Capítulo XI

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–Dégel–dijo mientras seguía abrazándolo, pero su acción sorprendió al de cabellos verdes, haciendo que no correspondiera a su abrazo aunque se debió a que no dejaba de pensar en cierta azabache–¿Cómo has estado?–separándose un poco de él.

–¿Quién eres tú?–frunciendo levemente el ceño, causando tristeza y confusión en Lilith hasta que recordó que él no la conocía cómo era realmente a lo que le sonrió aliviada.

–No creí haber cambiado mucho...soy yo Lilith–riendo un poco a un chico confundido que solo atinar a decir su nombre.

En esos momentos dos caballeros buscaban por el pueblo a una chica que los retó a una carrera, la buscaban por dos razones una porque estaban preocupados por su herida y la otra para decirle quien perdió, una vez que recorrieron todo el pueblo se dieron cuenta de que los hicieron correr de más.

–Debí suponer que era una broma por parte de él–comentó molesto Shion mientras que Albafica sólo asintió al estar de acuerdo con su comentario y haciendo una nota mental de pensar dos veces en hacerle caso al cangrejo.

Mientras tanto con Lilith una vez explicada la situación, todo quedó entendido el por qué de su apariencia.

–Entonces eres un demonio–habló Dégel una vez procesada esa información y la que la diosa Athena les había dado anteriormente, para después verla detalladamente y percatándose que tenía una herida reciente en su brazo izquierdo. –¿Qué te ocurrió?– preguntó con suma preocupación cosa que hizo feliz a Lilith al ver que no la rechazó y que se preocupaba por ella.

–No es nada solo una herida de batalla–quitándole importancia.

–Acompáñame hay que curar esa herida–tomando la mano de ella y dirigiéndose a su respectiva casa, pero ocasionó un sonrojo en ella ya que nadie se tomaba las molestias de curar sus heridas haciendo que su corazón latiera rápidamente.

–"Parece que alguien le gusta alguien"–comentó su hermana victoriosa.

–"Cállate"– molesta por su comentario, causando risa en la mayor.

Una vez llegado a la casa de Acuario, él santo de oro le indicó que se sentara mientras iba por algunos artículos para limpiar su herida, mientras buscaba decidió preguntarle algo.

–Estuviste involucrada en lo ocurrido en el bosque–regresando con toallas, vendas, un cuenco con agua y alcohol para desinfectar su herida.

–Sí...mi pa... Daichi vino por mí creo que Sasha les comentó algo sobre algunos ataques en aldeas bueno el causante era él– comenzó su narración algo decaída lo cual no pasó desapercibido por el joven pero decidió preguntar al final, y mejor dedicarse en curar su herida –Solo peleamos por nuestros objetivos al sentirse derrotado me contó algo que me dejó sin palabras...arg– haciendo una leve mueca de dolor al sentir el alcohol en su herida –Lo bueno es que ya no causará más problemas... jejeje– dejando escapar una risita.

–Listo ya no se infectará– terminando de vendar la herida.

–Gracias Dégel–sonriéndole tiernamente causando un leve sonrojo en él. –Oye ¿Leíste la leyenda que te recomendé?– a lo que él negó.

–No encontré nada sobre la leyenda, sólo personajes haciendo referencia a la luna sangrienta entre ellos había una niña parecida a tí–recordando lo que encontró cuando buscaba la historia sin tener éxito.

–Por lo visto fue olvidada por todos–suspirando tristemente– Te daré un mini resumen de lo que trataba...Las tierras de sur de Japón celebran cuando la luna se torna roja, esa noche se conoce con el nombre de “La noche de la luna sangrienta”, en esa noche se hace una fiesta para celebrar como una tierras pobres emergieron para ser un gran imperio reconocido por la unidad de sus habitantes así cómo la variedad de criaturas que habitaban en él, ya que nunca se le negaba a nadie vivir en el reino. En su último festejo se celebraba también el cumpleaños de las futuras gobernantes del sur, la mayor se encontraba en su cuarto practicando el discurso para dar inicio a la festividad, mientras la menor ocultaba su regalo para la mayor, y al mismo tiempo saber que iba recibir por parte de su madre– sonrió al recordar ese momento– pero lo que no sabía que antes de dar inicio a la celebración un ejército llegó decidido a ver la caída del reino, todos hicieron lo posible para derrotarlos pero parecían conocer las tácticas de batalla de las tropas del sur por lo que fue inminente la derrota para ellos, con la guerra se perdieron tantas vidas entre ellas la de la reina Miu, sin ella las tierras del reino perdieron su fertilidad, los bosques se tornaron tenebrosos atrayendo a demonios grotescos y hambrientos haciendo que algunos habitantes se refugian en los otros reinos mientras otros luchan para sobrevivir cada día...Se dice que la sangre de Miu podrá restaurar el imperio en la próxima luna sangrienta, aunque ahora es complicado– susurrando lo último.

–Es una fascinante historia– ya había leído anteriormente sobre Miu pero no sabía lo importante que era ella para su pueblo; a lo que ella le sonrió y tomando las manos de él decidió pedir su ayuda.

–Necesito que me ayudes...se que eres persona inteligente y se que haz leído de todo hasta la mitología japonesa por lo que te pregunto ¿Haz leído sobre Miu la reina de las tierras del sur y a su vez algo sobre Kenshi?–a lo que él asintió, aunque no había leído algo sobre ese tal Kenshi ya que aún no terminaba el libro.

–Claro ¿qué quieres saber de ellos?–cuestionó

–Son mis padres–con esa respuesta sorprendió al de cabellos verdes ya que ni todos los días tienes en persona a un descendiente de un gobernante además de ser yōkai–Además necesito saber qué pasó con mi pueblo–bajando su mirada.

–Cuenta con mi ayuda...sabes que puedes contar conmigo para lo que sea–alegrando a la chica que sin dudarlo se lanzó a él abrazándolo mientras le agradecía varias veces.

–"Sólo para verte feliz Lilith haría lo que sea"–pensó Dégel correspondiendo a su abrazo.

En esos momentos alguien ingresaba a la casa de Acuario encontrándolos en esa situación algo comprometedora.

Continuará......

Las notas del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora