Capítulo XXI

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A toda prisa se dirigió a Virgo, lugar donde su prima siempre estaba ya qué según ella le transmitía tranquilidad para poder dormir. Al ingresar a la casa efectivamente ambos estaban cada quien en lo suyo Asmita meditando y Akemi durmiendo, así que para no interrumpir sus actividades saludo rápidamente para irse a casa de Leo.

Pero al entrar no se veía nadie pero un pequeño ronquido se escuchó en una habitación, ya con una sonrisa divertida se transformó en zorro, para así adentrarse en la habitación para ver a un chico durmiendo, cautelosamente se subió a su pecho que subía y bajaba por causa de su respiración relajada, optó primero por brincar sobre su pecho para despertarlo, pero no funcionó, después decidió acercarse a su rostro para lamerle su mejilla lo que le provocó cosquillas lográndolo despertarlo poco a poco.

–Jajaja....ya déjame...me haces cosquillas– reaccionando de que quién podía causarle cosquillas abrió los ojos de golpe –¡Ahhh!– gritó al ver un zorro muy cerca de él, con el grito Lilith se bajó de él.

Una vez recuperado del susto, miró hacia el piso donde se encontraba la intrusa quién seguía mirándolo.

–¿Lilith?– parpadeo un par de veces –¿Por qué me despertaste?– algo adormilado pero ella aún en zorro le sonrió causando qué él chico se molestara. –Ahora verás pequeño zorro– levantándose de su cama para atraparla pero al ser Lilith tan bromista y juguetona, burlaba las acciones del joven para luego salir corriendo del lugar divertida al igual que él.

De tanto corretearse pasaron por Cáncer pero no había  nadie, luego entraron a la casa de Géminis, donde Lilith se escondió debajo de la mesa sin saber qué alguien la vió esconderse. Regulus se puso a buscarla, pasó por donde estaba escondida, al sentirse a salvo salió de su escondite pero antes de dar un paso unas manos la atraparon.

–Una extraña mascota en mi opinión– la voz que escuchó no pertenecía al caballero de Leo.

–No es una mascota es una amiga– dijo Regulus una vez llegando donde estaban ambos, sin más la tomó para dejarla en el suelo.

–Bueno no es para que te molestaras, no quería ofender a tu amiga, aunque tengo que decirlo es algo adorable– excusándose el caballero, en eso Lilith deshizo su transformación.

–Gracias por el cumplido y perdona que hayamos entrado así a tu casa– sonriendole

–Descuida...por lo que veo eres una de aquellas yōkais,me presento soy Deuteros de Géminis aunque eso ya lo sabías– causando risa en ella.

–Sí recuerdo tu nombre, déjame presentarme soy Lilith aunque también creo que ya lo sabías– por su parte el geminiano sólo sonrió, pero luego hubo un silencio algo incómodo –Bueno...yo huía de Regulus por despertarlo así con su permiso– saliendo a toda prisa.

–Sí es verdad... ¡Oye!– reaccionó algo tarde Regulus para salir de igual modo que ella dejando sólo al caballero de Géminis.

Iba tan concentrada y divertida al mismo tiempo, ya había pasado por la casa de Tauro y sólo le falta por ingresar a Aries para así perderse de su perseguidor, era tanta su concentración que no se dió cuenta que se dirigía hacia una persona o mejor dicho caballero que caminaba tranquilamente, pero venía distraído ya que había encontrado algo interesante en un libro, sin más se dió el impacto.

Al sentir que había caído sobre alguien, alzó su mirada para ver a lo lejos unos lentes familiares para luego ver la cara con quién chocó. Con cuidado se quitó de encima de él para dirigirse a tomar los lentes observó de reojo que Dégel se encontraba con los ojos cerrados y una de sus manos se sobaba la cabeza mientras se reincorporaba, recogió los lentes y antes de entregárselos revisó que no sufrieron algún daño, una vez revisados se puso sobre sus rodillas a un lado de él.

–Perdón– ganándose la atención de él, lo que aprovechó para colocarle los lentes. –Perdóname Dégel, no era mi intención chocar contigo...es que iba tan entretenida mientras  huía de...– buscando con la mirada a Regulus que ya había tardado.

–Huías ¿de quién?– levantándose mientras recogía el libro que estaba a su lado, Lilith también se levantó.

–No te preocupes es Regulus, es que lo desperté de su sueño jajaja...– relajando al caballero

–¡Te atrapé al fin!– sujetándola de la cintura algo agotado y despeinado. –Uff eres muy escurridiza– soltandola y llevarse una mano a la frente para limpiar su sudor –Hola Dégel no te había visto–

–Hola Regulus– para luego ver a Lilith– Emm... Lilith yo... yo te invito a comer en mi casa...–

–Claro me encantaría, pero...– en eso alguien más llegó

–Listo a...ahora sí podemos ir a un lugar privado– dijo Kardia quién apareció limpiándose las manos mientras degustaba su último bocado de manzana.

–¿Cómo?– cuestionó Dégel algo celoso causando risa en Regulus.

–Kardia no se explicó bien, voy a mostrarle mi verdadero potencial en un entrenamiento contra Regulus– quien al escuchar su nombre su risa cesó y ahora el que reía era Kardia –Ademas ya había planeado visitar a las chicas en Rodorio, te parece que nos vemos al atardecer, así te doy tiempo para preparar todo– para luego darle un casto beso en sus labios, al separarse de él le guiñó el ojo.

–Está bien, nos vemos al rato–

–Claro– dijo Lilith quien empezaba a caminar seguida por los otros dos, en eso Kardia se detuvo para guiñarle el ojo a Dégel de manera burlona, éste optó por dirigirse a su casa a comenzar los preparativos para cocinar mientras repasaba de nueva cuenta la receta de aquel libro.

Después de unas horas unos caballeros caminaban por el pueblo, uno de ellos cargaba entre sus brazos un zorro blanco, él cual no paraba de reír por la cara que puso su compañero momentos antes.

–Me dió risa tu cara al ver como Lilith se hacía un zorro gigante jajajaja casi haces que perdiera en ese instante– volviendo a reír.

–Es que realmente me sorprendió– excusándose mientras se cruzaba de brazos.

–Y eso que sólo fuiste espectador–

–Hmp por lo que veo te conviertes en un monstruo gigante, viajas atravesado de las sombras, posees veneno, usas una espada, posees habilidades de fuego, fue interesante...la próxima vez yo seré tu oponente– mirando a Lilith con una sonrisa que afirmaba que le ganaría.

Una vez llegado a su destino todos charlaban sobre sucesos que se perdieron cada uno así como anécdotas de misiones pasadas cómo anécdotas personales. Hasta que se tuvieron que retirar, sin saber lo que había sucedido con Kumiko, Manigoldo y el patriarca.

Cada caballero se quedó en su casa, en cambio Lilith fue directo a la casa de Acuario, pero antes de llegar el aroma a una deliciosa comida había llegado a sus fosas nasales haciendo que apresurara más él paso.

Las notas del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora