Capítulo VI

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La desesperación en la cara de la chica se encontraba presente.

–Si me agradas–al fin se escuchó su voz, la respuesta hizo sonreír a la chica, sin notar el leve sonrojo en el chico.

–Lo sabía ¿a quién no?... Tú también me agradas...vamos que esperas hay que ir con Athena...oye por cierto ¿Aquí quién vive?–preguntó una vez ingresando a la casa de Aries.

– Shion, el caballero de Aries, pero por lo visto no está–causando un suspiro en la chica.

–Lástima y yo que quería conocerlo–así continuaron en las siguientes casas que también se encontraban sin sus respectivos guardianes llegando hasta la casa de Virgo, en donde ahí se encontraba su caballero, él cuál se encontraba meditando logrando captar una energía inusual, él peliceleste intentó pasar rápido para no incomodar a su compañero pero falla en el intento.

–¡Al fin conozco otro caballero!...Hola soy Lilith y ¿Tú eres?...– esperando la contestación del otro.

–Él es Asmita de Virgo y se encuentra meditando así que continuemos– respondió Albafica, mientras se dirigía a la salida.

–Ash que mandón– susurró y continuó detrás de él, causando una sonrisa en el de cabellos rubios la cual pasó desapercibida por ambos. –¡Fue un gusto conocerte Asmita!– gritó desde la salida de su casa.

–"Qué extraña energía emite esa chica"– pensó el de Virgo.

Seguían caminando hasta llegar a la siguiente casa encontrándose con un joven de cortos cabellos marrones.

–Hola Albafica y hola señorita mi nombre es Dohko– habló amablemente, obteniendo un corto saludo del peliceleste, quién siguió su camino.

–Hola Dohko, un gusto en conocerte me llamo Lilith, nos encontramos en camino a ver al patriarca y a la diosa Athena, cuando tenga más tiempo seguiremos charlando– le respondió educadamente, para luego alcanzar a su guía de turistas. –¡Oye espérame Albafica!– causando gracia en Dohko al ver el reclamo por parte de la chica.

Así continuaron topándose con otras casas vacías, mientras Albafica le daba explicaciones el por qué de la ausencia de sus compañeros las cuales trataban desde misiones lejanas hasta entrenamientos con sus discípulos, hasta que llegaron a la penúltima casa del zodiaco, pidiendo permiso ingresaron, al entrar Lilith se asombró al ver la enorme cantidad de libros que habían ahí.

–Wow...cuántos libros– fue lo único que pudo articular una vez salida de su asombro.

Iban adentrándose hasta que notaron una persona sentada él cuál leía tranquilamente, Lilith había decidido no ir a interrumpir su lectura hasta que notó el título del libro haciéndola detener, Albafica igualmente se detuvo a unos metros más adelante al no oír sus pisadas detrás de él, el joven se percató de que lo observaban, su mirada abandonó la lectura y se dirigió hacia la persona que lo veía.

–¿Te interesa el libro?–habló sacándola de sus recuerdos. Al verlo Lilith notó que su cabello era de un hermoso color verde y sus ojos color violeta pero sobre éstos traía unos lentes.

–Emm...yo... pues si...pero no... jajajaja es que me acordé de algo...perdón por interrumpir tu lectura era lo último que quería hacer– respondió nerviosamente. –Hola me llamo Lilith vengo a ver al patriarca y a la diosa Athena y ¿tú eres?– al decir esto el joven se levantó de su asiento dejando el libro en la mesa, para caminar hacia ella.

–Mi nombre es Dégel–tomándole la mano y depositando un beso en la misma–Es un gusto conocerla, soy el caballero de Acuario– causando una sonrisa en la azabache.

–Genial–iba a formular una pregunta pero al notar la cara de su compañero dándole entender que debían darse prisa decidí haberla en otro momento. –Me gustaría seguir conversando con usted pero me están esperando y ya me he demorado mucho– dijo para luego acercardose al oído del chico que estaba frente a ella le susurró. –Deberías leer la leyenda de la luna sangrienta contiene sucesos reales– para después verlo y dedicarle una sonrisa a lo que el caballero asintió sonriendo por su recomendación, después de verla caminar hacia la salida retomó su lectura.

Mientras el dúo seguía caminando para llegar a la respectiva casa del pisciano.

–Adivino está es tu casa o me equivoco– su acompañante solo asintió haciendo frustrar su intento de conversación, al momento de ingresar a la casa un leve olor a rosas inundó sus fosas nasales. –¿Puedo ir a tú jardín de rosas?– queriendo explorar el lugar.

–No tenemos tiempo, en otro momento quizás–

–No me harán nada si temes a que muera envenenada, yo iré a verlas– dijo saliendo como una bala hacia donde el aroma era más fuerte.  Cuándo la alcanzó la observó que se encontraba acariciando los pétalos de las rosas. –Albafica ¿puedo cortar sólo unas?– dándole una mirada de súplica a lo que el no se negó. Una vez cortadas las rosas le mencionó –Tus rosas son lindas...ya se ya se vamos tarde– caminando hacia la salida del lugar.

–"Está chica es distinta...hay algo que la hace diferente"– pensó mientras la observaba de reojo, lo cual ella no notó ya que admiraba las rosas que traía en sus manos para después colocarlas en su cabello y en su ropa, para verse más presentable ante la diosa.

Cuando llegaron a la cámara el santo de oro dio una reverencia a su diosa así como a su superior mientras presentaba a la chica, quién se encontraba nerviosa.

Continuará.....



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