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-Bueno YeJi-mencionó tocando mi muslo derecho- levanta la pierna lentamente.

-Está bien-le sonreí, mientras MinGi estaba de rodillas delante de mí; y yo de pie, para luego levantar mi pierna derecha y él estirarla de a poco.

-Con esto, estamos como en cierta manera estirando tus músculos, como a modo de calentar- sonrió- y en unos minutos más empezaríamos con los ejercicios.

Ya llevaba aproximadamente dos meses desde que empecé el tratamiento que dictó y ordenó el odioso de mi médico, Park Seonghwa, por el que casi todas las enfermeras y funcionarias andaban babeando, con su asquerosa saliva rozando o más bien tocando el suelo. Pero no solo ellas estaban así, sino que también hasta las mismas doctoras, como srta. Lalisa, que era mi nutricionista, a la cual, de todas las citas programadas, no iba a ninguna. No me interesaba en lo absoluto.

En la mañana, como cada día realizaba la misma rutina. Se las enumero, para que sea más entretenido.

1. Levantarme.

2. Tomar desayuno.

3. Ducharme y vestirme.

4. Ayudar en la casa, porque igual mamá trabajaba y el niño rata estudiaba, entonces no quería ser solo la enferma de la casa ¿entienden? Además, según San, servía para distraerme un poco. No sabía que pasar la aspiradora, sirviera emocionalmente.

5. Almorzar, según lo indicado por la minuta de "Lalisa", que sin duda era un asco ¿Sobrevivirían comiendo pasto desde el desayuno hasta la cena? En mi caso no. Y mi estómago, lo hacía notar cada día.

Después de ello, me iba caminado hasta el paradero de buses, con el fin de tomar la locomoción hasta el hospital, que quedaba a media hora de casa. Al menos, no eran tan lejano aquel lugar. Pero antes de ello, pasaba a un minimarket, en la esquina de mi casa. En ese lugar, me atendía un amigo de infancia de mi hermano. De cariño le decía Makku, aunque en realidad el personaje se llamaba Mark. Era todo un bombonazo.

Con toda esa ruta, de lunes a viernes iba al hospital, desde las 2pm hasta casi las 7 de la tarde. Mi vida era eso, estar encerrada en el hospital, esperando que trataran mi enfermedad, hacer mis ejercicios con el guapo de MinGi, charlar de vez en cuando con Hong-joong o YeoSang (quien prácticamente vivía en ese recinto), esperar que Parl Seonghwa me mirará feo mientras comía algún que otro dulce en su consulta, o que San se mordiera el labio cada vez que yo me confesaba en su mesa, mientras el escribía garabato tras garabato. Más que una consulta de psicología parecía un confesatorio.

-YeJi, ahora vamos a correr-lo miré incrédula a MinGi -trotar, disculpa YeJi, era trotar-rió bajito.

-Obvio, porque si corre se muere-hablaron de pronto detrás mío, a lo que mi adorable MinGi, con un rostro algo asustado, hizo una reverencia para saludar al susodicho- YeJi, toma tus cosas y te vienes conmigo a mi consulta.

-Pero doctor Seonghwa, aún no comienzo ni siquiera con los ejercicios del sr. Song- iba a comenzar con mi pataleta, eso siempre funciona con Woo Young.

-Los haces mañana, pero ahora ven- uso su voz de mando.

Con la cabeza gacha, fui a buscar mi bolso sobre la camilla, ubicado al fondo de la gran sala de kinesiología. A través de los espejos, que rodeaban la sala, Seonghwa no dirigía palabra alguna a MinGi, mientras este solo ordenaba unas pelotas terapéuticas, que al parecer iba a utilizar después de correr. Perdón, digo trotar.

-Estoy lista-dije para romper la tensión, acercándome hacia MinGi- adiós, mañana nos vemos.

-Cuídate YeJi, nos vemos.

- ¿Cómo has estado? - preguntó sentado, con las manos cruzadas y con el rostro seco, característico de Seonghwa.

-Bien, creo- sonreí.

-Eso crees tú, pero los exámenes que hicimos el viernes pasado no - tomó un par de hojas y las dejo en la mesa- tienes índices bajos de leucocitos, y no has ido al nutricionista.

-Eso lo puedo explicar- intente hablar, hasta que otra voz me interrumpió.

-Querida, no has ido a ninguna de mis citas- habló la estúpida de Lalisa- eso indica que como paciente eres mala para seguir instrucciones.

-Pero si como del pasto que me dijo- intente hacerme la ilusa e ingenua- pregúntale a YeoSang, él ve lo que consumo siempre.

-No metas a Yeo en esto, estos hablando de ti-dijo Park un poco más rudo.

-No es por nada, pero al parecer solo quieres morir y ser comida por los gusanos cuando te descompongas- y eso sinceramente, me dolió.

No sé qué cara habré colocado, pero me dio pena ver que, aunque intentaba todo, a pesar de llevar dos arduos meses de terapia, sentía que todo lo hacía bien. Pero parece que no era suficiente. Lalisa me miraba de una manera fría, con un rostro de burla y pena por alguien que tenía su vida colgando de un hilo fino y quebradizo. Su actitud arisca no ayudaba mucho.
Park solo tomó mi mano, algo cálida, logrando calmarme. Pero, sentía mi ánimo por los suelos. Sin embargo, caí en la consideración de que un especialista de la salud no puede llegar y decir cuanta palabra se le ocurra a su paciente por muy mal le caiga, y menos a alguien que tiene cáncer.

Retiré mi mano rápidamente, tomando mi mochila y saliendo en un mar de lágrimas desde la consulta del doctor Park Seonghwa. Sentía que mi muerte se acerca a pasos agigantados. Venía detrás de mí.
De fondo, escuchaba solo la voz de Seonghwa gritando mi nombre. Giré mi cuerpo lentamente, y hay estaba él, con un rostro blanco y lleno de preocupación. Detrás de ella, la supuesta mejor nutricionista del hospital, con su rostro de víbora.

Tenía la opción de a lo mejor volver, pero no quería seguir el tratamiento. Estaba cansada. Cansada de todo. Aceleré el paso, hasta llegar a la escalera que daba al resto de los pisos. Quería ir al baño, para mojar mi rostro y pensar con calma. Sentía un enorme nudo en mi garganta. Por lo que iba caminando, con lágrimas corriendo por mis mejillas, hasta que me giraron.

- ¿Estas bien? - era Jeong In, quien venía tirando un carrito lleno de insumos médicos.

-No quiero morir y ser comida por gusanos- dije aun llorando.

Nunca había hablado o sostenido una conversación muy larga con Jeong In, solo lo observaba cuando charlaba con Hong-joong o le tiraba alguna talla o broma a YeoSang cuando iba a sacarse sangre o cuando lo veía en bata pasearse por los pasillos.

-Ven, vamos a tomar aire fresco- dijo acariciando mi hombro- llorar te hace mal YeJi.

- ¿Cómo sabes que llorar hace mal?

-Yo leo las fichas clínicas de los psicólogos, sus libros y cosas raras.

Me senté en una banca fuera del recinto, con Jeong In a mi lado, mirándome tranquilo y sereno. Transmitía una enorme paz.

- ¿Quieres hablar de qué sucedió?

-Odio a la doctora Lalisa-dije algo bajo-no sabes cuánto la detesto.





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Por favor, den su lindo voto y muchas gracias a las pocas lectoras.

YOU (Choi San, ATEEZ).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora