Capítulo 10: Distracciones.

104 6 0
                                        

No quería preocupar a nadie. Justin saldría, me vería ¿Qué lograrían mis lágrimas? Preocuparle aún más, angustiarlo, diciéndome que todo estará bien cuando es una gran mentira que ya he escuchado decirme millones de veces, solo eso. Tome aire, me encamine a la puerta cerrándola detrás de mí lo más lento y callado posible. Quizás salir a caminar un poco por ahí despejaría mi mente, no estaba Papá ni mi tía así que nadie tendría que reprocharme nada, además era un sitio cerrado estaba totalmente segura y si me pasaba algo no creo que sea de suma importancia para ellos.

Camine por todo el camino que me había guiado Justin hacia el campo que me mostro esta mañana pero en vez de dirigirme ahí, me fijaba en cada una de las casas, algunas eran de dos pisos con grandes autos estacionados fuera, la gente con el material parecía tenerlo todo. Me preguntaba si eran realmente felices o solo vivían de lo material como un relleno en sus corazones, nunca podría saberlo. Mi misión era distraerme y lo hacía, muy poco, era demasiado mala para aquella tarea cuando en mi cabeza solo rondaba lo inevitable: El caos. Caminaba sin ver realmente a mí alrededor, mi mirada era apagada más bien vacía ¿Qué se supone que iba a hacer yo para cambiar todo aquello que me rodeaba? Me iba mal en la escuela, me sentía mal conmigo misma, mi madre pensaba que todo estaba bien cuando me estaba derrumbando, mi padre nunca volvería con mi madre así yo rezara y suplicara tener una familia unida, eso no iba a pasar. Nadie con quien hablar, nadie a quien contarle lo que de verdad me pasa. Estaba empezando a odiarme ¿Era eso normal? ¿Las personas se odiaban con frecuencia y lidiaban con ello todos los días? Me hicieron odiarme, yo me quería pero tantos insultos, tanto “No eres suficiente.” Creo que afecto en todo mi transcurso a medida que iba creciendo. Me preguntaba: Yo, de entre todas las personas del mundo ¿Por qué tenía que pasarme esto? ¿Era un desafío? ¿Vendrían cosas mejores? Ya no lo sabía. ¿Cómo puedo esperar mirar así adelante si la vida me ha golpeado tanto que ya no quiero seguir? El mundo se me viene encima y yo siento que soy muy pequeña para enfrentarlo. Me miro las manos mientras camino y me siento en la acera. ¿Qué podría lograr? ¿Yo que puedo cambiar? Soy pequeña, no soy nada, soy insignificante. Estos pensamientos tan atroces a mi edad ¿Era normal? Tantas preguntas sin que nadie las conteste, es horrible. Si muriera en la escuela nadie se enteraría, quizás se pondrían tristes unos días pero ya luego… seré olvidada, lanzada al gran abismo obscuro y siniestro donde estaré por toda la eternidad. Mi mamá si sufriría, mi padre quizás unos meses… y luego seguiría con su vida como todo los demás. Estoy perdida, cuando las esperanzas y toda la luz se va, se llevan todo dejándote sin nada es como si te llevaran con ellos. ¿Me estaré volviendo realmente loca? Tengo demasiado miedo, miro a mi alrededor ¿Qué veo? El cielo nublado esperando en cualquier momento tirar su fuerte lluvia. Quizás yo sea de ese modo, quizás algún día yo logre salir adelante y mostrar quien soy realmente… pero hoy no es de esos días donde decides seguir, solo quieres quedarte y ser rescatada, esperar. Pero ¿Cómo ser rescatada si nadie te voltea a ver? Cuando pienso que soy importante para alguien esa persona… Si fuera realmente importante, esa persona estuviera aquí conmigo pero no lo está. ¿Cuándo las cosas mejorarían? ¿Cuándo mi reflejo mostraría quien soy en verdad? Me miro y no soy nada. Soy pequeña. ¿Qué clases de pensamientos eran estos? A mi edad, las chicas están centradas en los chicos bonitos y sus nuevos accesorios pero para mí eso era basura. Me importaba recuperarme. Otra pregunta a la lista: ¿A mi edad las niñas pensaban de esta forma? ¿Soy más madura de lo que era ayer? Y pensar que todo esto empezó por solo un diminuto problema con mi Papá pero resultaba ser todo lo contrario, me dolía muchísimo. 

– Otra vez, vas a llorar. – Me susurre. – No lo hagas… - Mi garganta se formó un nudo. - ¿A quien de verdad le importan mis lágrimas?

– A mí. – Dijo Justin a una poca distancia de donde yo estaba.

– No seas mentiroso. – Le dije mientras se acercaba. Me eche a reír con amargura. - ¿Tú también me vienes a dar un sermón? Justin, estoy harta. – Le miro a los ojos mientras le digo. – No quiero seguir. 

Un futuro sin ti.Where stories live. Discover now