Eit

6K 782 519
                                    

— ¡Yapo, suéltenme pacos culiaos! – Exclamó el princeso.

Jimin no podía creer lo que veía. Los señores carabineros de nuestra nación, habían entrado a la fuerza al no obtener respuesta del interior. En ese mismo momento Jimin y Yoongi peleaban de donde chucha esconder las drogas. Terminando estás en el bóxer del pelinegro cuico.
Definitivamente no sabe que chucha pensaba Yoongi al llegar y meter los bolsitas dentro de su ropa interior sin permiso, pero gracias a Santa Teresa de los Andes no lo habían revisado para nada. Sin embargo, cuando justo hablaba con el paco rico que lo estaba interrogando, y el cual no disimuladamente le pidió el número, cuatro más ya se estaban llevando al rubio oxigenado a la van policial.

Y ahí se encontraban. Diez de la noche en la comisaría intentando sacar a Yoongi.

— Pero señor...él no estaba haciendo nada, lo conozco y no tenía ninguna intención de delinquir en mi hogar. – Habla bonito el pelinegro de ojos azules, pese a que las últimas dos veces ya se habían negado a soltarlo.

— Ojitos, sácame de aquí...– Lloriquea Yoongi desde la celda, aferrando a los barrotes de esta. Hace tiernos pucheros que le hacen querer comérselo a besos, pero primero debe encontrar la forma de sacarlo de ahí antes de que sus papás cachen que no están en la casa y más encima que Yoongi rompió una ventana. Al menos había dejado a Taehyung arreglando un poco la cagaita del rubio.

— ¿De verdad tiene que pasar la noche aquí? De verdad, se lo juro por mi abuelita que no es alguien malo. – Dice cual actor de Tvn, mostrando sus mejores dotes para que me suelten y no manchen su historial de antecedentes.

— Mi teniente. – Llega repentinamente el paco wacho rico, con su pose más rígida que el pico de Yoongi al ver a Jimin. – Le llaman de la Comisaría número 58, al parecer hubo un coche en un cruce y se dieron a la fuga.

— Está bien, te quedas a cargo de este. – Dice el viejo hombre mientras apunta a Yoongi que sigue berreando desde la celda.

El teniente los deja solo en el pequeño cuadro que hace de recepción, junto a las celdas y Jimin no tarda en ponerse en pose coqueta. De alguna forma tendría que sacar al flaite y tenía la leve impresión de que ese paco también le tenía ganas.

— Señor carabinero~ – Canturrea cual maraca con voz chillona, batiendo las pestañas con rapidez. – ¿Qué debo hacer para que suelte a mi amigo? – Pregunta haciendo luego un puchero que hace sonreír al joven oficial y a su vez logra molestar a un poco al rubio cuando escucha la palabra "amigo". Bien, lo habían mandado a la friendzone.

El joven de no más de veinticinco años sonríe coquetamente y se acerca poco a poco, hasta tocar  con delicadeza la barbilla de Jimin con sus dedos. Lo hace levantar la vista, enseñando sus preciosos ojos color zafiro oscuro y tiene que aguantarse la ganas de plantarle un beso, porque dios, estaba muy rico como para no aprovechar la oportunidad.

— Ehh...Jimin, ¿Eskiusmi? Sigo acá. – Habla Yoongi desde su celda, provocando que se separen pero que sigan ignorándolo.

— ¿Cuál es tu nombre?

— Jimin.

— Quizás...– Sonríe. – Si me das tu número, puedo dejarlo ir. 

El pelinegro suelta un gritito de felicidad, lanzándose a los brazos del carabinero solo para toquetearlo un poco. Le da su número aún cuando Yoongi le grita que le cortara la pichula y que le dará azotes. Se sonríen por bastante rato, hasta que finalmente el rubio flaite es liberado con una simple advertencia. Jimin agradece al oficial, que ahora sabe que se llama Dan y salen de la comisaría.

— ¡Hey, espérame! – Le grita el cuico al flaite, cuando este sale poco menos que corriendo del lugar como si le quemara estar ahí. – ¡Yoongi!

— ¡No me habli' culiao'! ¡Te lo estabas joteando, hueon! ¡En mi cara! – Dice enfurecido, caminando por las tranquilas calles de las condes mientras se dirigen hasta el hogar de Jimin. Al menos no estaban tan lejos de la casa, por lo que fácilmente podían ir caminando.

— ¡Pero lo hice para que te soltaran! – Lloriquea desde atrás, sintiéndose frustrado por su culpa y por lo rápido que camina.

Yoongi se da la vuelta con brusquedad, provocando que Jimin choque con él y casi se saque la chucha si no fuera porque lo sujeto. Lo toma fuertemente de la cintura y antes de que el menor pueda decir algo, sus bocas se encuentran con fuerza.
La lengua de Yoongi busca con desesperación la de Jimin, encontrándola tímida en su cavidad bucal. El pelinegro tarda un poco en reacción al repentino beso, pasando sus manos por el cuello del rubio, solo para atraerlo más a sí mismo. Los chasquidos del húmedo beso, resuenan por la calle y hace que la temperatura empiece a elevarse en sus cuerpos.
Yoongi va empujando lentamente, hasta el pelinegro termina con la espalda pegada contra una muralla sin dejar de besarse con calentura, en un lugar donde el poste de luz no llegaba a alumbrar del todo bien.

Bien, se lo había llevado a lo oscurito. Estaba claro lo que iba a pasar.

— Y-yoongi...espera...– Jadea entre besos, al sentir las manos del rubio sobre su cuerpo, manoseándolo por completo. Mierda, esas manos lo estaban calentando mucho. – Y-yoongi...

— ¿Qué? – Responde con la voz ronca, alejándose un poco del menor para ver su hermoso rostro.

— N-no podemos hacer...eso. – Susurra tímidamente, con las mejillas encendidas de un rojo furioso.

— ¿Qué cosa? – Sonríe lascivo, mordiendo poco después su labio inferior antes de volver a poner las manos en el trasero de Jimin. – ¿Esto...? – Lo aprieta sacándole un agudo gemido, que va directo a sus erecciones. – ¿O esto...? – Dice y frota sus pelvis para que la fricción termine por endurecerlos aún más.

Jimin está que se quiere morir. Estaba horriblemente caliente y quiere que se lo culeen ahí mismo en la calle, para que todos los vecinos lo escuchen gimiendo el nombre de ese rubio ordinario. Más justo cuando planea dejar de negarse a el coqueteo de Yoongi, recuerda porque no había estado yendo a clases.

— N-no podemos...– Vuelve a decir con un hilo de voz.

— ¿Por qué?

— P-porque no.

— ¡Yapo! Explícate bien po, ojitos. – Suelta ya comenzando a enojarse el rubio.

Jimin ya no aguantando que lo presione de esa manera, termina gritando a todo pulmón el porqué de todo.

— ¡ESTOY CON CAGADERA, PESAO CULIAO! – Grita indignado, sintiendo que la poca dignidad que tenía a muerto ahí.

Yoongi tarda un poco en procesar lo que sus oídos han escuchado, explotando en carcajadas poco después y tiene que afirmarse de Jimin un momento, al sentir que escupirá un pulmón por las fuertes risotadas que salen de su boca. El pelinegro lo golpea y se va enfurecido por su reacción, dejándolo solo mientras sigue cagándose de la risa.

Bien, quizás no había logrado remojar el cochayuyo pero definitivamente aquel cuico hijo de mami, le gustaba mucho como para ser solo un simple revolcón.

Sí, señores y señoras, Min Yoongi tenía sentimientos. Y lamentablemente, Jimin aún no se daba cuenta de sus verdaderas intenciones.











~

A veces escribo weas y otras veces esto XDDD
Me salió todo cursi el final, q wea

Ponte vio' | YM [Chilensis] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora