“No tenía una vida perfecta, nadie tiene una vida perfecta. No es la base del dinero, no era la base del material… Quizás era el amor todo lo que yo necesitaba, pero tanta humillación, tanto no creer en mi afecto demasiado la situación pero luego corría hacia ellos y esa sensación de no encajar, de no saber quién soy. Desaparecía. No era algo que ellos hayan dicho o hecho era la sensación que venía junto a ellos, la sensación de paz. A mi edad, me había dado cuenta de muchas cosas, una niña que creció demasiado rápido, una niña a la que le costaba seguir pero era recompensado con todo el amor del mundo.”
Continuación “_____”:
Estarás bien, me repetí internamente. Solo es un cambio no cambio de vida, me convencí. Papá llegaría en cualquier momento y yo estaba aún haciéndome la típica cola de caballo pero mi cabello salía de los bordes y eso me desesperaba, cuando por fin lo logre sonó el teléfono de la casa. Me apresure hasta el pero mamá fue más rápida.
- ¿Hola? – Dijo en tono obstinado sabiendo quien era. – Ah… Robert, si aquí esta. – Me mira dedicándome una sonrisa. – Ya está lista ¿Ya vienes? – Ella espero. – Bueno te esperaremos en la entrada. – Y este tranco dejando el teléfono en la mesita de madera alado de los muebles de color mostaza.
Y así era, la distancia entre mis padres era casi despreciable pero debía de algún modo u otro respetarlo. Mi madre, Verónica era tierna en cierto punto pero muy dramática y gritona pero era bueno vivir con ella, una vez que te acostumbras a ella claro.
- ¿Tienes tu bolso listo? – Dijo ella sacándome de mis pensamientos.
- Ya va. – Me devolví a mi cuarto y metí mi cepillo tanto de dientes como de cabello en el bolso, lo tome y me lo coloque guindándolo como una mochila a mi espalda. Me mire en el espejo, caso perdido fue el único pensamiento que me paso por la mente. Salí de la habitación y me encamine hacia donde mi madre ya esperando con la puerta abierta para mí.
Nos dirigimos al ascensor y ya al estar dentro, mamá empezó de nuevo con lo que no termino ayer por la noche.
- ¿Cepillo? – empezó.
- Listo. – Rodee los ojos.
- ¿Ropa interior?
- Puesta y empacada.
- ¿Crema del cabello?
- Echada y guardada.
- ¿Suéter?
- ¿En serio? – Le dije con ironía.
- Hace frio.
- En este estado casi siempre hace calor. – California no era de esperar.
- Es por si acaso, el hecho de que tengas doce tú no te mandas sola jovencita. – Me metió un mechón de pelo detrás de la oreja.
- Vale mamá, no te pongas de los nervios que estoy bien. – El ascensor Se abrió y salimos.
- Sé que estas bien, mi terror seria que no. – Sus ojos se ablandaron. – Saludo a Robert de mi parte. – Dijo con resignación. – Y al pequeño Justin y a la linda Valeria.
- Mamá Justin tiene quince no diez. – Le recordé.
- Lo sé pero aún recuerdo cuando peleaba por ti.
- Mamá. – Le reproche.
- Y se duchaban juntos y todo. – Dijo enternecida
- ¡Mamá! – Dije con mis mejillas ardiendo.
- Bueno ya te dejo, iré donde la vecina a ver si puede planchar mi cabello. – Me beso la frente y abrió la puerta de la entrada para que yo pudiera salir.
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Un futuro sin ti.
RomanceUn niño que sueña con tener algo inalcanzable y una niña que no entiende de la vida pero el le da significado. Esta historia se basa en la niñez, en la adversidad, amor y separación, todo junto. Admito que puedes llorar pero... ¿eres lo suficienteme...