Capítulo 1

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Me encanta Londres, me encanta su tosquedad, su impaciencia. Incluso su clima. Pero sobre todo, me encanta su anonimato.
Lo primero que tienes que saber de mi es que soy una Call girl de 25 años. En un mundo de niñas con bikinis y abuelas enseñando sus pechos, debes aprender que muchas de las prostitutas de hoy en día visten de diseñador. Mujeres que fingen saber a dónde van, de porte elegante y seguro, ser sofisticadas pero poder pasar desapercibidas... Como yo.

Antes de todo, debo aclarar que en este mundo no se vale generalizar. Hay tantos tipos de prostitutas como de personas y las clases nos dividen muy bien.

Existen las prostitutas de calle; aquellas que deben esperar por clientes entre los callejones o bares. Aquellas que pueden tener incontables clientes en una noche o ninguno si no cuentan con suerte.

Están las chicas virtuales. Son aquellas que como su nombre indica, su trabajo son las "líneas calientes" o las webcam. Es muy bien remunerada, pero en mi caso sería ponerme en peligro, dejar una huella en el mundo virtual de donde vivo y en que trabajo para que mi pasado me persiga.

Luego las cortesanas, el rango más alto entre este mundo. Son aquellas exclusivas. Una hora con una cortesana podría costar lo que gano yo en dos semanas. Son extremadamente bellas, sensuales, muchas cuentan con postgrados, hablan varios idiomas, son compañeras de viajes, saben de equitación, natación... Bueno, son las esposas por las que pagas dependiendo de tus necesidades.

Y bueno, debajo de las cortesanas, están las Call girls.

Como Call girl pertenezco a una agencia. ¿Por qué una? Porque vela por mi seguridad. En este mundo la seguridad es primordial y cada cliente es puesto bajo lupa. Si no es peligroso física o psicológicamente, es aceptado. Esa agencia tiene un catálogo con diferentes tipos de mujeres. Altas, bajas, morenas, pelirrojas, rubias, castañas, rusas, italianas... Y asiáticas. El cliente escoge lo que desea y mi agente me llama, cuadramos la cita donde el cliente quiere o si la chica desea hacerlo en su propia casa, se verifica que la persona que llegue es la correcta, se entrega el dinero por adelantado y listo.

En este mundo soy Alexa, simplemente Alexa. Soy refinada ya que sé comportarme en una cena de 8 tiempos y hablo 3 idiomas, lo que significa que puedo darme el lujo de cobrar un poco más que el promedio. Me informo de deportes, cine y en todo lo que tenga que ver con el jet set. Pero están prohibidos los temas políticos, no quiero herir la susceptibilidad de algunos con mi postura.

Tengo 2 años siendo una Call girl 5 días a la semana de miercoles a domingo. Tengo una agente que se encarga de mis clientes, ella se queda con el 40% de mis ganancias. Es mucho, pero a cambio de eso me brinda la oportunidad de rechazar clientes asiáticos. No puedo arriesgarme a caer en las fauces del lobo.

En este tiempo he tenido cliente de una hora, como también aquellos para una noche entera. Pero no todos los clientes buscan sexo, muchos buscan la intimidad de una conversación, alguien que los escuche. Otras veces son hombres que quieren ir a la fiesta de reunión de la escuela acompañados por una mujer que les muestre a todos que no son unos solterones, otras veces es el hombre gay que necesita seguir mostrando su heterosexualidad y muchas otras historias más.

Pero también he tenido clientes sexuales.

Mi primer cliente sexual fue un hombre hindú ventiañero; Raj. Dulce, limpio y considerado. Un hombre atrapado en un matrimonio de conveniencia y que siempre requiere de una Call girl para sentirse de una manera diferente... Para sentirse deseado.

Pero sean considerados o pésimos, siempre en mis relaciones íntimas quedo insatisfecha. Desde luego mi placer no es importante, pero siempre, de cualquier manera me siento vacía.
Tengo ciertas reglas que me han servido para sobrevivir.

El cliente - Choi SiwonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora