Capítulo 4: La Tormenta.

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Después de cenar estoy muy cansada, pero no tanto como para no notar que el clima afuera da miedo; observó por el ventanal que da al balcón como el viento sopla con fuerza, los relámpagos iluminan el cielo y las primeras gotas comienzan a caer.

Sebastián se acerca por mí espalda, me rodea con sus brazos y apoya su mentón en mí hombro.

- Porque no te acuestas ya? Parece que te vas a caer del cansancio que tienes.

- Está bien.- respondo.

Él me suelta y voy al cuarto, tomando mí pijama de arriba de la cama entró al baño allí me cambió, luego me cepillo los dientes, desenredo mí cabello y salgo.

Sebastián está sentado en la cama vistiendo solo unos bóxer negros y me mira de pies a cabeza.

- Bonito pijama.- sonríe observando al gatito con chupete que está impreso en la remera.

- Lo sé, es infantil, pero me encanta.- le digo yendo hacia el otro lado de la cama.

Él se levanta y va al baño. Yo me acuesto y quedó dormida al instante.

Despierto asustada por un rayo, siempre les tuve miedo a las tormentas.

- Qué ocurre belleza?- pregunta adormilado Sebastián.

- Tengo miedo a las tormentas, ya no creo poder dormir.- el miedo se refleja en mí voz.

En eso otro rayo cae y pego un grito y un salto que me hace caer de la cama llorando, mientras todo parece temblar por el efecto del trueno.

- Amor.- Sebastián desesperado me toma en brazos alzándome del piso y me acuesta de nuevo, solo que esta vez sobre su pecho.- Tranquila solo es una tormenta nada te va a ocurrir.- promete acariciando mí espalda y besando mí cabeza para que me calme y deje de llorar.

No sé porque lo hice pero simplemente lo necesitaba, levante mí cabeza y besé sus labios, él respondió con suavidad para luego intensificar el beso. Yo rodeó con mis brazos su cuello pero él se separa.

- Allison espera, estás asustada y no sabes lo que haces, mañana podrías arrepentirte.- dice acariciando mí rostro.

- No me voy a arrepentir, lo necesito, por favor.- vuelvo a atraerlo hacia mí y lo beso nuevamente.

Me voltea poniéndome debajo de él y me desnuda con delicadeza, acariciando y besando cada centímetro de mí piel, haciéndome arder.

- Por favor.- ruego en un gemido.

- Por favor qué, mi amor?- pregunta besando mí vientre.

- Por favor entra en mí.- pido sin aliento, reflejando en mí voz que ya no puedo más.

Él separa mis piernas y poco a poco se introduce en mí, no puedo creer lo que me hace sentir, me llena de tal manera que me siento a punto de explotar; cuando empieza a entrar y salir no puedo contener un gemido de placer y tampoco rodearlo con mis piernas, él aumenta el ritmo y yo empiezo a sentir que no puedo más.

- Sebastián!!!- grito cuando mí mundo se detiene por la fuerza del orgasmo.

- Allison!- gruñe él al mismo tiempo, mientras se desploma sobre mí.

No lo puedo creer nunca había experimentado un orgasmo simultáneo antes, y el hecho de haberlo experimentado con Sebastián me hace tan feliz que giro mí cabeza y beso su mejilla.

- Estoy aplastándote.- dice saliendo de mí y acostándose sobre su espalda conmigo encima.

-No estabas aplastándome.- lo vuelvo a besar pero está vez en la boca.

- Estás bien?- me acaricia la cara.

- Sí.- respondo acurrucándome más sobre él.

- No te arrepientes?- pregunta nervioso.

- No, no me arrepiento. La verdad lo volvería a hacer.- lo miro pícara.

- Entonces no se hablé más.- me besa.

Nos amamos hasta dormirnos. Y así seguimos durante toda esa semana, a veces íbamos al cine, otras a cenar. Esa noche de alguna manera nos unió un poco, ahora se que no hay nada que temerle a las tormentas.

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Malditas Vegas, Maldito Alcohol, les doy gracias por esté Amor (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora