8.

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-¿Podemos hablar?- dijo mirándome directamente a los ojos.

-Es tarde- mentira YeJi, aún no eran ni las siete. Era una estúpida mentira.

-Por favor, vamos al parque que está a la vuelta- y con ello prácticamente me tironeo, lo que me negué- necesitamos hablar.

Decidí aceptar, como la estúpida que soy gran parte del día.

Caminamos en silencio, un silencio algo frío y distante. Era como si caminará sola por la calle y al lado mío, un desconocido total.

Tenía las manos heladas, por lo que las introduje en los bolsillos de mi abrigo. San solo usaba una chaqueta de cuero, pantalones negro demasiado apretados, y zapatos de vestir "elegante" negros. No sé si es que se aguantaba el frío y el viento que corría en ese momento, o era un chico de alta temperatura o caliente. Prefería la primera opción.

Nos sentamos en una banca, en un ambiente casi deshabitado, excepto por algunas personas que transitaban a lo lejos, suponiendo que debían de venir de sus trabajos o de compras.

-¿Estas bien?

-De maravilla- solté fría- ¿qué quieres? Me están esperando en casa y me quiero ir.

-Tengo que hablar contigo ¿no crees?- asentí levemente- sino, ya me hubiera ido a mi departamento y estaría viendo televisión en mi cama.

-Buen punto, pero yo no debo de estar aquí.

-¿Por qué?

-Tengo que ir a casa, mamá debe de estar preocupada al igual que mi hermano, ya te lo dije pero se nota que no escuchaste- hizo una mueca. Sus labios formaron una línea recta, se debe de haber molestado.

-¿Te puedo ir a dejar? Si quieres obviamente- se colocó de pie, extendiendo su mano para que yo, supuestamente tomará la suya.

Sin tomar de su mano, me puse de pie. Coloqué bien mi mochila y empecé a caminar hacia la parada de autobuses.

-YeJi, si te voy a dejar es en mi vehículo, no en eso.

-Ya basta- alce la voz- me quiero ir sola, no quiero hablar contigo y ya no quiero ir a tu estúpida consulta.

-Pero ¿por qué Jung?- elevó igualmente el tono de su voz- dime porqué.

Esperen, me dijo "Jung". La única que me dice así cuando está molesta es mamá, sólo ella es la autorizada para ello.

-¿Qué carajos me dijiste?

-Jung, ese es tu apellido ¿no?- y de a poco se fue acercando hasta quedar separados por unos centímetros.

-Aléjate- pero caso omiso hizo en ese instante.

Sólo logré sentir que su brazo derecho rodeaba mi cintura, y sus labios se pegaban a los míos.
Hasta que mi cerebro reaccionó, y lo empuje hasta separarnos.

-¿Qué te sucede San?

-No sé YeJi, enserio es extraño- aplausos para el psicólogo del año.

-Me besas dos veces en un día, y no sabes que te sucede, explícate mejor Choi.

-Me gustas.

Y con ello, mi mente quedó en blanco, mi boca se secó completamente y solo sentí una voz que decía " YeJi, YeJi, reacciona"


Desperté, en una sala blanca y con un "pijama" de tono celeste claro. No era un pijama, era una bata de hospital. Mis fosas nasales fueron inundadas con aquel olor tan característico. Sentía ese olor a hospital y con ello, mi cabeza girar.

Pero, no sé si es, que, por mi estado imaginaba cosas o era real, pero en los sillones de visita de mi habitación, estaba San durmiendo.
Se veía algo incómodo, pero estaba allí, a tan solo unos metros míos. Lo único que resaltaba, eran sus reflejos rojizos sobre su sedosa cabellera negra.

En una mesita a mi costado, había papel higiénico. Esperen, ¿Para qué había eso? Debería estar en el baño, creo yo.

Pero para algún fin servía ¿no?, así que comencé hacer bolitas de papel, que luego iban a dar sobre el cabello, o torso de San.
La idea principal era despertarlo, pero no reaccionaba. Parecía un tronco sobre aquel sofá.

De pronto, se abrió la puerta de mi habitación, con ello dejando ver el rostro de mi hermano más blanco que la leche o la harina, y detrás de él, mi madre con sus ojos rojos e hinchados, por lo que deduzco que debe de haber llorado.

-YeJi, mi amor- sólo sentí los cálidos brazos de mamá rodear mi cuerpo frágil y débil en comparación al de ella- ¿por qué no llegaste a casa? Son las once de la noche Jung YeJi.

-Mamá, iba temprano a casa- ella solo me reprochaba con sus ojos llenos de preocupación- después de que WooYoung se fuera con YeoSang, a los minutos me fui hacia la casa.

-¿Y tú por qué dejaste a tu hermana sola? Está enferma, hay que cuidarla- y mi hermano solo se hacia el confundido.

-Pero es que llego San mamá y a lo mejor querían hablar- y con esa oración, mamá se giró para ver al desconocido o no tanto, más bien a mi psicólogo, quien despertó algo mal humorado.

-¿Qué mierda?- esa boquita Choi San- dejen descansar por favor.

-¿Quién eres?- mamá se colocó de forma protectora delante de mí y de mi hermano.
Era ver una leona defendiendo a sus cachorros, no sé, a lo mejor de una hiena enojona y dormilona.

-Disculpe- pasó su lengua por sus labios, logrando mojar levemente esos labios rosado claro y tentadores. Sentí mi piel arder. Mejor, sigo contando o relantdo mejor la historia- Soy Choi San, el psicólogo de su hija- y realizó una reverencia hacia mamá.

-Debería estar en su casa sr. Choi- mamá y sus reproches. Nunca dejaba pelos en la lengua al momento de hablar.

-Lo sé sra. Jung, pero yo estaba con su hija cuando se desmayó- dijo algo arrogante- agradezca que cuando le ocurrió eso, estaba acompañada de alguien que la conoce y no de un extraño, podría haber sido peor ¿no cree?

-Gracias- terminó mamá, con esta última palabra de manera fría y cortante.

Por un momento pensé que todo se relajaría. Todo esto, hasta que la puerta se abrió e ingreso la persona que odiaba desde que lo conocí, Park Seonghwa.

Arrogante como el mismo, egocéntrico y estúpido con su bata blanca y zapatos brillantes. Hasta su rostro se reflejaba en ellos. Tenía "aires de diva". Se creía lejos el mejor.

-Hola YeJi, sra. Jung- ambos con un asentimiento se saludaron- ¿qué haces acá Choi? Deberías haberte ido hace rato, es tarde para que aún andes rondando acá.

-Estaba con ella cuando se desmayó Seonghwa- hablo algo molesto.

-Bueno- ignoró lo dicho por el contsrio, para luego dirigirse a mi mamá- sra. Jeon, producto del desmayo de su hija, cuando estaba algo o más bien inconsciente, le realizamos algunos exámenes de rutina para ver su estado, a modo preventivo.

-¿Y qué sucedió? Mi hija, estaba bien los días anteriores, ella comía bien y asistía a sus consultas médicas- se notaba a kilómetros, que mamá estaba preocupada. Demasiado diría yo.

-Bueno, una cosa es que venga y la otra es que a lo mejor no sirva el tratamiento a pesar de que no lleva más de tres meses, porque la leucemia está más fuerte que antes.

-¿Qué significa eso?- WooYoung me observaba con sus ojos a punto de soltar lágrimas.

-Empezará con quimioterapia lo antes posible- y con ello, despidiéndose de la matriarca Jung, se retiro de aquella habitación.

Mamá y WooYoung lloraban abrazados, mientras que Sam solo me sonrió levemente.

Sinceramente, vi mi vida durar máximo unos meses. Mi muerte se adelantaba.

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Por favor, den su lindo voto y muchas gracias a las cada una /os lectoras/es.

YOU (Choi San, ATEEZ).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora