ꜱʜᴜᴛ ᴜᴘ! 🔚 novela cristiana.

VIII: June, ten cuidado

8:00am.

El pastor Coleman fue hasta las instalaciones del hospital donde nos encontrábamos con Ezra, estaba en la habitación hablando con nosotros y June incluida que había llegado minutos antes.

-Sin duda es persecución por nuestra fe, pero no duden jamás de que Dios está con ustedes en todo instante. -Nos aconsejó sentado junto a mi hermano.

-Gracias pastor. -Dijo mi madre con una sonrisa de agradecimiento.- es duro... pero fuimos avisados en la Biblia que la persecución vendría a nosotros.

Lucinda y yo asentimos, por lo que agregué.- Es cierto, lo difícil de todo esto es que podemos denunciar pero... el padre de Lander es el jefe de policía de Danville.

-Es una estupidez y me disculpan la expresión, pero no se puede llamar policía a alguien que deja que su hijo ande jugando de sociópata y perseguidor. -Espetó June con notoria molestia.

El pastor la miró de soslayo y suspiró levemente.- Lamentablemente hay padres que no están cuidando a sus hijos como deberían. Sólo voy a decirles algo muchachos.

Todos miramos al pastor atentos, esperando las palabras que fuera a decir.

-El que niegue al Señor delante de los hombres, pues Él también les negará delante de Su Padre.

El silencio reinó en aquella habitación luego de las palabras dichas por el pastor Coleman, pero estaban cargadas de verdad y razón.

Sonrió suavemente mirándonos a todos.- No se rindan, no se debiliten en esta batalla. Porque Jesús ha vencido contra el mal y ustedes vencerán con su ayuda.

-Gracias, pastor. -Sonrió mi hermano hacia el mencionado.

Pude ver que June hacía una mueca de incomodidad, que fuese atea a estas alturas ya era irrelevante. En algún momento daría el paso y yo esperaba que fue lo antes posible.

En mi pecho se permanecía esa sensación de que algo más iba a acontecer en el futuro.

El pastor se despidió de nosotros luego de una hora y se retiró no sin antes decirnos que mantuviéramos la fe y que nos vería el domingo en el templo.

June y yo nos apresuramos en ir a clases, Lucinda cuidaría de Ezra mientras mamá trabajaba por lo que al menos no andaría solo.

-Oye, June. -La llamé caminando las dos hasta la parada de buses.

Con Ezra en el hospital, ya yo no contaba con transporte pero tampoco eso me molestaba.

-¿Qué? -Preguntó sin quitar su vista al frente.

Suspiré con pesadez antes de responder.

-Ten cuidado... sé que Trenton puede hacerte algo, ya que ustedes salieron y eso... -Murmuré apretando los agarres de mi mochila, preocupada por el bienestar de mi amiga.

Ambas nos detuvimos en la parada y ella me miró fijamente.

-Trenton no puede hacerme nada y menos el pesado de Steels, y no te preocupes por mí que podré lidiar con esos tontos. -Sonrió divertida y luego se sentó en el banco de la parada.

Puse los ojos en blanco esbozando una sonrisa y me senté junto a ella.

Solamente pude pedirle a Dios que la guardara a ella y a Lucinda, porque no estaba segura de que forma era el patrón de Lander para atacarnos a nosotros.

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June y Halia terminaron su jornada de clases por ése día, ambas se despidieron y Halia volvió al hospital en taxi para ser la que tomara el siguiente turno de cuidar a Ezra, mientras que June siguió su camino hasta la parada de bus.

Pero al llegar a dicho lugar, no pensó en encontrarse con cierta persona allí.

-Querida June. -Canturreó con una sonrisa venenosa el muchacho de cabellos rubios y ojos negros.

La joven atea puso los ojos en blanco al ver que era Trenton quien estaba ahí.

-¿Qué quieres? -Espetó con dureza dirigiendo su vista a otro lugar que no fuera él.

El mayor se acercó a ella hasta acorralarla contra la pared metálica de la parada, June jadeó sorprendida ante el actuar de su ex novio.

La sonrisa malévola de Trenton le erizó la piel, pero aún así no dejó aquel enojado semblante de su rostro.

-Ser una traidora te ha hecho bien, ¿acaso no signifiqué nada para ti? ¿Nuestro grupo fue inútil para ti? -Demandó airado el rubio endureciendo la mirada sobre la de ella.

La castaña tragó saliva algo intimidada por la situación, bien sabía que Trenton Carter era alguien impulsivo y con un genio muy malo.

Chasqueó la lengua quitando la mirada de la suya.- Déjame en paz, tú con tu ridícula actitud fueron la razón principal por la cual te terminé y me aparté de tu grupito con Lander.

Trenton, completamente lleno de cólera, golpeó con el puño la pared metálica detrás de June justamente a unos centímetros del rostro de la muchacha.

Unos centímetros más y la hubiera golpeado en la cara.

-Te vas a arrepentir, tú y tus estúpidos amigos "aleluya" se arrepentirán de haber nacido. -Escupió con veneno para luego apartarse de ella y seguir con su camino.

June respiró con alivio mientras frotaba sus brazos algo abrumada, se sentó en la banca de la parada y esperó su bus correspondiente.

Sintió nucho miedo por la amenaza final de su ex novio, pero intentó controlarse y no darle tantas vueltas al asunto. Pero el saber que sus amigos podían ser atacados y pagarían las consecuencias de ella le causaba una amarga sensación en la boca.

-Dios... si Tú existes... ayuda a los demás... -Susurró con la vista perdida en la calle.

No le importaba si algo le ocurría a ella, pero sí le aterraba que algo les pasara a sus tres amigos.

Amigos que la aceptaron tal cual era a pesar de no creer en el Dios de ellos.

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¡Dios te bendiga!