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Capítulo 15; ¿libre?

Ya habían pasado semanas, cada vez se acercaba más navidad, estaba tan solo a días, no era como si en verdad le importara mucho, estaba sola, no era tanta tortura pero había superado lo que pasaba con Edward a diario, pero pronto escaparía y sería más fácil. Eso pensó.

—¡No sirves para nada!— separó cada palabra y le abofeteó. Tirándole en cima la comida. —Me tienes cada día más harto.

La puerta se abrió y dejó al descubierto a una chica rubia de bonitos ojos, ella ya se había aparecido por aquí.

—Hola, cariño— le sonrió a Edward besándolo.

—Hola— le sonrió él besando sus labios rojos. 

—Necesito hablar contigo— dijo ella seria.

Después de unos largos minutos esperando, salieron, ella ya no se veía tan molesta, se veía de mejor humor de echo, se fue sin antes decir que regresaría pronto y quería ver si era capaz de hacerlo.

—Espero que lo hagas pronto— eso dijo antes de irse.

¿Me ira a matar? ¿Será eso lo que ella quería? Sin embargo él la tomó bruscamente y la metió a la habitación, no hablaba, simplemente arrancaba su ropa con fuerza siendo cada vez más brusco, golpeando y jalando su cabello castaño la estaba haciendo suya, entraba en ella cada que quería en el momento que él mismo sentía ganas de hacerlo.

Esto no era una puta vida normal, cansada, siempre tenía que ser golpeada no importaba cuándo, dónde o cómo, siempre era la misma mierda en cualquier lugar, ¿no tendría un poco de suerte a su lado algún día?

La golpeó, la golpeaba tan fuerte que de pronto su vista se nublo y con un dolor inmenso sus ojos se cerraron.

{...}

Hoy tendría que hacer las compras y había aprovechado que Jazzy estaba de paseo con su esposo, normalmente usaría este momento para ella misma, pero tenía una vida ocupada con 2 hijos por los cuales preocuparse aunque uno de ellos ya fuera independiente de sí mismo, era su hijo, lo amaba y también quería lo mejor para él. Se abrigó bien y salió hacía el súper mercado.

Subió en su auto y tarareaba una canción, conducía cuidadosamente ya que aún nevaba, el frío cada vez aumentaba más, aunque las compras ya las había echo, no tenía ninguna prisa en realidad, estaba disfrutando el día simplemente. Pero entonces algo captó su atención, una cabellera castaña entre la nieve, su piel pálida, aparcó él sintió cerca y bajo rápidamente preocupada.

—¡Dios mío!— exclamó sorprendida al ver a la chica sin ningún abrigo. Se quitó el suyo y la envolvió en el.

Con un mayor esfuerzo hizo lo posible por llevarla hacia el auto, la recostó en la parte trasera y la cubrió, prendió la calefacción. La chica estaba inconsciente, pero no se veía muy bien. Cuidaría de ella hasta que se mejorara y regresara a su casa, lo había decidido.

Al llegar a casa, bajo y pidió ayuda a su esposo, él también era una buena persona pero la mayor parte del tiempo estaba enfocado en su trabajo, ella decidió que la dejara en la habitación de su hijo, al fin y al cabo él ya no se quedaba ahí.

Sus ojos se abrieron dejando ver el intenso azul de ellos, Jazzy gritó de miedo o de emoción, no estaba segura.

—¡Mami! ¡Mami!— gritaba una y otra vez hasta que Pattie se adentró en la habitación.

—¿Cómo te sientes?— preguntó tocándole el rostro, estaba menos fría pero aún así no paraba de temblar.

—¿Cómo te llamas?— preguntó rápidamente Jazzy sonriente. Parecía agradarle la nueva huésped.

A Million Men. |j.b| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora