Desencanto (Traducción)

Capítulo 9

Kazuichi casi esperaba que Gundam corriera al bosque y lo abandonara en la playa, pero el otro simplemente se levantó y miró a los árboles, con el ceño fruncido en concentración. El mecánico también se paró con un gruñido de esfuerzo, haciendo una mueca de dolor al poner peso en sus piernas doloridas, y escaneó el bosque, tratando de ver cualquier movimiento. Sin embargo, aunque alzó una mano para bloquear el sol y lo miró durante varios segundos, no vio nada que se pareciera a un animal entre las hojas y las ramas. Se volvió hacia el criador, frunciendo el ceño, pero antes de que pudiera preguntarle qué se suponía que debían hacer, otra llamada resonó desde el bosque, acompañada por el leve aleteo de las alas.

"Quédate aquí".

"¿Eh-?" Kazuichi miró a Gundam con sorpresa mientras el otro hombre caminaba hacia la línea de árboles sin siquiera mirar en su dirección. Mientras observaba, el criador se llevó las manos a la cara, curvó los dedos y se llevó los pulgares a los labios. De repente, inhaló y arrullo, el mismo silbido que silbaba desde el bosque hace unos segundos. Kazuichi sintió su boca abrirse con asombro; no es de extrañar que este hombre fuera el criador definitivo, podía imitar perfectamente la llamada de un pájaro que solo había escuchado dos veces antes.

El criador hizo una pausa por un momento, examinando los árboles, antes de llevar sus manos a su cara y silbar de nuevo. Unos segundos después de hacerlo, otra llamada sonó desde el bosque, como en respuesta. El mecánico notó una sonrisa en la cara de Gundam mientras silbaba una respuesta, una sonrisa tan encantada y seria que hizo que Kazuichi también quisiera sonreír. Supuso que el criador realmente estaba en su elemento, y no pudo evitar sentirse aliviado de que el incidente con los Cuatro Devas Oscuros de la Destrucción no lo hubiera hecho querer evitar a los animales.

De repente, el mecánico notó un aleteo de movimiento en los árboles, y un momento más tarde, un destello azul cielo y verde salió del dosel. El pájaro se elevó hacia Gundam tan rápido que Kazuichi dio un paso atrás alarmado, pero el otro hombre no se inmutó. En lugar de eso, levantó el brazo para proporcionar una posición de pie, con la bufanda y el abrigo revoloteando en el viento agitado por las alas de la criatura cuando aterrizó. Kazuichi lo miró, con los ojos muy abiertos por el asombro, cuando el criador bajó su brazo y se giró hacia él con una sonrisa triunfante. !Que- se ve tan... genial!

"¡Eso fue increíble!", Exclamó, caminando hacia Gundam. El pájaro ladeó la cabeza para mirarlo y dejó escapar un agudo silbido, arrastrando el brazo del criador y alejándose del mecánico. Gundam miró a la criatura, su expresión era suave, y comenzó a acariciar su cabeza con comodidad.

"Está bien", murmuró con dulzura. "Ya, ya. Buena chica". Sonrió al pequeño pájaro, la máscara que usaba alrededor de otras personas se desmoronaba. El mecánico inhaló bruscamente antes de suspirar en la derrota, la visión de su antiguo enemigo acariciando alegremente a un pequeño animal demasiado para que él pudiera soportarlo. No puedo negarlo esta vez. Él es adorable. De repente, Gundam lo miró con dureza, con los ojos ardiendo mientras sonreía en lo que probablemente se suponía que era una mala moda.

"¡Vamos, mortal!", Instruyó, haciendo señas a Kazuichi para que avanzara con la mano libre. "Debemos determinar si eres digno de un pacto con las criaturas del otro reino. Si te las arreglas para formar un vínculo con esta temible bestia, demostrarás tu mérito como algo más que un mero mortal".

"Uh... está bien" respondió, sorprendido por lo nervioso que la típica naturaleza grandiosa de Gundam lo hacía sentir. "Yo, eh, no sé exactamente qué hacer, sin embargo. Nunca he manejado pájaros antes".

"Avanza lentamente. Sé lo más silencioso posible, pero asegúrate de estar al tanto de tu presencia. No quieres alarmarla".

"E-Está bien". Kazuichi dio un paso adelante, cerrando la distancia entre él y el criador lentamente y manteniendo el contacto visual con el colorido pájaro. Soltó un silbido agudo, pero no se apartó, y Gundam murmuró algunas palabras tranquilizadoras para calmarlo. Finalmente, una vez que el mecánico estuvo lo suficientemente cerca como para tocarlo, levantó su brazo con cautela, mirando al animal de cerca para ver si estaba alarmado. Sin embargo, aunque siguió el movimiento de su mano, no gritó ni se alejó, e inhaló suavemente cuando sus dedos tocaron sus suaves plumas.