VII: El amor todo lo sufre

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La joven de rasgos asiáticos se hallaba arrodillada junto a su cama, orando antes de dormir y rogando a que Ezra apareciera.

-¡Hija! -Su madre, Sujin, entró de golpe a la habitación de la chica con el teléfono de casa en su mano.

Lucinda giró despacio su cabeza y miró a su madre sorprendida, pero la expresión que reflejaba la mujer hizo sentir a la chica consternada.

-Ezra... está en el hospital central gravemente herido.

Escuchar tal noticia fue un gran impacto al corazón de la joven, por lo que sin importarle mucho el estar en pijamas tomó un gran abrigo y salió disparada de la habitación.

Su madre la llamaba con angustia, pero eso no detuvo a Lucinda de tomar las llaves del auto de su padre, a pesar de que este le gritaba de que parara.

-¡Lucinda por favor! -La llamó él desesperado, pero la mirada que les dirigió ella a sus padres los hizo silenciarse.

Las lágrimas no paraban de salir de sus ojos, y aquellos reflejaban un amor tan puro que podía verse a kilómetros.

Fue cuando lograron entender la situación, por lo que la pareja de casados se tomaron de las manos y la dejaron partir, observándola desde el pórtico.

-Señor... salva a Ezra por favor. -Rogó el hombre en voz queda mientras veía el auto desaparecer por la calle.

Lucinda lloraba sin poder contenerse, pero se mantenía concentrada en llegar al hospital central porque no quería perder más tiempo.

-Aguanta... por favor... -Susurraba entre sollozos la castaña con el dolor albergándose en su interior.

Estacionó en el aparcamiento del lugar y bajó velozmente del vehículo, entró en carreras a la estructura y preguntó en recepción sobre dónde se encontraba su novio, y al recibir respuesta no dudó en correr por aquel amplio pasillo sin importarle los gritos de los enfermeros.

Al detenerse en la sala de espera correspondiente vio a Halia y a su madre sentadas en los bancos de aquel lugar, ambas demacradas y con los ojos rojos.

-Lucinda. -Halia se levantó de su asiento y fue hasta su amiga al verla.

La más alta no pudo contenerse más y abrazó a su mejor amiga con fuerza, llorando desconsolada por el crítico estado de su novio.

-Dime que está bien... dime que Dios lo salvará... por favor... -Pidió en un hilo de voz con las lágrimas mojando el hombro de Halia.

Esta sintió sus ojos aguarse y asintió con la cabeza aferrándose más a su amiga.- Tranquila... Dios lo sacará de esta, estamos hablando del fuerte Ezra.

Y ambas rieron débilmente, luego tomaron asiento junto a Claire y las tres se abrazaron mientras oraban nuevamente.

Esperando noticias agradables.


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1:00am.

Ezra abandonó la sala de emergencias tras ser atendido, finalmente estaba fuera de peligro y ahora se encontraba en una habitación del hospital recuperándose.

ꜱʜᴜᴛ ᴜᴘ! 🔚 novela cristiana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora