Capítulo 4

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Hermoso y arrogante hombre.

-Eres preciosa- Me dijo mientras me tomaba en sus brazos y me recostaba en la preciosa cama de la habitación. Se arrodilló frente a mí y empezó a deslizar mi minúscula prenda interior por mis piernas, dejándome completamente expuesta a su vista.

Pasó su dedo índice extendiendo mi humedad. Mis párpados se volvieron pesados mientras observaba su rostro. Su mirada fija era penetrante con fascinación cuando me puse incluso más húmeda para él. Cuando con su boca empezó a tocarme, a acariciarme, a tentarme.

-Siwon- le llamé mientras mi cuerpo era asaltado con su boca y su lengua.
-Me llamaste por mi nombre, eso me ha gustado. Quiero oírte decir eso todo el tiempo.
-¡Sí!- respondí en medio de un jadeo.
-¿Dime que quieres?- me preguntó y no podía creerlo. Sería el primer cliente que se preocupa por mi placer antes que él suyo, era demasiado confuso.
-Te necesito a ti...- quise decir más pero el placer que me recorría era demasiado intenso. Mientras me tocaba me hablaba en coreano, me decía lo hermosa que era, lo sensual que me veía mientras su boca y ahora sus dedos me tenían al borde del éxtasis, podía entender cada una de sus palabras y era un afrodisiaco que me envió sobre el borde – ¡Siwon! -El fuego estaba abrasando cada centímetro de mi cuerpo.

Cuando se retiró de mí, gemí por la pérdida, todavía no saciada. Por alguna razón, estaba aún más caliente que cuando habíamos empezado.
Su ardiente mirada pasó por encima de mi cuerpo, observando el sonrojo efusivo y el calor que desprendía mi piel. Se inclinó y agarró un mechón de mi cabello- Eres extremadamente sexy en este momento, tú me deseas de verdad.

-Si- pudo responder en ese momento, pero lo hice sinceramente. Fue un descubrimiento para mí. Deseaba a ese hombre absolutamente. Me había hecho alcanzar el éxtasis como nunca en mucho tiempo- corrijo- nunca antes lo había alcanzado de esa manera tan absoluta y libre- pensé mientras se puso de pie y empezó a quitarse la ropa.

Se quitó los zapatos y los calcetines, luego se quitó todo lo demás. Mientras veía cada parte de su cuerpo, me estremecí con apreciación. Sus brazos eran musculosos, sus pectorales rígidos. Había esculpido sus abdominales como una tableta de chocolate. Su piel bronceada lucía un tono caramelo que me hizo agua la boca.

Agarró un condón de la mesa de noche, y luego, poco a poco bajó sus bóxers haciendo que me mojara los labios mientras veía su longitud, desnudo ante mí, su cuerpo lo más delicioso que jamás había visto.

Envolvió su puño alrededor de su eje, dejándome embobada mientras extendía el látex sobre él. Mientras me miraba en silencio con suficiencia, sabía que me tenía embelesada.

Hermoso hombre arrogante.

Me saqué los tacones y él se arrodilló entre mis piernas tomándome de mis caderas mientras suavemente entraba en mí y me miraba a los ojos fijamente, como si quisiera memorizar mi reacción. Tentativamente, rodé mis caderas, enviando a su miembro dentro y fuera de mí.

Dentro... fuera...

Mi cuerpo acomodándose al suyo, mis párpados se volvieron pesados de nuevo.

-Preciosa -Su mirada estaba fija entre mis piernas. -Veo que me tomaste muy bien. Cuando se inclinó sobre mí una vez más, enrosqué mis dedos por su cabello y luego tomó mi boca. Él gruñó en nuestro beso, sus caderas se dispararon hacia adelante entre mis piernas arrancando un gemido de mí. Se retiró, luego se hundió aún más profundo. Y fue... ¡Increíble!- ¡Sí, sí! ¡Siwon!

Apoyado en sus antebrazos, comenzó a levantarse sobre mí. Su cabello negro era suave en mis manos pero él me miró a la cara fijamente, se veía lujurioso.

¿Me veía igual?

-No quiero que te contengas,- Gruñó.
Se retiró, luego embistió sus caderas hacia delante, llevándose mi aliento. Pero me encantó su fuerza, su intensidad. –Ese fue un calentamiento- dijo en coreano y yo sonreí. Él se arrodilló de nuevo y agarró mis caderas, él me tiró cerca mientras empujaba. Grité alzándome al encuentro de su próximo empuje. Se balanceó en mí; me enrollé a él. Una vez que los dos estuvimos en sincronía, nuestros cuerpos se movieron juntos, él se aferraba entre mis piernas diciendo y maldiciendo en inglés y en coreano, una y otra vez.

El cliente - Choi SiwonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora