Capitulo 21: Vacio.

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Ya con mi vestido puesto y mi cabello arreglado nos preparábamos para recibir un nuevo año, tiempos de promesas y buenas aventuras venían. No me gustaba usar vestido pero este era muy bonito, era negro y esponjoso con un gran lazo morado en la espalda y unas zapatillas del color de este. Salí a dar un paseo con Valeria alegremente junto con Emilia caminando por todos lados hasta el lugar secreto y nos sentamos ahí a ver los juegos artificiales que tiraban los vecinos cercanos, muchos colores y brillos llenaban el cielo haciendo que este luciera especial, hermoso y recordable para nosotras. Nos volvimos y nos dispusimos a cenar cada una en sus casas reunidas con nuestras respectivas familias. Patricia se sentaba en el borde de la mesa y los demás hermanos, sobrinos y nietos se sentaban alrededor. Comíamos alegremente hasta que decidimos hablar sobre el futuro de cada uno. 

– Yo veo a Justin como un exitoso cantante. – Menciono un tío. – O gran basquetbolista como yo. – Rio orgulloso
– ¿Cantante? – Dijo Patricia alzando una ceja. – Yo lo veo como empresario.

Todos asintieron sabiamente menos Justin, mi tío, Valeria y yo. Desde luego a mi tía todo lo que tenga que ver con oficinas, cuentas y la defensoría era parte de ella, era una exitosa abogada pero no todo podía ser como ella quisiera.

– De Valeria quizás trabajando en un quiosco. – Se echó a reír otro de mis tíos favoritos. Valeria se echó a reír, sabiendo que era en broma aquello.
– No, yo seré una fabulosa modelo o quizás el quiosco me venga bien. – Sonrió ella con astucia. Patricia le miraba con desespero. 
– A ____ como una persona exitosa pero aun no logro descifrar su carrera. – Bufo, nuestra abuela. 
– Quizás sea una buena para nada. – Sonrió con hipocresía Patricia. – Ya saben de esas que recoge basura. Afortunadamente tengo el suficiente dinero para sacar a Valeria adelante en lo que ella desee, no creo que Verónica tenga el suficiente dinero para una universidad prestigiada en california, ni siquiera para pagarle la escuela tiene. ¿Imagínense eso? – Se echó a reír tomando un poco de su vino. Yo la mire conmocionada. 

Pero nadie en la mesa dijo nada, mis tíos la fulminaban con la mirada. Papá negaba con la cabeza y mi abuela solo comía, como los demás. Mi corazón se rompió. Apostaba… que si eso hubiese sido dirigido a Valeria y no a mi todos saldrían a colisión a defenderle pero yo no era ella. Me levante sin siquiera haber terminado y me fui afuera, corriendo al lugar de siempre: El campo. Era un lugar que me quitaba todas las tristezas. Pero esta vez no… ¿Tampoco podría encajar en mi familia? Ya mucha tenía con las cosas sociales como eventos y la escuela. Me acosté en el césped sin importar mucho el vestido. Siempre iba a vagar con temor buscando una luz entre la obscuridad, el bello cielo que mis ojos ven en toda su inmensidad, el futuro que estaba frente a mí, mis manos alcanzarían sin pensar, no importara lo que dijera Patricia yo sabía que algo al final del camino era para mí. A lo lejos vi como Justin venía con Matías con su correa. Sonreí de lado ¿Alguna vez esto sería poco? Creo que no. Pero al ver el rostro de Justin acercándose sabía que algo andaba mal, lo podía leer en sus facciones. Quizás fuera lo que me había dicho Patricia hace un rato el significado de su disgusto.

– Eh, ____. – Me dijo sentándose a mi lado, poniendo a Matías entre los dos.
– ¿Ya has comido? – Le pregunte con preocupación, no había ni cinco minutos que me había ido.
– No, también he decidido que no podría comer sin tu presencia. Eres igual de importante que todos. – Me aseguro.
– Por supuesto, por eso nadie salió en mi defensa. – Me burle un poco.
– Nadie quiso armar alborotos en navidades.
– Pero si hubiese sido Valeria te apuesto a que sí. – Sonreí melancólica. El no dijo nada. – Tranquilo, ya es normal. – El me sonrío. - ¿Por qué sonríes? – Quise saber.
– Por ti, eres muy bonita. – Su felicidad no llegaba a sus ojos pero de igual manera me sonroje. - ¿Sabes que te quiero mucho no? – Apretó una de mis mejillas sonrosadas.
– Claro. – Musite.
– ____... – Susurro acercándose para abrazarme. – Nos vamos.
– ¿Nosotros a dónde? – Quise saber.
– Tu no… - Trato de ser lo más sutil posible pero no lo logro. – Hablo de mamá, Valeria y yo.
– ¿Qué? – Sentí como la sensación de vacío se abría en mi estómago.
– Sí. – Afirmo y me soltó.
– ¿Por qué? – Trague fuerte.
– Mama ha conseguido algo mejor en otro estado, un buen trabajo y una buena casa. Venderemos esta y quizás volvamos solo para navidades pero no siempre. – El suspiro. – Eres todo para mí… Sé que somos familia, a tus trece no es tan intenso pero yo tengo casi diecisiete. Entre nosotros nunca existió nada, deberías saberlo. 
– ¿Por qué me dices esto? – No sabía de donde sacaba las fuerzas para hablar.
– Te lo digo porque te conozco desde que naciste y se cuándo te pasa algo o no. Sé que te gusto y eso está muy mal. Aunque… - Su voz se iba desvaneciendo. – Tú también me gustas.
– Espera, detente. – Mi mente pasaba todo muy rápido. Me sentía ahogada, el hueco me consumió y me jalaba más a fondo. – No estoy entendiendo nada. No puedes venir y decirme que te vas, decirme que te gusto, luego soltarme, es mucho que asimilar. – Mis ojos no dejaban de mirar los suyos que se veían pasiblemente tristes.
– No es un adiós definitivo. – Dijo acariciándome la melena de cabello. 
– No pueden irse.
– Debemos.
– No pueden ¿Qué hare yo aquí sola? ¿Qué hay de este lugar? – Mi corazón lloraba al imaginar que nunca podría volver a este lugar.
– No estarás sola. –Yo apreté los labios tratando de ahogar un sollozo.
– Justin, no me dejen aquí… - Murmure. 
– Vamos a volver. – Me aseguro.
– No es lo mismo. – Negué fuertemente con la cabeza con las lágrimas amenazando salir.
– ______... 
– ¡Nada, Justin! – Le grite. – Nada tiene sentido. Ni tú, ni yo. ¡Nada! – Le volví a gritar más fuerte pero el tomo mi rostro entre sus manos y me acerco al suyo. 
– Si tiene sentido, si vamos a volver, nada de esto va a acabar. Somos inseparables ¿Recuerdas? – Y seguido esto me dio un casto beso en los labios lentamente. No me lo podía creer.

No podía creer que mi primo me había dado mi primer beso y que yo lo había disfrutado. ¿Eso acaso era legal? Esperaba que sí. Luego de soltar lentamente mis labios, me miro con ternura tratando de sonreírme pero yo solo veía dolor en sus ojos.

– Es hora de volver. – Me acaricio el hombro y se levantó extendiéndome una mano, yo la tome. 
No pude decir nada más, quise decir algo pero me lo calle.

Caminamos de vuelta tomados de la mano. Quizás él iba a decir otra cosa pero como siempre nadie dijo nada. Seguramente sería mucho peor a la larga.
“No iba a controlar la perdida, no sabría cómo reponerme, no sabría avanzar. El vacío me consumía tomándome con fuerzas desde las puntas de los dedos de los pies hasta mi coronilla estaría sumergida en su totalidad.””

“Las oleadas de dolor, que apenas me habían rozado hasta ese momento, se alzaron y barrieron mi mente, hundiéndome con su fuerza.
Y no salí a la superficie.” – New Moon.

Un futuro sin ti.Where stories live. Discover now