1:00am.
Habría deseado cargar mi teléfono celular en aquellos instantes, pero como siempre mi despistado ser salió sin aquel importante aparato electrónico.
Y ahora me encontraba allí, abrazando mis rodillas raspadas debido a lo roto que estaba mi pantalón de jean, la caída que tuve mientras escapaba de Lander y su grupo ocasionó la rutura de mi prenda y las heridas de mis rodillas.
Pero aquello era lo que menos me importaba, lo que deseaba realmente era volver a casa con mi madre y mi hermano mayor.
Mi dolor emocional era mil veces peor que mi dolor físico.
-Padre mío... líbrame de mis angustiadores y dáme la salida... quiero irme a casa. -Susurré roncamente debido a lo maltratada que estaba mi garganta de tanto sollozar.
Habían muchos cristianos en Danville University, aunque Lander fijó su ira y desprecio en mí y en mis amigos pero sobretodo en mí; quizás fue por el hecho de que refuté su hipótesis atea en la clase de biología, desde esa vez me había comenzado a mirar con odio y veneno.
Ezra, Lucinda y June me advirtieron de que no lo enfrentara en público, pero admito que siempre fui terca y mis ganas de callarle a su ateísmo me vencieron.
Y ahora, pagaba las consecuencias.
-Perdóname Padre... por favor... -Cubrí mi rostro con mis manos, sintiendo cómo estas se mojaban por mis lágrimas.
El sonido del cerrojo de la puerta captó mi atención, mi cuerpo entero se puso alerta al ver que comenzaba a abrirse.
El castaño de ojos levemente verdosos entró a la habitación, más yo inmediatamente bajé la cabeza negándome a mirarle a los ojos.
-Halia. -Mi nombre en sus labios sonó con odio puro, el cual él sentía hacia mi persona.
Me mantuve con la cabeza gacha, sin subirla en ningún instante.
-Mírame, mocosa inmunda. -Escupió con brusquedad.
Lentamente alcé mi cabeza y lo miré con el ceño suavemente fruncido, no dejándome intimidar por él en ningún instante.
Se agachó frente a mí y tomó con algo de fuerza mi mentón, haciendo que mi rostro estuviera cerca del suyo.
Me quejé por el dolor ocasionado.
-Me enfermas por completo, por mucha cara bonita que tengas por fuera... toda tú me das asco. -Sonrió burlón sin dejar de mirar fijamente mis ojos.
No dije nada en lo absoluto, no iba a reaccionar a sus provocaciones.
-¿De verdad crées en un ser espiritual dueño de todo? Puras boberías. -Soltó antes de reírse entre dientes de mí, luego liberó mi mentón de su enorme mano.
Inmediatamente masajeé mi mentón para que el dolor bajase, pero mis ojos seguían captados por los ajenos.
Se levantó nuevamente, sin dejar esa sonrisa de maldad que cargaba.- Pronto comenzará el verdadero juego, y juro que perderás.
Con decir esas palabras al final tuve que admitir que sentí miedo, sin embargo pude discimular lo que había causado dentro de mí.
Lander salió otra vez de la habitación oscura, mientras que yo me coloqué en posición fetal sobre el suelo a la par que observaba un punto muerto en la habitación.
Sólo quedaba esperar a que Dios actuara, sin importar el tiempo que tomara.
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El cantar de las aves llenó mis oídos ocasionando que despertara, pude conciliar el sueño durante tres horas nada más así que no tuve un descanso grato.
Bastaba decir que mi estómago rugía cual león peleando con Sansón, el hambre se debía a que no comí nada desde que almorcé ayer en el día.
Suspiré frotando mis ojos y me arrodillé en el suelo para orar, pero siseé de dolor al sentir mis rodillas escocer debido a las heridas no curadas que tenía.
Junté mis manos entrelazando mis dedos y cerré fuertemente mis ojos, empezando a orar y alabar el nombre de Dios a pesar de las circunstancias.
No sabía qué iba a ser de mí en esos momentos, o si moriría...
No sabía absolutamente nada.
-¿Eh? -Me estremecí al ver la puerta abrirse de sopetón.
Dos chicos compañeros de Lander entraron abruptamente, me tomaron con fuerza de los dos brazos y me sacaron a rastras de la habitación.
Señor... si ha llegado mi hora... estoy lista para verte.
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Me lanzaron contra las frías baldosas del suelo sin delicadeza alguna, gemí de dolor debido a lo muy magullado que estaba mi cuerpo.
Divisé los zapatos de Lander frente a mí.- Felicidades Halia, hoy vas a irte.
Tan pronto como lo escuché alcé mi cabeza para mirarle sorprendida, ¿estaba por dejarme ir?
-¿C-cómo? -Balbuceé aún estupefacta por sus palabras.
Pero al escuchar las risas de él y sus amigos, mi rostro se desfiguró por completo.
-No creas que tu vida será la de siempre, voy a hacerla un infierno como te dije y tus amigos también lo padecerán. -Sentenció siniestramente al observarme a los ojos.
Tragué saliva, está bien si deseaba destruirme pero que tratara de hacerlo también con mi hermano y amigas... no me alegraba en nada.
-Tómenla. -Demandó a dos chicos a que me agarraran de los brazos.
Inmediatamente fui sacada de aquella cabaña en la que estuve cautiva una noche entera, luego me llevaron en la van hasta la calle donde fui capturada.
Y obviamente, me lanzaron con brusquedad del vehículo.
-Y recuerda cristianita... ¡CÁLLATE! -Me gritaron antes de carcajear burlonamente y arrancar en el vehículo.
Froté mis brazos al levantarme como pude del asfalto, me sentía debilitada y muy adolorida por completo.
A duras penas caminé llevándome las miradas extrañadas de los transeúntes debido a mi deplorable estado, pero mi meta era llegar a casa.
Sólo... yo sólo quería... llegar a casa.
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Les dejo el primer capítulo nada más ♡ anticipen esta historia cuando inicie oficialmente!
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ꜱʜᴜᴛ ᴜᴘ! 🔚 novela cristiana.
Spiritual"Capturada y silenciada por mi fe... más Dios me dará la victoria al final." ➡Historia original. ➡No copiar ni adaptar. ➡Registrada en Safe Creative: 1810118707802 ➡️Portada hecha por: @AbiMartinez- ✨