Capitulo 19: Inseparables.

91 7 0
                                    

Lo escuche tan claro y tan profundo. No lo había visto venir en absoluto. El solo me dio un beso en la coronilla y luego me soltó para poner el primer capítulo de Inuyasha. Nos recostamos en su cama a verlo, me emocione bastante y me puse algo sentimental, me recordaba a cuando veía esta serie con Justin de pequeña. Esos momentos sinceramente nunca vuelven y revivirlos era duro para mi corazón.

Al siguiente día las amigas de Valeria y ella fueron al parque a estar en el nuevo trampolín que habían instalado. Yo hace tiempo me había levantado de la cama de Justin, y si me había quedado dormida viendo Inuyasha pero Justin no se molestó ya que también se quedó dormido a mi lado, cuando me desperté el seguía durmiendo así que aproveche para ir corriendo a cambiarme y desayunar. Mi tía no estaba y papá aun no volvía. La señora que se encargaba del aseo estaba ordenando la ropa que había sacado de la lavadora ya que al fijarme en la sala no había ningún desastre de ayer, ella sin duda era rápida ordenando. Entre de nuevo en el cuarto de Justin y él estaba sentado en el computador.

– Te van a salir tremendas ojeras. – Le dije.
– No importa, ya es costumbre. – Bostezo.
– ¿Quieres salir a caminar? – Le pregunte con la esperanza de que dijera que sí.
– Claro, deja me pongo una franela. – Camino a su closet y saco una de color blanco poniéndosela me miro. - ¿Vamos? – Me indico la puerta y salimos.

Cuando salimos de la casa había un auto estacionado que reconocí ya que era uno de los vecinas locales de por aquí. Justin fue el primero en acercarse.

– Hola Sra. Sandra. – Saludo Justin educadamente. Yo hice lo mismo detrás de él.
– Buenos días, chicos. – Ella nos saludó cordialmente. Me di cuenta que del lado del asiento copiloto había una canasta llena de cachorros. Eran hermosos todos. – Supe que ayer Valeria cumplió años y quise venir a regalarle un cachorro es que ayer la mía tuvo todos estos y no podemos quedarnos a todos. – Explico. – Creo que este le gustaría a ella. – Y me paso a mí al cachorro medio dormido en una toalla. – Es un terrier, son pequeños y no crecen mucho. A ella le encantara.
– Sin duda que sí, muchas gracias. – Justin miro el perrito con ternura y lo llevamos a la casa. La vecina sin duda era muy considerada al regalarle un cachorro a Valeria.
– A mí nunca me dejarían tener un perro. – Suspire mirando al cachorro en mis brazos. – Es adorable.
– La verdad es que sí. – Admitió sonriendo. – Buscare algún lugar donde podamos meterlo. – Y se fue escaleras arriba.

Este perrito sin duda sería una parte fundamental en la familia pero ahora que lo pensaba bien quería saber si mi tía lo aceptaría aunque si era un regalo dudo que lo rechace ya que era para Valeria. Justin regreso con una canasta y varias toallas que lo amueblaban a la perfección. 

– Mejor pongámoslo en mi habitación así si decide caminar o dejar algún “regalito.” – Hizo entre comillas. – Lo hará aquí y nadie se dará cuenta.
– Eres muy responsable cuando te lo propones. – Me fije.
– Por supuesto. – Me guiño el ojo.
– Milagro. – Baje al perrito en la cesta acomodada y lo mire con cara de afligida. – A ella le encantara. Ojala fuera mío. – Suspire.
– Verónica se pone sensible al pensar en que tendrás un perro, ella simplemente los detesta. – Negó con la cabeza Justin.
– Ya lo creo. – Bufe.
– Creo que nos interrumpieron la caminata. ¿Aun quieres venir? – Estiro su mano hacia mí, yo la tome encantada.
– Por supuesto. – El hizo una breve reverencia en broma y me guio hasta las afueras de la casa dirigiéndonos al campo que tanto visitábamos.

Siempre disfrutaba el camino de ida hacia el prado era realmente tranquilo y como era de mañana estaba nublado parecía que fuese a llover, excelente. Tomar su mano era gratificante ya que no nos disgustaba en ningún momento y resultaba ser muy natural entre ambos. Cuando llegamos el prado estaba de un verde manzana muy llamativo, caminamos hasta los pocos metros que nos separaban de él y fuimos hasta el centro a tumbarnos en el césped. Nos quedamos así no se por cuánto tiempo observando las nubes y en silencio hasta que yo decidí romperlo.

– ¿Crees que algo de esto cambie? – Le pregunte y el me miro agitando su cabeza, seguramente había interrumpido el hilo de sus pensamientos. Yo siempre me preguntaba que pensaba el cada vez que estábamos juntos pero seguramente nunca lo sabría al menos que el decidiera decírmelo pero nunca sería algo tan profundo como lo que yo solía pensar.
– ¿Cambiar? – Pregunto extrañado.
– Sí. ¿Algún día dejaremos pasar esto? – Fui sincera dejándome ir en mis pensamientos y preguntas en mi cabeza.
– ¿A qué te refieres? – Pregunto aun sin entender, yo suspire.
– ¿Y si jamás volvemos a estar aquí acostados? Quiero decir: míranos aquí echados como si la vida fuera fácil cuando es todo lo contrario. – Lo mire. – Es extraño ¿sabes? Tengo miedo de que esto no sea eterno, de no haberlo disfrutado demasiado.
– No seas estúpida, eso nunca podría pasar. Ya sabes, somos inseparables. – El volteo a verme. - ¿Por qué crees que eso podría cambiar entre nosotros?
– Simplemente lo pienso… - Hice una pausa. – Quizás sea esta una etapa de confesiones, donde te digo que sin ustedes no soy nada y que si algún día no estuvieran mi vida estaría devastada. 
– Sabes que eso no pasaría. – Me miro brevemente enojado.
– ¿Y si pasa? – Pregunte con miedo.
– No puedes basar tu vida en un “Y si” a veces solo tienes que creer y nada más.
– La fe no se consigue con facilidad, Justin. – Y eso yo lo sabía muy bien. 
– Cuando la llegas a conseguir puedes ser digna de todo y más si…
– ¡Pero conmigo no funciona así! – Le grite sentándome de golpe, el me miro con los ojos como platos. - ¿No sabes cuánto he estado luchando por esforzarme en que todos entre nosotros estemos bien? Quizás no te des cuenta pero yo sí. ¿Y que si algún día todo se rompe? ¿Qué sería de mí? ¿Acaso eso les importa? – Deje de gritar para que mi voz se convirtiera en un susurro casi roto. - ¿Y que si tú me olvidas? ¿Seguir y avanzar? ¿Es eso? No es eso lo que quiero, son todo para mí y no quiero perderlo.

El me miro sin decir nada.

“A veces los sentimientos son más fuertes de lo que nosotros mismos pensamos y es normal sentir miedo cuando aquellos sentimientos provienen de una persona inestable que solo quiere comprensión y amor pero nunca es fácil entender ya sea la edad, la persona o el tiempo, uno nunca termina de comprender la situación determinada de dicho sentimiento.”

Un futuro sin ti.Where stories live. Discover now