Capítulo 31: Mucho para mí, nada para ti.

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Sí, definitivamente estoy loca. 

Sino como carajos justificó que ayer dije que no puedo con esto, y hasta discutí con Sebastián; y hoy esté por fingir que somos una familia feliz cenando juntos.

Bueno, en realidad, el loco es él, ya que está fue su idea y él planeo e hizo todo. 

Hace tres horas que estoy pendiente de la casa de enfrente por si veo salir humo o llega alguna de esas camionetas que tienen algunos famosos restaurantes para sus entregas a domicilio. Pero nada de eso ocurrió, solo lo ví tomar un taxi y volver luego de una hora cargado de bolsas, bueno, no fue una hora fueron cuarenta y tres minutos exactamente.  

Parezco una mirona observando cada movimiento que hace, pero estoy asustada. Tengo mucho miedo de que él siga queriendo aparentar la familia perfecta que nunca llegamos a ser, aunque anoche parece que las cosas quedaron claras entre nosotros.

Hablé con Alexia, quien sigue en shock por la noticia de que va a tener mellizos, pero pudo aconsejarme sobre el tema, y opina que aunque luego acabe llorando debo de ser franca con Sebastián. En si ella y Julie opinan lo mismo, y como yo no tengo potencial para idear nada propio voy a seguir con su consejo, hasta ahora parece funcionar. 

No sabía cómo vestir, así que decidí actuar como si fuese una cena normal, me puse un vestido amarillo con rosas rojas pintadas, me hice una simple coleta y mí maquillaje es casual. Estoy elegante pero normal al mismo tiempo. 

Miro la hora y veo que ya son las 19, la hora en la que quede con Sebastián. Con los nervios a flor de piel salgo de casa y cruzó la calle, antes de poder tocar él ya está abriéndome la puerta.

- Adelante.- se aparta para que entre.- Permíteme decirte que estás hermosa.

- Gracias.- entró a la casa y me sorprendo de lo bien que huele.- Qué cenaremos?

- Decidí hacer carne al horno con vegetales. Espero te guste.- cierra la puerta y me hace una seña para que lo siga.

- Claro que me gusta.- lo sigo hasta la mesa tendida para dos. Todo está ordenado, la comida está humeante en la mesa y hay velas prendidas. Esto último me confunde un poco, pero no digo nada.

- Permíteme ayudarte.- apoyado en las muletas corre la silla para mí, luego se pone frente a su lugar, sirve la comida y luego toma asiento.- Ninguno puede tomar alcohol así que hice jugo de frutas, espero te guste.

- Gracias Sebastián, todo se ve esquisto.

Comemos tranquilamente, hablando de la ecografía de Alex y el susto que se llevó la pobre. Y reímos al recordar su cara.

Al acabar la cena yo lo ayudó a recoger y a limpiar para luego volver a la mesa con el postre, el cual compró en el supermercado, una deliciosa tarta de fresas y nata.

- Allison, Jeremy no me cae.- dice de imprevisto una vez empezamos a comer el postre.

Yo comienzo a reír y él me mira extrañado.

- Disculpa, es solo que me recordaste el pasado, Jeremy te caía mal, y luego resultaron ser muy amigos.- recuerdo.

- Exactamente, es el pasado. Porque yo no lo recuerdo.- dice muy enfadado.- Ahora me dirás qué era tú ex o algo así.- dice burlón. Pero al notar que yo no me río se enfada más.

- Oye sí, Jeremy era mí amante antes de casarnos la primera vez. Y esto ya lo discutimos y no pienso volver a hacerlo, el pasado pisado.

- Para ti es muy fácil, porque recuerdas todo.- me echa en cara.

- No tengo la culpa de que tú cerebro no funcione.- esas palabras salen de mí boca sin filtro y realmente lo lamenté.- Sebastián...

El fuera de si jala el mantel, las copas caen y el jugo salta sobre mí ropa. Gritó cuando escucho el estruendo de todo rompiéndose contra el piso, y los pedazos de loza, tarta y cristal saltan por doquier. Algunos de ellos chocando contra mis piernas.

- Sebastián.- susurro poniéndome de pie aterrada.

Lo veo cerrar los ojos apoyar las manos en la mesa y respirar hondo varias veces. Cuando vuelva abrirlos está más calmado pero veo en sus ojos que sigue molestó. 

Me observa de pies a cabeza y se pone de pie de pie de un saltó, casi cayendo sin el apoyo de las muletas.

- Tu pierna.- dice desesperado. Observó hacia donde señala y veo un pequeño rastro de sangre.

- No es nada, solo un corte por la loza o el cristal.- logro decir a pesar de los nervios por lo ocurrido.

- Siéntate y permíteme curarte.- no sé por qué, pero le hago caso, luchando con la idea de salir corriendo mientras él no está en la habitación. Él vuelve a los pocos minutos con el botiquín.

- Qué carajos pasa contigo?- pregunto mientras él limpia la herida y se asegura de que no haya nada dentro.

No responde, se queda allí estático, limitándose a limpiar la pierna que está apoyada sobre la mesa.

Cuando acaba pone una mano en mí vientre notando que el vestido está húmedo por el jugo, pero no dice nada.

- Prometo intentar esto,- dice refiriéndose a mí bebé.- pero como ves esto se me hace imposible.

- Guau, no me di cuenta.- digo irónica. Y él me echa una de esas miradas fulminantes.- Será mejor que te ayude con ese desastre y me marché a casa.

- Déjalo.- dice firmé.

- Quieres no ser un idiota? Estás con varios huesos rotos y no puedes recoger eso sin agacharte y hacer esfuerzos. Déjame ayudarte.- me pongo de pie y lo rodeó para comenzar.

Estoy agachándome cuando me agarra del brazo y me tira hacia su cuerpo, me ataja antes de que mí vientre choque contra él. Me mira a los ojos por un instante y me besa.

Trato de zafarme pero no me deja, miles de sensaciones se despiertan en mí, sigo tratando de soltarme, él no es mí Sebastián. Las lágrimas caen por mis mejillas y un sollozo se me sale haciendo que él abra los ojos y me mire asustado soltándome. 

Yo me alejó sin poder dejar de sollozar.

- Allison yo...

- No te atrevas a decir nada Sebastián Brown.- digo apretando los dientes con bronca.- Para ti fue un beso que no significo nada, mientras que para mí lo fue todo. No te haces una idea del daño que acabas de hacerme. Si tienes un poquito de respeto hacia mí aléjate, y ya deja de intentar porque esto no puede funcionar. No de esta manera.

- Allison.- intenta tocarme pero yo no sé lo permito, lo esquivo y salgo corriendo de la casa con los sollozos escapando de mí pecho.- Allison!- lo escucho gritar, pero ya es tarde.

Abro la puerta de casa y me meto dentro, cierro con llave y me derrumbo derrotada contra la puerta. 

No puedo más con esto, ya no más. Siento los sollozos escapando sin control, al igual que las lágrimas. 

No sé cuánto tiempo pasa pero cuando recobre el control sobre mí  misma escucho el sonido de una sirena y veo las luces. Me pongo de pie rápidamente y corro a la ventana llegando a ver como una ambulancia se detiene frente a la casa de Sebastián

Malditas Vegas, Maldito Alcohol, les doy gracias por esté Amor (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora