Capitulo 18: Encajar.

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La navidad en la playa era sumamente hermosa, no solo por los regalos o la comida. Creo que ver el cielo estrellado con la familia era lo más bonito que me pudieron regalar esta navidad. Mi padre tuvo la gentileza de obsequiarme un ipod casi igual al de Mery pero más grande y tenía una variedad de música descargada, varias instrumentales que sabía que me encantaría y me encantaron desde el primer momento en que las escuche. Justin, Valeria y yo salíamos a caminar al parque contando historias y diciendo que este momento seria uno de los mejores momentos más recordados por todos nosotros, las mejores vacaciones de la vida. Esperaba que estos momentos fueran eternos pero no sería así. La noche buena fue espectacular, tantos juegos artificiales que cubrían el cielo era realmente muy hermoso tanto que una foto no sería suficiente para aclamar la belleza que ahí se veía. Mi anhelo era que todos y cada uno de los de aquí presentes pudieran apreciar estos momentos y abrazarlos y darse cuenta que quizás… tardaría algo para repetirlos.

Diciembre se fue tan rápido como llego. Entrando en enero todos nos preparábamos para la fiesta o más bien pijamada de Valeria, ella era la consentida y cuando quería algo siempre lo obtenía por eso había que pensar en grande cada vez que ella mencionaba la palabra “Fiesta.” Ya yo me encontraba en camino hasta casa de ellos para que empezara de una vez, me preocupaba el término “Sin chicos.” ¿Significaría eso “sin Justin”? Además yo no conocía a las amigas de Valeria tendría algo a mi favor para escapar alado de Justin. Él era mi compañía en estos casos. Al llegar y entrar a casa de mi tía estaba realmente irreconocible. La sala de estar por lo general era color mostaza; esta vez era rosada. Había muchas cintas, manteles, flores, globos, hasta algunas golosinas eran rosadas. Pusieron una alfombra persa rosada en el piso. Yo suspire, yo odiaba el rosado en un sinfín de sentimientos de odio hacia el ¿Pero que se le hacía? Subí al cuarto de Valeria dejando mi bolso y bajando de nuevo viendo a una Patricia muy acalorada. 

– Por fin, terminamos todo. – Suspiro. - ¿Qué te parece, querida? – Dijo refiriéndose a mí y mirando con orgullo alrededor.
– Es muy… rosado. – Sonreí de lado.
– El rosado es lindo. – Señalo.
– Bueno… no para cierta gente. – Suspire.
– Oh, amor que pena que tengas que irte. – Dijo ella mirando a Justin mientras caminaba hacia nosotras con su PSP en la mano ahora si prestando atención.
– ¿Yo? ¿A dónde? – Al parecer el no lucia enterado.
– Es una fiesta solo de chicas. – Anuncio su mamá.
– Pero no veo el problema de quedarme encerrado en mi habitación. Además viene un mago que es hombre. – Le recordó.
– Buen punto pero él es parte del espectáculo, tu no querido. – Dijo Pattie lamentándose.
– Mira mamá, esta también es mi casa y cuando yo cumplo años Valeria no deja de rondar molesta por aquí fastidiando a mis amigos, así que me quedare en mi habitación es mi última oferta. – Dijo luciendo enojado.
– Bueno Justin como quieras. – Dicho esto Pattie se dio la vuelta a la cocina.
– Por favor no me dejes en este cuento de princesas barato. – Le murmure situándome a su lado.
– Podrías estar conmigo pero Valeria se enojaría y esto es especial para ella.

Él tenía razón, no tenía muchas opciones.

A medida que las amigas de Valeria iban llegando con sus pijamas puestas de alta costura, yo con mi simple coleta alta y mis shorts cortos azules con mí camisa de franela corta blanca. Me sentía terriblemente en un hueco. Pero no uno malo más bien lucían agradables siempre y cuando no las mirara mucho y ellas no intentaran entablar una conversación conmigo estaría bien. Cuando estaba sola era mejor, sentada viendo alguna “diversión” pero no había ninguna obviamente. Aunque era raro, no solía encajar con niños de mi edad como había dicho en un principio y es complicado. Muchas chicas como yo, solían hablar, ser sociables, hasta jugar si era posible pero yo era un pez fuera del agua obviamente. Quería salir corriendo pero había prometido quedarme con Valeria así fuera en modo espectador. Hubieron muchas atracciones que no quiero detallar; fue un mago y una cantante poco local que cantaba canciones que en su mayoría Valeria sabia y por desgracia yo también. De tantas veces que lo repetía en el radio de su habitación. No volví a ver a Justin hasta que cantaron el cumpleaños que se volvió un problema ya que no había la cantidad pedida por Valeria de velas y a la final lograron calmarla, sabíamos que fue una estupidez pero ¿Qué más daba? Sabíamos que sería una simple rabieta y ya. Suponía que papá estaría en casa de Mery, no estaba interesado en la fiesta de cualquier forma remota yo lo entendía. Pude escaparme libremente a la habitación de Justin entrando a pasos torpes no quería que Valeria me viera y me invitara a dormir con ella cosa que era lo más probable. El volteo a verme desde su computador y me sonrió. No sabía su secreto para hacerme sentir bien, quería decir segura. Muy difícil era sentir eso pero creo que se debía a la relación cercana que mantenía con él y por supuesto quería dejarla intacta.

– ¿Se ha acabado tu tortura? – Pregunto riéndose.
– Por los pelos y no salgo viva, eh. – Le reclame.
– No seas dramática ¿Eres niña, no? – Pregunto como si lo dudara.
– No sé si es por mi cabello, mi voz, mi aspecto; a no ser que tenga la ideología equivocada sigo siendo una niña. – Le explique.
– Entonces deja de actuar como niño. – Se burló.
– Lo intento pero hay mucha diferencia entre actuar como uno e intentar ser madura.
– ¿Entonces somos los chicos maduros? – Replico alzando una ceja.
– Sabes lo que he querido decir. – Bufe.
– Y te entiendo y está bien. – Suspiro. – Te preocupas demasiado.
– ¿Si no lo hago quien entonces? - Contraataque. 
– Mira, me pones de los nervios, así que ahí. – Señalo una hilera de DVD. – Hay anime, más bien esas caricaturas japonesas que veo. – Se corrigió. – Para que tú también te distraigas. – Gruño.
– Vale, aunque no sean mi delirio, lo intentare. – Alce la mano solemnemente. Él se echó a reír negando con la cabeza para fundirse así en su computador.

Mire en los DVD pero la mayoría no me atraía ni un poco, la mayoría eran temática masculina y los otros casi de personajes desnudo y eso dejaba poco que decir de Justin si no lo conociera tan bien yo pensaría otra cosa. “Es un adolescente.” Me susurro mi mente. Me encontré con una caratula y ahogue un grito de emoción. Era una serie animada que pasaban en Cartoon network que solía ver todos los días a los nueve años con Justin, la serie provocaba en mí una serie de sentimientos desde la sorpresa hasta la melancolía. Inuyasha era una serie grandiosa que siempre me marcaría. 

– ¿Qué te parece este? – Lo saque de su ensueño y me miro para luego suprimir una sonrisa irónica. 
– Pensé que lo había tirado.- Admitió.
– Votarlo ¿Por? – Lo mire triste.
– Creo que están dañados. – Desvió la mirada.
– Lo probare. 
Camine hasta el DVD que ya sabía usar lo encendí y metí el CD. Espere por la imagen que aparecía en el aparato.
Apareció el menú del disco y yo sonreí.
– ¿No qué no? – Lo mire.
– Pensó que no servía. – Suspira.
– ¿Podemos verlo juntos? – Le pedí esperanzada.
– No se… - Titubeo él.
– No entiendo tu disgusto. – Fui directa.
– No tengo ningún disgusto. – Gruño.
– Entonces no seas estúpido y ve este anime conmigo. – Le pedí de nuevo.
– Bueno. – No le quedó más remedio.
Casi salto encima de él, pero solo pude abrazarlo y estar cerca de él… Olía a su perfume pero con una pizca de su esencia natural.
– Hubiese aceptado mucho antes si me ibas a abrazar. – Dijo contra mi cuello haciendo que mi piel se erizara.
No pude responderle.
– Te quiero, _____. – Y me quede petrificada

Era la primera vez que él me decía algo como eso. 

“Te dicen algo que te marca de por vida y quedara en tu corazón para siempre.”

Un futuro sin ti.Where stories live. Discover now