07/12/17

5 0 0
                                    


Y cuándo dije que era una persona con una buena autoestima, parece que el mundo se quiso reír de mí, y me tiró al piso nuevamente.

Fue entonces cuándo me di cuenta de que, me estoy haciendo daño en cuánto a salud. Yo era una persona sin autoestima alguna, y era una chica delgada, ni gorda, ni flaca, delgada. Ahora estoy gorda, ahora no le digo a mi mamá »Mamá, del 1 al 10, ¿qué tan delgada estoy?« Ahora le pregunto qué tan gorda estoy.

Joder, me duele, me duele que no me quede mi ropa, que mis piernas se vean llenas de celulitis, verme con estrías, era bonito cuándo no tenía eso, era bonito cuándo mis piernas tenían una leve brecha, cuándo tenía cuello delgado, cuándo no había carne colgando de mi barbilla, cuándo se veían mis clavículas, cuándo tenía las costillas salidas, cuándo tenía un pecho pequeño y bonito y no uno horriblemente picudo y hecho de gordura, cuándo me atrevía a usar blusas sin mangas por la calle, cuándo usaba ropa holgada y se veía bien sin hacerme ver más monstruosa de lo que ya, ver mi cara redonda, mis manos demasiado carnosas, tener líneas rojas marcadas en mi abdomen por la carne de más.

Volvemos a las temporadas frescas.

Al número doce, a los días en los que comencé. 
Más destrozada que nunca, con más ganas que nunca, y con más miedo que nunca.

Soy Diana, la chica que quisiera volver a lo que antes odió.

Son los sentimientos de una fruta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora