31/01/18

4 0 0
                                    

No se te antoja.

Con mucho miedo lo hice. Desde que tengo esos pensamientos, yo siento que con el simple hecho de tocar ese tema, van a sospechar de mí. Pero lo hice. De mayor a menor.

—¿Nunca es pensando en Ariel o Fernanda siendo homosexuales?
Ariel trayendo a su novio.

Ella hizo una mueca de disgusto.

Lo que le dije a continuación, lo dije así, porque recuerdo que antes ella había mencionado que si trajéramos a una pareja del mismo sexo, nunca los querría ver besándose o cosas así. De hecho, creo que dijo que lo respetaría, pero nada de besos o... Demasiado contacto físico frente a ella.

Tratando de arreglarlo un poco, y que su expresión de desagrado desapareciera dije:

—O sea, no irrespetuoso que se anden comiendo a besos ahí en el sillón por ejemplo, o... Tomados de la mano. –Lo sé. Nerviosa, estaba muy nerviosa. —Sino que... Bueno, llegara y te dijera "Mamá, soy gay, te presento a mi novio". –El disgusto no desapareció. —Muy formal, simplemente presentando a su pareja.

Ella no me miraba, seguía perdida en su computadora.

Habló.

—No se me antoja. –Negaba sin mover la mirada del computador.

—¿Cómo así? 

—N-no se me antoja. No tengo nada en contra, pero no se me antoja.

Cejas pegadas, frente arrugada, dientes un poco a la vista, labios levemente abiertos, comisuras hacia abajo, mirada perdida y sin poner atención en una pantalla, y fosas nasales muy abiertas. 

  No recuerdo más, no quiero recordar más. Pero simplemente, mi temor ha crecido más. Pero, ¿a qué? Qué mierda. Yo sé que ella me aceptaría. 

Quizá no quiero ser la burla de mi papá. Quizá no quiero darles la razón a las personas que me dijeron que parezco lesbiana, o a las que no me consideran femenina. Que mis compañeras me vean cómo a un chico al que no se le pueden acercar porque me voy a enamorar de ellas o algo así. 

O quizás...

  "No me sorprende".

Creo que, no podría aceptar que nosotros, sus preciosos hijos, estén con personas de su mismo sexo, sabiendo que siendo tan bonitos, podemos conseguir a un guapo chico y una linda mujer educada. No ser cómo la tonta de tu hermana mayor, que tiene una hija, con un hombre muy idiota, y obeso. 

Dime porqué. No vale decir no, no vale decir que no se te antoja y no decir que no quieres. 

Me miró de reojo por un segundo y dijo que no podía responder ya que estaba jugando. Obviamente puede responder mientras juega en su computadora, pero ella no quería hacerlo, dijo que había cosas nuevas, y que no podría concentrarse en el juego.

Sí, porque recién le acabo de preguntar, y esto pasó:

—Mmmm, ¿por qué no quiero que mis hijos sean ga...? –Lo corta, piensa unos segundos y... —No que sean gays, o sea no me importa, simplemente no lo asimilo. Con Fernanda... Bueno, no me sorprendería. 

Tremenda carcajada soltó. No dije nada, pero muy en el fondo, morí de risa.

—¿Yo qué? –Gritó mi hermana desde el cuarto.

—¿Nada? –Respondió al instante 

—Pero, ¿yo qué? –Fastidiosamente insistió.

Son los sentimientos de una fruta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora