Capítulo 27: No Dios mío, no.

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Al día siguiente me desperté con la casa llena de rosas rojas, globos que decían perdón, y osos de peluche. Totalmente sorprendida me dirijo a la cocina, donde encuentro a Sebastián preparando mí desayuno.

- Buenos días.- digo entrando a la cocina.

- Buenos días mi amor.- Me responde sorprendido de verme ya despierta.- Esta es mi manera de redimirme por todas las veces que estoy metiendo la pata, lo siento mucho. Anoche no pude dormir estando lejos de ti.

- Yo también te eché de menos, pero espero que entiendas un poco de todo lo que me hiciste pasar, no es bonito enterarse de que vas a estar corriendo prontamente en una carrera por otra persona. Hubiese preferido que seas tú el que me lo diga.

- Lo sé, lo comprendí, y por eso lo siento tanto. -se mantiene en silencio por un momento- Estoy preparando waffles y también pastelillos como a ti te gusta, sé que no debería de comer tanto dulce estando embarazada pero sólo será por esta vez.

- Sebastián?- digo en tono de pregunta.

- Mmm.- sigue preparando todo.

- No tengo ganas de comer eso en este momento.- él se voltea sorprendido.

- Te sientes bien? Tú siempre quieres waffles y pastelillos.

- Me siento bien solo que en lugar de eso prefiero comerte a ti.- digo y me le tiró encima.

Él me toma en brazos y comienza a besarme.

- Al dormitorio.- logró decir sin apartarme de sus labios.

Él camina sin dejar de besarme hacia el dormitorio, una vez allí me recuesta suavemente en la cama.
Se aparta y se saca el delantal que tenía puesto. Luego lleva las manos a su espalda y se saca la remera, dejando al descubierto ese torso magnífico con el que llevo soñando más de una semana.
Se quita los zapatos y los calcetines y solo con los vaqueros se hacerca a a mí y se recuesta a mí lado.

- Ahora me ocuparé de ti.- promete, sacándome la remera de mí pijama y dejando mis senos al descubierto.- Están más grandes.- dice antes de tomarlos con sus manos, mientras masajea uno lleva el otro a su boca y comienza a succionar el pezón y a hacer movimientos con la lengua alrededor de el.

- Ohh Dios.- gimo, retorciendome de placer.

Él saca ese pecho de su boca y comienza a hacerle círculos con el dedo sobre el inflamado pezón, mientras tanto su boca se dedica al otro pecho. Siento un cosquilleo en mí entrepierna que aumenta y aumenta sin cesar, mis manos tiran de las sábanas como una forma inutil de sostenerme, hasta que ese cosquilleo explota haciéndome gemir largo y tendido.
Cuando vuelvo en si Sebastián acaricia mí cabello sin dejar de observarme.

- Te viniste.- dice sonriendo. Yo asiento sin poder hablar.- Te tuve muy desatendida y eso lo voy a solucionar ahora.

Baja sus manos por mí cuerpo rozando mis sencibles pezónes haciéndome gemir de nuevo, sus manos siguen su camino hasta llegar a mis pantaloncillos donde desatan el moño que los sujeta a mí cuerpo, y una de sus manos se adentra en ellos rozando mí ropa interior.

- Umm, ésto me está molestando.- saca mis pantalones y mí tanga le sigue.- Ahora sí.- dice poniendo su mano en mí húmeda feminidad.

- Sebastián.- suspiro.

Su mano separa mis labios hasta encontrar ese sencible botón y lo roza con los dedos, aciendome levantar la espalda del colchón.
Allí es cuando ya no puedo contenerme y me subo encima de él. Comienzo a tirar de su cinturón desesperada por sacárselo.

- Tranquila cielo.- trata de calmarme.

- Cierra la boca y ayudame con esto.

Él se desabrocha el cinturón entre risas y yo bajo el cierre del vaquero dejando a la vista sus boxers negros, me bajo de la cama y tiro de su pantalón para sacarcelo mientras él levanta la cadera.

Malditas Vegas, Maldito Alcohol, les doy gracias por esté Amor (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora