6.

213 16 1
                                    

-Sabes...-algo pensativo, JeonIn no sabía si hablar o guardar silencio- no eres la única- comentó cabizbajo.

-¿Enserio?- pregunté dudosa.

-Sí- afirmó, acompañado de una sonrisa nostálgica- es que siempre dice comentarios erróneos a pacientes que necesitan apoyo- sonrió- a mí no me cae muy bien que digamos.

Hubo un silencio largo, tranquilo y sereno. Pero, JeonIn necesitaba volver a trabajar y con ello, ejercer sus labores como pan de cada día, por lo que lo acompañe hasta la entrada de cristal del hospital, al mismo lugar donde nos encontramos cada vez que llegó para comenzar con mi tratamiento.

-Gracias por tu apoyo In, eres un gran trabajador y como persona un siete- lo abracé. Su aroma era exquisita, un dulzor a vainilla y algodón de azúcar. Me encantaba.

-Ni yo me la creo- y con un sonrojo, haciendo una reverencia, se fue caminando por el pasillo empujando su carrito.

Carrito, que había dejado abandonado en una esquina del inmueble.

Sinceramente no quería. No quería más, nada de nada.
No quería seguir con esto, ya que  tenía un enorme lío y enredo en mi cabeza, grande o más bien, gigante, lleno de nudos, dudas y emociones confusas.

En media hora más, tenía mi hora con San. Al menos él solía ser una persona fría, pero era buena persona en el fondo de su corazón, sabia como apoyar a sus pacientes y no decía palabras o alguna frase que lastimará a otra persona. Él meditaba antes de entablar una conversación con una persona ajena. En este caso, no dañaba a una persona enferma y que sentía que su vida se acababa de pronto.

Cómo mi caso.

-Hola Yeji- de pronto, Yeo se sentó a mi lado, pero al notar mi rostro, el cual debo de admitir que debe de verse de la gran mierda, su sonrisa ladina y sincera, desapareció por un rostro lleno de preocupación.

No aguanté la presión que sentía en el interior de mi ser, y con tan solo apoyar mi rostro en su hombro, volví a llorar. Explote en cientos de lágrimas que ya anhelaban salir a dar espectáculo. Aquella YeJi, que quería ver la vida desde un mejor punto de vista, se estaba destruyendo y con ello, surgía la YeJi miedosa, tímida y que no sabía a qué lado dirigir su mundo.

YeoSang no sabía qué hacer, estaba nervioso. Solo tocaba mi cabeza, con suaves caricias en mi cabello. Sus manos temblaban levemente.

-¿Qué te pasó?- aún seguía llorando- por la mierda YeJi ¿qué te pasa?

Y con esa frase, reaccioné para contarle todo lo sucedido durante la consulta médica de su hermano, su trato y especialmente el de Lalisa. Entre llantos, hipos y mocos relataba todo, como si nuevamente estuviera en aquel instante.
YeoSang sin mi permiso, tomó mi mochila, encontrando en su interior mi carpeta con algunos exámenes y temas clínicos, y hay estaba, el papel que indicaba la cita con Choi San.

Yeo tomó mi mano, y comenzó a caminar hacia uno de los ascensores. Sentía mi cuerpo temblar, era demasiada la presión y la pena.
Ingresamos a este cubículo plateado, para luego apretar el número del piso en donde se encontraba el sector de psicología.

Quinto piso.

Lloraba peor que Magdalena, pero sin gritos como película de drama o terror, pero de seguro que tenía mi nariz roja como semáforo.

Me senté en el sector donde uno espera ser llamado por el doctor que iba atenderte, mientras él entregaba la ficha donde la recepcionista.
La chica detrás del mesón, que se llamaba Naomi, quien ya me conocía, le preguntaba que me había sucedido para estar en esas condiciones, pero Yeo le decía que luego le contaría.

Se sentó a mí costaso, hasta que a los diez minutos, por los citófonos, la voz grave y ruda de San llamaba a mi nombre.

A paso lento, me dirigí hacia su box de atención, para girar la perilla de la puerta azulada frente a mis ojos.

-Pero qué...-no alcanzó ni siquiera a decir "Hola YeJi", cuando ya estaba con rostro de ¿qué mierda?

-Fue a la consulta de mi hermano, y estaba Lalisa, le dijo que iba a morir o algo así- YeoSang se rascaba la nuca, como intentado acordarse de alguna palabra- bueno, donde llora tanto, no le entiendo mucho, pero quedo así por ella.

San le dio las gracias, y luego de que se despidieran y cerrará la puerta, se acercó hasta donde estaba yo, y en vez de sentarse frente a mi como suele hacerlo, se sentó al lado mío.

-Tranquila YeJi, aquí estas segura- y con sus finos dedos de pianista, acariciaba mi rostro, hasta que de a poco deje de llorar.

Esperó como cinco minutos, cinco minutos de silencio alrededor de un ambiente tranquilo, cinco minutos sin preocupaciones, cinco minutos de un completo relajo.
Sinceramente, me gustaba estar a su lado, aunque con esta ya no recuerdo bien que número de sesión era.

-Cuéntame qué sucedió cuando estabas con ese idiota- y de a poco, su mano bajó hasta juntarse con la mía sobre mi regazo.

-Seonghwa me dijo que como podía estar tan tranquila sabiendo que tenía todos mis exámenes malos- me miró serenamente- eso no me dolió, pero detrás de mí apareció como fantasma Lalisa, mencionándole que yo no iba a su consulta.

-¿Eso es cierto?

-Me aburre ir a verla para que me pese y me mida la maldita altura, y diga, tienes que comer pasto- y con eso, San rió bajito. Su sonrisa era hermosa, y me quedé algo embobada mirándolo, a lo que él lo noto, causando que me hiciera la tonta mirando al costado.

-YeJi, pero ¿qué te dijo?- habló de pronto para romper el hielo.

-Que por ello, era mala paciente, y que me iba a morir luego y sería comida por los gusanos- y otra vez las lágrimas y mocos querían volver a salir desde el interior de mi cuerpo.

-Es una bruta- como si nada, su rostro cambio al frío y calculador- es una tonta, ¿cómo le dice eso a alguien con cáncer casi terminal?

Y me abrazó, fuerte contra su pecho. Me brindaba un calor y una seguridad única. Por un momento me hizo sentir querida por alguien que no era mi familia, alguien que no era mamá o WooYung, alguien que no era YeoSang, Hong o incluso JeonIn. Incluso MinGi, mi querido kinesiologo.
Además de ser psicólogo, sabia como darme apoyo, y eso me gustaba o me estaba empezando a gustar.

De a poco, el abrazo se empezó a romper, dejando que el calor acumulado entre los dos, comenzará a fluir en distintas direcciones.
Ambos rostros quedaron de frente, separados por diminutos centímetros de distancia. Pero, al parecer o es que solo yo notaba eso, San acercaba su rostro de a poco, de manera invasora, hasta que sucedió.

Nuestros labios se juntaron, en un beso simple pero tierno. Abrí los ojos, observándolo con sus ojos felinos cerrados, como disfrutando aquel momento. Aquellas largas pestañas, adornando sus ojos, dándole un toque único.

Mi psicólogo. Me había besado. No lo podía creer, pero en serio si es que era un sueño, tenía que disfrutarlo, ¿no?

De a poco, mientras cerraba mis ojos para dejarme llevar, San, comenzó a mover sus labios de a poco, de manera suave y lenta, en cierta manera, para ver si es que me arrepentía o no.
Ambos estábamos inmersos en aquel beso, que de a poco se fue rompiendo, para luego, verlo a él con su...

Rostro serio.

🌹🌹🌹

🍃

Por favor, den su lindo voto y muchas gracias a las pocas lectoras.

YOU (Choi San, ATEEZ).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora