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-Hola cariño- dijo de pronto San, cerrando la puerta con mucho cuidado.

Note que este venía con unas bolsas del supermercado al parecer colgando en sus finas manos. Todo esto, acompañado de una gran sonrisa. Una sonrisa enorme y bella. Nunca lo habia visto tan feliz.

-Hola San- se acercó hasta mi, para depositar un beso en mis labios. Un cálido y tierno beso. Un beso Sannie.

Sentir sus labios sobre los mios, sin duda era lo mejor. Lo mejor del universo. De seguro me debo de haber sonrojado, porque se dedico a tocar y pellizcar mis mejillas con sus largos dedos de pianista.

-¿Qué traes en las bolsas?- la curiosidad me mataba.

-Algo para ti, pero también para mi- se sentó sobre los pies de la cama y comenzó a sacar una serie de cosas de aquel objeto de tela café.

Paquetes de galletas, gomitas de ositos y chocolates salían de la bolsa, que al parecer era mágica. Eran muchas cosas de mi gusto y deleite. Sentía mi estómago rogar por una gomita en estos momentos. Aquel paquete, de relucientes colores aclamaba por ser abierta.

-Sé muy bien, que el tonto de Seonghwa no te deja consumir azúcar, pero una vez en la vida no le hace mal a nadie.

Se levantó para acercar el sofá individual de visitas hasta la cama, para estar mucho más cerca y cómodo, creo yo. Comíamos en silencio, aunque de vez en cuando, San me daba algún que otro bocadillo. Según él, quería mimarme. Pero de un momento a otro, aquel momento tranquilo, fue interrumpido por la persona a quien más detesto.

-Hola Hye, que bien te alimentas por lo que veo- su voz chillante, me llegaba a dar dolor de cabeza.

-¿A qué vienes?- habló de pronto San. Su rostro se volvió serio y frío.

-Soy la encargada de su dieta médica, sr. Choi- cuando hablaba era ver una vil víbora- y se muy bien que debe y que no debe ingerir mi paciente.

-Lalisa, a esta hora deberías estar trabajando, no dando vueltas por el hospital molestando a los pacientes.

-¿Y tú? Tan temprano que llegas, siendo que aún no llegan los locos que atiendes en tu consulta- San apretó su mano derecha, formando un puño, de tono blanquecino pero que se iba tornando rojo por tanta presión que acumulaba- cierto, ahora recuerdo porque estas aquí.

-¿Sí? No sabia que pensarás o recordarás- por un momento, unas ganas de reírme se generaban en mí. Sabía en dónde darle a la maldita doctora con cada respuesta.

-No me hagas reír, tu vienes por tu noviecita ¿o no recuerdas eso?

-¿Celosa?- comentó arrogante aquel psicólogo que en realidad, formaba una pequeña parte de mi vida.

Con el sonar de sus tacones de muerte, a lo lejos se escuchaba su resonar. Enojada o que se yo, tras lo dicho por San, Lalisa se fue hecha una furia de mi habitación.
Comencé a observar lo que estaba comiendo, y sentí algo en mi interior. Un sentimiento de repulsión estaba aflorando hacia la comida, por lo que deje de comer. Choi al notar eso, se acercó lentamente, para luego rodearme con sus delgados pero cálidos brazos. Sentía su respiración en mi cuero cabelludo. Sin querer, rompí en llanto. Miles de lágrimas brotaban de mis ojos. Sentía tanta pena por mi misma.

-No le hagas caso cariño, si no te alimentas bien puedes decaer- susurraba San.

-Pero es que...- hablaba entrecortado producto del llanto- dice la verdad Sannie, esto me hace mal.

-Cariño, deja de llorar- lo miré cabizbaja, aún con miles de lágrimas cayendo por mis mejillas- YeJi, madura y piensa.

-La fruta madura- respondí, a lo que él rió bajito negando.

-Cariño, quiero verte bien, no llorando o decaída- acariciaba mi mejilla, con sus suaves y largos dedos, generando en cierta manera poder relajarme- eso te hace mal.

Sin pensarlo, lo abracé. Mis brazos rodearon su cuello, depositando mi rostro en uno de sus hombros. Por su parte, San tenía su cara cerca de mi clavícula. Sin duda, él era la persona que jamás pensé que iba a conocer en mi vida. Se veía rudo, un bad boy o alguien frío, calculador y egoísta, pero era todo lo contrario cuando estaba conmigo.
De un momento a otro, se removió entre mis brazos para poder zafarse del abrazo.

Lo miré cabizbaja, a lo mejor no le gustan mis abrazos o quizás la rutina de venir a verme ya le esta torturando el cerebro. Miles de incertidumbres rebotanaban por doquier en mi mente, pero de un momento a otro, solo sentí sus labios sobre los míos. Ante la impresión, abrí mis ojos, de par en par. Casi desorbitantes se encontraban aquel par.
Sólo observaba esos hermosos ojitos felinos cerrados con aquellas hermosas pestañas, mientras que sus labios se movían sobre los míos, como si de fondo sonara un suave compás o un vals.

-Te quiero YeJi- me sonrió, con aquella sonrisa gummy.

-Y yo a ti, San- se despidió con un suave beso en mi frente y se fue.

¿Por qué se fue? Simple, debía ir a trabajar.

🍒🍒🍒

-Hola- saludó Seonghwa a mi mamá, quien había venido a visitarme en el horario de la tarde. Estaba bastante alegre mi madre, era extraño.

-Hola Dr. Park- mamá lo saludó con una reverencia- si quiere examinar a YeJi, puedo retirarme si le molesta- pero como respuesta, este último sólo negó y sonrió, algo raro en él.

-No es ninguna molestia, vengó avisarle que mañana su hija comienza con el tratamiento en sí.

-¿A qué se refiere?- pregunté inquieta. Me sentía sola en ese instante, aunque estuviera mamá, no estaba a mi lado WooYoung o San para reconfortarme ante la noticia que me diría.

-A la quimioterapia- respondió de lo más normal.

Luego de que él se fuera por la misma puerta que entró, mamá solo se dedicó a decirme que todo saldría bien, que confiaba plenamente en los médicos que me atendían. Mamá quería creer que por obra de Dios mejoraría. Sin embargo, en lo más profundo de mi ser, sentía o más bien, sabía que mi vida de a poco se apagaba. Estos momentos serían los últimos.

Por lo que supe o más bien, escuché de lo que hablaba Seonghwa con mamá fuera de la sala, era que estaría dos días más después de la primera quimioterapia. Y eso, me generaba una gran pregunta... ¿San me visitaría? ¿Estaría dándome su apoyo como hasta ahora?

Tras la retirada de mamá y miles de abrazos de su parte, llegó la noche, y San no vino a verme. Como otras veces.
Eran las 11 pm y aún daba vueltas en la cama. Extrañaba mi hogar, mi dormitorio o a mamá hasta cuando me regañaba. Extrañaba a Woo con sus bromas pesadas o cuando entraba al baño mientras me duchaba y hablaba de sus estudios.

En un cerrar y abrir de ojos, sentí que la puerta se abría. Me incorporé en la cama para esperar a que ingresará. Había venido a verme, no se había olvidado de mi. Sabía que estaría a mi lado.

-¿Sannie?- sonreí levemente, pero me sorprendí cuando vi que no era él, no era mi Choi San.

-No Hye, no soy San- quedé muda- soy Seonghwa.

🌻🌻🌻

Muchas gracias a cada una/o de ustedes por su apoyo. Son un sol💛

YOU (Choi San, ATEEZ).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora