Las actitudes de Justin no eran nada nuevo para mí pero yo tenía claro que casi siempre se pasaba de la raya. Debía dejar mis tontos pensamientos y conclusiones de lado, no llegaría a ningún lado con ellas. Él no tenía que repetirme que éramos familia ¿Para qué? Seguramente el siempre mal interpretaba todo, solo eso. Yo podía hablar con quién yo quisiera y donde fuera ¿Necesitaba el permiso de un fastidioso Justin? Por supuesto que no. Con esta nueva mentalidad me di media vuelta y camine a nuestra mesa, él estaba viendo no sé qué cosa interesante en un punto sobre la cabeza de Valeria, haciendo que su mirada nunca se encontrara con mi persona luciendo totalmente inmaduro.
– ¿Así que él te ha dado su número? – Me pregunto Valeria alzando despectivamente las cejas.
– ¿Numero? Estás loca, ni siquiera le conozco. – Fui sincera.
– ¿Me vas a negar que no estaba lindo? – Suspiro ella. – Siempre te hablan es a ti, es lo malo de ser la menor. – Negó con la cabeza. – Y tú también eres una enana no sé cómo los atraes ¿Algún imán? No es que no seas linda pero es impresionante aquello. – Dijo con impresión fingida.
– No seas idiota. – Me eche a reír. – Supongo que ser una rara y fea tiene una ventaja.
– No eres fea. – Dijo él de repente. Me sorprendí, pensé que me ignoraría lo que duraran las vacaciones.
– Claro que sí. Mi cabello, mis ojos, mi cara, mi nariz…
– Oh basta ya. – Me dijo obstinado interrumpiéndome. – Eres lo suficientemente atractiva como para gustar a cualquiera, eres suficiente para cualquiera, incluso… - Le mire a los ojos buscando la siguiente palabra o continuación
– ¿Incluso? – Le insistí en seguir.
– Nada, eres muy bonita y ya. ¿Está bien? – Me dijo ahora molesto consigo mismo.
– Vale, solo no te pongas de los nervios ya lo he entendido. – Sonreí para mis adentros. Era de alguna u otra forma genial que alguien pensara que yo era bonita, por lo menos una vez.
Empecé a hablar con Valeria sobre lo bonito que era el lugar, cuando ya nuestros familiares venían y dejaban todo sobre la mesa.
– ¿Vieron? Escogí el lugar perfecto. – Dijo Pattie regocijándose del hermoso lugar.
– Bueno si te has lucido. – Sonrió con aceptación Mery.
– ¿Qué esperan que no se cambian, chiquillos? El agua se ve divina. – Dijo abuela con apreciación.
– Tengo pereza. – Dijo Valeria excusándose. La verdad pude ver como se sonrojaba, ella odiaba andar en traje de baño tanto o más que yo.
– No seas tonta. – Le replico Pattie. – Te ves como modelo en tu nuevo bañador.
– No es para tanto. – Bufo ella.
– Ven iremos para que nos cambiemos y nos metamos a la piscina juntas. – Dicho esto Pattie la jalo del brazo hasta los baños. Yo me quede viendo cómo niños jugaban en la orilla de la piscina.
– ¿Tú no te cambiaras? – Me dijo Justin en tono desinteresado.
– Preferiría desayunar primero. – Punto para mí, era la mejor excusa que podía inventar y nadie me sacaría de ello. Habían muchos chicos de nuestras edades y tenía miedo de lucir diferente otra vez, en un lugar desconocido claro.
– Como quieras. – Se encogió de hombros y se dio la vuelta para meterse en la piscina y sumergirse.
– Que grosero. – Dijo abuela.
– Ya se le pasara. – Yo también quería creer en ello.
– Mery y yo iremos a comprar la cerveza. Ya venimos. – Y sin más se fueron juntos tomados de la mano cosa que a mí me puso casi verde.
– ¿Qué te pasa? – Pregunto abuela. Parece que hubieses visto un fantasma.
– No pasa nada. – Suspire. – Estoy pensando en que tengo hambre y no hay mucho de comer.
– Yo he traído unas galletas de chispas de chocolate. – Dijo Lucia. – Puedes comerlas. – Me dio permiso extendiéndome una bolsa llena de ellas.
– Gracias. – Le sonreí.
Comí las galletas con poco entusiasmo mientras veía como Valeria era arrastrada por Pattie a la piscina. Ella lucia mil veces mejor que yo en traje de baño pero ella era tan ciega como para no darse cuenta. Pattie tenía buen cuerpo para ser una mujer mayor y no estaba del todo mal en su traje de baño celeste, con sus lentes Gucci y un sombrero. Papá había llegado a la mesa con unas golosinas y me las dio ya que ellos estaban en la piscina, le pregunte que si me daba permiso para caminar por ahí y me dijo que si, milagrosamente papá no se preocupaba demasiado por mí en el hecho de dejarme sola por ahí así que podría ir y venir sola cuantas veces quisiera con tal no fuera tan idiota para perderme estaría bien. Tome la bolsita de galletas y camine por donde había empezado a ir temprano con Justin y Valeria. Apartado de esa piscina de agua del mar dulce había un parque y más allá un área verde lleno de palmeras y canchas de voleibol al aire libre, era genial; no es que fuera muy buena en los deportes pero sería bueno jugar solo por diversión y para total distracción. Me senté en una de las bancas que se encontraba cerca del parque y me dedique a comerme las galletas que estaban riquísimas. Se sentía genial estar por aquí al aire libre, como ya había dicho no pasaba mucho tiempo fuera y estar en ambientes diferentes me ayudaba bastante, tanto como a mi mente como a mi cuerpo, era complicado pero así podía pensar más abiertamente y sentirme menos pesada. Hacía un calor no tan fuerte pero ya había empezado a sudar un poco y me moría de ganas de meterme en la piscina, dije que tendría oídos sordos al momento de que todos me vieran en bañador, resultaba bastante incómodo y me sería mejor usar mi short de playa, el único que mamá me había comprado en caso que no me gustara el traje de baño que me había comprado mi papá, no era que no me gustara solo que no me agradaba la idea de andar por ahí semi-desnuda. Camine de regreso y cuando volví a la mesa solo estaba abuela y lucia dormitando en sus sillas, mire a la piscina y vi algo que me dejo con los pies clavados en el suelo. Estaba Justin en la orilla de la piscina junto con una chica de espaldas a mí, tenía el cabello todo mojado y de color casi anaranjado pero oscuro por el agua, estaban hablando animadamente y riendo. Le di la espalda a todo aquello ¿Pagándome con la misma moneda? Insensible, idiota…
“Cuando una mujer sufre celos y piensa que va a perder a su ser querido, no hay quien la detenga.”
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Un futuro sin ti.
RomanceUn niño que sueña con tener algo inalcanzable y una niña que no entiende de la vida pero el le da significado. Esta historia se basa en la niñez, en la adversidad, amor y separación, todo junto. Admito que puedes llorar pero... ¿eres lo suficienteme...