"Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres." -San Juan 8:36
Un año después...
-¡Vivan los novios! -Gritó el pastor Coleman en el momento en que Lucinda y Ezra subieron a la carroza de bodas.
Mamá y los padres de Lucinda despedían a los novios sonrientes, yo solamente limpiaba mis lágrimas ya que no los vería muy seguido.
Pero de igual forma, estaba contenta por ellos.
-Ahora sólo somos tú y yo, querida. -Susurró mi madre acariciando mi hombro.
Sonreí con algo de melancolía al saber que no vería a Ezra muy seguido, sino en clases o cuando fuera de visita.
Pero estaba feliz por él y por Lucinda.
-Mamá... voy a una parte, no te preocupes si me tardo. -Le dije con una pequeña sonrisa.
Ella se sorprendió por mis palabras pero terminó asintiendo en acuerdo.
Por lo que despidiéndome de ella y los hermanos, caminé hasta cruzar la calle para pedir un taxi.
Sabía que al lugar al que iba no era un sitio en el que cualquiera quisiese estar, pero era algo que mi corazón me pedía que hiciera para terminar ése capítulo de mi vida.
Para poder avanzar en mi vida.
Un taxi se detuvo ante mi seña, me subí y le sonreí al hombre de forma cordial al darle un saludo.
-¿A dónde va, señorita? -Preguntó comenzando a conducir aquel hombre de algunos sesenta y tantos años.
Respiré profundamente y le sonreí con seguridad.
-A la prisión municipal de Danville por favor.
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2:00pm.
Pagué lo exacto por la carrera y aproveché también para darle un tratado, cosa que agradeció sinceramente antes de irse.
Suspiré al encontrarme frente a la desgastada y lúgubre estructura de la prisión, agradecí estar usando algo sencillo a pesar de que estaba en una boda y así no llamar la atención de los reclusos.
Entré con cierta duda al lugar, viendo a varios policías moverse de un lado a otro entrando y saliendo del lugar; por el amplio pasillo que de seguro llevaba a las cabinas de visita, vi al jefe Steels salir de allí con una expresión triste.
Supe que venía de haber visitado a su hijo.
-Oh, señorita Calloway... ¿qué hace por aquí? -Preguntó con sorpresa al verme allí.
Sonreí levemente.- Bueno, sé que es una sorpresa pero... vine a ver a Lander.
Aquello pareció sorprenderle aún más, pero terminó sonriendo con tristeza a mis palabras.
-Entiendo... bueno, adelante puedes ir. -Expresó señalando el pasillo por el que había venido.
Le agradecí brevemente y me encaminé hacia allá, sintiendo mi corazón bombear fuertemente contra mi pecho.
Noté que a muchos reclusos los estaban visitando por esas cabinas telefónicas en donde podían comunicarse entre sí con sus seres queridos, por lo que pedí al oficial en cargo que estaba allí para ver a Lander Steels.
Y en unos minutos, lo trajeron de nuevo y lo colocaron en la cabina número siete.
Finalmente, lo vi.
Sentarme frente a él fue duro quizás hasta para ambos, pero ahí estaba. Sus ojos aguamarina perdieron vida y brillo, su sombra de barba se asomaba en su rostro y cargaba el típico uniforme beige de recluso.
Tomé el teléfono comunicador, sin dejar de mirarle. Él también imitó mi acción sin apartar su atribulada vista de la mía.
-Hola, Lander...
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No dijimos nada el uno al otro durante varios minutos, pero a la final él decidió dar inicio a la plática repentinamente.
-No sé qué haces aquí... deberías irte y seguir con tu vida, Halia. -Expresó con una sonrisa de derrota, como si hubiese perdido hasta los ánimos de vivir.
Me limité a morder mi labio antes de responder.- Quise venir por mi cuenta, para hacerte saber... que te perdono, pero también vine para decirte que Jesús es quien puede sanar todas tus heridas.
No dijo nada, por lo que decidí proseguir.
-Es cuestión de que le dejes entrar a tu vida, sanará cada área de ella... solamente quise hacértelo saber. Oraré por ti y para que tu condena se reduzca.
Dejé el teléfono colgado nuevamente al escuchar que el tiempo de visita se había terminado, por lo que me levanté de la silla y le asentí con la cabeza en gesto de despedida.
Y caminé para irme de aquel lugar, hasta que escuché un golpe en el cristal de la cabina en la que estuve con él hablando, lo miré por el hombro y noté que me sonreía con levedad.
Pero también con sinceridad, como una forma de agradecimiento.
Por lo que también le sonreí ampliamente, y con el corazón en paz salí de la prisión sintiendo también regocijo.
Miré el cielo con una gran sonrisa y extendí mis manos hacia arriba.
-¡Gracias, Señor!
Había finalmente, cerrado un capítulo de mi vida y con buena voluntad, también iba a dedicarme a orar por Lander y por todos aquellos que perseguían a mis hermanis en Cristo. Rogaría por el cambio en sus corazones y que Dios los llenara de su amor perfecto.
No iba a callar nunca, de mi boca siempre saldría su buena Palabra.
Fin.
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No se preocupen, les regalaré un bello epílogo! 🙌
¡Dios les bendiga!
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ꜱʜᴜᴛ ᴜᴘ! 🔚 novela cristiana.
Spiritual"Capturada y silenciada por mi fe... más Dios me dará la victoria al final." ➡Historia original. ➡No copiar ni adaptar. ➡Registrada en Safe Creative: 1810118707802 ➡️Portada hecha por: @AbiMartinez- ✨