CAP. 11 - Presentaciones, conversaciones y relaciones (más o menos)

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— Yaaawn –bostezó Lucy tras cuatro agotadoras horas de clase seguidas. Le rascó la cabeza a Plue; éste no dejaba de temblar.

Era el primer recreo que tenían en el día.

¡Diez minutos de bendita calma!, pensó estirándose.

Durante la mañana habían asistido a clases de arte, de escritura, de lucha cuerpo a cuerpo y magia de combate. Había sido una experiencia maravillosa, y Lucy se sentía muy afortunada por haber conseguido entrar en Fairy Tail.

Mientras tenía la boca abierta en pleno bostezo Erza le metió un lápiz. La rubia se echó para atrás tan rápido que sobresaltó al chico que tenía en el pupitre de atrás.

¡ERHAA! –exclamó sacándose la estilográfica de la boca–. ¿A qué ha venido eso?

Erza, arrepentida de pronto, se giró hacia Juvia buscando ayuda.

La maga de agua levantó una mano.

— Juvia sugirió que lo hiciera. Juvia se declara culpable –dijo con una sonrisa compungida. Lucy le sacó la lengua, incapaz de enfadarse con ella. Le aseguró a Erza que no estaba molesta con ella (Titania suspiró más tranquila); entonces notó unos golpecitos en su espalda.

El chico de atrás la miraba enfurruñado con la barbilla apoyada en los brazos.

— ¿Podéis hacer menos ruido? Me habéis despertado –le espetó con rudeza. Lucy abrió la boca con intención de disculparse, cuando se quedó mirando la gran cicatriz con forma de rayo que cruzaba la cara del chico.

— ¿Harry Potter? –masculló sin pensar.

Era rubio, con el pelo apuntando al techo, y tenía los ojos de un color azul eléctrico.

— ¿Qué?

— Nada.

El chico puso los ojos en blanco y se preparó para dormir de nuevo. Su pelo se movió ligeramente hacia los lados; era del mismo color que el de Lucy.

— Hum... Como sea, no molestéis más.

Ella paseó la mirada por la clase; apenas recordaba el nombre de la mayoría de los estudiantes. En el fondo de la clase avistó a Sting, quien era víctima de un despiadado ataque de cosquillas por parte de Yukino, cuyas mejillas se encontraban rojas como amapolas. Rogue, a su lado, sonreía mientras un mechón oscuro le tapaba un ojo.

Lucy observó dormitar al chico desconocido de detrás. Se giró y se sentó en la silla de tal manera que ahora estaban enfrentados.

— ¿Cómo te llamas?

— Has aguantado 10 segundos en silencio –gruñó él sin levantar la cabeza.

— ¿Y?

— ¿Eres tan pesada porque eres rubia?

— Los chistes de rubias están pasados de moda, abuelo. Actualízate.

— Ya, claro.

— Además, tú también eres rubio, Harry –citó Lucy solemnemente, representando la famosa escena: “Eres un mago, Harry”.

Plue aplaudió diciendo: “Pue, pue”.

Finalmente había llamado la atención del chico. Éste levantó la mirada cansinamente con el ceño fruncido.

— Me llamo Laxus; sin el Potter, muchas gracias.

— Yo soy Lucy –le tendió la mano con una radiante sonrisa y él se la estrechó tras examinarla unos instantes con ojo crítico.

Esa es mi Niñera ||Nalu||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora