CAP. 16 - Cómo poner fin a una fiesta nivel Dragneel

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Un estrépito proveniente del interior de la casa se abrió paso a través de la calma de la noche.

¡BAM!

Las puertas de la mansión estaban atrancadas, y el alboroto crecía por momentos. Lucy se pasó las manos por el pelo, andando de derecha a izquierda, y media vuelta.

— ¡Tengo que abrir estas puertas! ¿Cómo lo hago? –se giró hacia Natsu–. ¿Tenéis una llave de emergencia o algo?

— Hum... No, pero...

Lucy retomó los paseos mientras Natsu la seguía con la mirada.

— No, no. Debe de haber otra manera. ¿Trepando hasta la ventana? Son dos pisos... No, es muy arriesgado. Quizás podría llamar a los bomberos.

Natsu abrió la boca para añadir algo.

— Esto... –Lucy le puso la mano en la cara para hacerlo callar.

— No, Natsu, no me interrumpas. Soy una mujer independiente y autosuficiente, y sé pensar por mí misma. No quiero molestar a nadie, así que los bomberos quedan descartados. Una opción sería llamar a Aquarius y que me alzara con el agua de la piscina, pero bien podría estar en una cita y ahogarme a propósito.

— Luffy...

— ¡Natsu, por favor, déjame pensar! Claro que siempre podría llamar a Tauros y... ¡UN MOMENTO! –Lucy se palpó el cinturón con ahínco.

— Qué pasa ahora, Luce.

— ¡LAS LLAVES! ¡No están! He debido de dejarlas dentro –se lamentó la rubia.

Se sentó en el bordillo y se abrazó a sí misma, frotándose los brazos. Nunca se había separado de sus llaves, y jamás se había sentido tan desprotegida.

Natsu, tras mirarla un rato, se agachó hasta ponerse a su altura. Lucy lo miró a los ojos, interrogante.

— ¿Preparada para escucharme ahora, Luce?

Lucy asintió, pues se había quedado sin ideas.

— ¿Qué te parece... –su mano se envolvió en fuego que iluminó las caras de ambos–... si fundimos la cerradura?

Lucy se quedó boquiabierta, y se olvidó de su disgusto.

— ¿Siempre pudiste...?

— Sí.

— ... fundir la...

— Ajá.

_ ¿Y por qué no me lo dijiste antes?

— No me dejaste terminar.

Lucy se pasó una mano por la cara, frustrada y enfadada consigo misma.

«Mira que llego a ser idiota» pensó, y suspiró largamente. Cuando abrió los ojos Natsu seguía acuclillado y la miraba con curiosidad.

— ¿Y dices que puedes...?

— En efecto.

Lucy se puso en pie de un salto con el fuego corriendo por sus venas.

— ¡Pues deja ya de mirarme como un pasmarote y abre las puertas, puñetero incordio!

Le salió con toda naturalidad. Natsu aún tuvo la cara dura de sonreír.

— A sus órdenes, señorita –ronroneó, alzó los brazos por encima de su cabeza y creó una bola de fuego tres veces más grande que él mismo. Se giró para mirar a Lucy.

— ¿Estás preparada?

— Tú dale.

Natsu echó los brazos hacia atrás, se mordió la lengua y en el instante de soltar la bola la puerta se abrió con un chasquido. Natsu detuvo el proyectil por milímetros, con la yema de los dedos.

Esa es mi Niñera ||Nalu||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora