Cuidar

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La luz podía ser increíblemente molesta en algunos momentos, como en ese en el que Dean deseaba seguir durmiendo pero demonios, la luz no le dejaba así que decidió esconder su rostro bajo la almohada para conseguir unos minutos más de placentero sueño.

"Dean, ya despertaste." El mencionado amaba a Sam con su vida, en serio que lo hacía pero justo en ese momento deseo dispararle en medio de las cejas.

"Déjame dormir, Samantha."

El menor obedeció y mientras esperaba que su hermano mayor quisiera levantarse le preparó un té caliente y tomó su cuaderno negro.

"Ugh, vaya mierda." Sam sonrió ante las palabras de Dean.

"Buenos días para ti también. Tómate esto." Le tendió la taza humeante y Dean la miró casi con asco pero se la tomó de un trago.

"¿te sientes mejor?"

"Sí, ugh. Yo sólo no recordaba lo que siente enfermarse desde que tenía 9."

El menor asintió y Dean decidió que debía bañarse para quitarse la pesadez y el cansancio de su cuerpo y poder regresar a casa.

"Cas estuvo cuidandote toda la noche." Sam había hecho el comentario de forma casual, como si le estuviera leyendo a Dean noticias del periódico ignorando por completo las sensaciones que estaban abrumando la mente y el cuerpo de Dean.

Su ángel estuvo cuidandole.

Una sonrisa pintó de vida su rostro, se sentía bien tener a alguien a quién le importase además de Sam.

Luego de una hora ambos hermanos iban en el auto de camino a casa, el caso estaba terminado y ellos podían sentirse un poco más en paz consigo mismos.

"Hola, muchachos."

Dean soltó un grito ahogado y Sam por poco se sale de la carretera del susto.

"Dios Cas, ya hemos hablado de esto."

"Mis disculpas, chicos. Quería comprobar si estabas bien, Dean."

El rubio sintió algo cálido extenderse en su pecho y sonrió al ángel.

"Mucho mejor, gracias Cas."

El ángel asintió y le extendió al rubio una bolsa de papel con una ensalada dentro. El rubio le miro con una ceja alzada.

"Sam dijo que debías comer ligero hasta que estuvieras mejor."

Dean rodó sus ojos con fastidio y Sam se rió de él sin quitar sus ojos de la carretera.

"¿a mí no me trajiste nada, Cas?"

El mencionado frunció el ceño y le miró confundido a través del retrovisor.

"¿tú también estás enfermo?"

Esta vez Dean fue el que se rió y de mala gana empezó a comer su ensalada, pero no pudo terminarla, no tenía apetito realmente así que se acomodó mejor en el asiento de copiloto y se dispuso a dormir un poco.

Y justo antes de quedarse dormido sintió como Cas le acariciaba cuidadosamente el cabello; Dean soñó con Ángeles de majestuosas alas negras y ojos maravillosamente azules que le regalaban a su vida tranquilidad y que le llevaban de vuelta a casa.

ANATOMÍA DE UN ÁNGEL. Destiel ||| WATTYS2019 |||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora