdón soy una boluda. ¿Julián? ¿Cómo está con la noticia?

- Ya lo conoces, está re contento, siempre quiso ser papá. ¿Vos? ¿Con Agus? ¿Cómo vas?

- ¡Ay! ¡El otro día me invitó a una cita, vamos a ir este viernes al cine y a comer! Dijo que me quiere decir algo - le brillan los ojitos.

- ¡¡Ayy!! ¡No me digas que te va a pedir que seas la novia! Me mue, me mue - digo emocionada.

- No se, ojalá - le suena el celular. Mientras ella responde la llamada yo pago por las verduras y espero a que termine - Me tengo que ir pero estamos en contacto eh.

- ¡De una! Después nos vemos Valen, chau - en vez de volver a mi casa me voy al departamento de Julián en el que tengo muchas de mis cosas y le mando un mensaje para avisarle.

Al llegar pongo todo en la heladera y llamo a los consultorios médicos. Pido cita con el obstetra de mi mamá y me dan para el jueves, estamos a martes, así que no falta nada.

Después empiezo a cocinar la cena, algo simple. Cuando termino dejo todo en la mesa, porque Julián todavía no llega, y me pongo a ver una película en Netflix.

La película termina después de dos horas y Julián todavía no llega, le mandé mensajes, lo llamé, le grabé audios pero no me contestó nada. La comida ya esta fría y yo no tengo hambre así que la pongo en la heladera y me dispongo a esperarlo.

Después de treinta minutos llega, son las diez de la noche y se fue a las siete de la tarde. Entró tratando de no hacer ruido como para no despertarme pero cuando se dió vuelta y me vió casi le agarra un ataque.

- ¿Dónde estabas? - pregunto.

- Haciendo cosas, ya te dije - se nota nervioso.

-  ¿Por qué no me atendiste en ningún momento?

- Me quedé sin batería.

Nos quedamos en silencio unos segundos. Él mirándome, yo pensando que más preguntar.

- Te traje chocolates y helado - levanta una bolsa.

- ¡¡Ayyy!! La puta madre ¿por que sos tan lindo? - agarro la bolsa y empiezo a comer - Estás perdonado, pero me preocupaste.

Se sienta a mí lado y me abraza.

- Perdón, fue sin querer - me da muchos besos.

- No estuviste engañándome, ¿no? - digo en tono de burla riéndome. Pero Julián no se ríe, se queda callado y se rasca la nuca nervioso - ¿Julián?

- ¿Mi amor? - retruca.

- ¿Me engañaste?

-N-no - tartamudea.

Mis ojos se llenan de lágrimas, tiro todo al piso y me paro.

- Ya entiendo, Marcos tenía razón, me cagaste cuando estuve secuestrada y ahora también.

- ¿Qué? - se paró - Nonono, no te engañé.

- ¿Ah no?- pregunto irónica-  ¿No me cambiaste por una más flaca, con buen cuerpo?

- Para que si te tengo a vos.

- ¿A mí? Estoy hecha una ballena Julián y lo peor es que tengo tu hijo dentro.

- Ori- se intenta acercar.

- ¡Ni se te ocurra acercarte! ¡Te odio, me mentiste! Sos una mierda.

Salgo corriendo y me encierro en la habitación mientras lloro.

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