Prólogo

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¡Lo sabía! ¡Maldita sea! ¡Yo lo sabía! Y es que lo mato, ¡yo mato a Matías Licea! No le bastó con hacer que me perdiera el Lago de los Cisnes cuando Greta iba a interpretar a Odette dejándome plantada, ¡no! Yo sabía que esa mentira de que me eliminó de Facebook «por error» al tratar de ver nuestra amistad tenía algo que ver con... Puta madre. ¿Cómo se supone que debes reaccionar cuándo terminas una relación de cuatro años por WhatsApp? Porque ni siquiera tuvo los huevos para cortarme en persona.

Claro, siempre era más fácil hacerme ghosting y que yo me encargara del resto. Porque así es Mr. Matías Licea, siempre huyendo para facilitarse las cosas. Pero, ¿en verdad creyó que no me iba a enterar que me dejó por otra?

Bueno, ¿y ahora qué se supone que sigue?

Opción A: Maldecir mil veces su nombre mientras te deshaces de «la caja», porque estás tan pero tan enojada que no soportas ver todo aquello que acumulaste durante los cuatro años de relación.

Opción B: Encerrarte en tu auto para llorar sin control en soledad, en un escenario más dramático que una serie para adolescentes de Netflix.

Opción C: Stalkear a la tercera en discordia mientras esperas en el estacionamiento de tu plaza comercial de confianza a que llegue su mejor amigo para platicar del tema.

Opción D: Todas las anteriores en un solo día.

¡Ay Anette! Si hubieras sabido lo que te esperaba cuando tomaste tu celular para mirar el news feed de Facebook hoy por la mañana. 

Solo te quiero para mí  [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora