19.

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- Sinceramente si no querías salir, mejor te hubieras quedado donde tu madre viendo tus doramas- bramó, para luego encerrarse en lo que creo que era su habitación.

Y allí, de pie junto a una caja de pizza tamaño familiar entre mis manos, quedé sola en aquel sitio totalmente desconocido para mí. Suspiré lento y profundo, para luego dirigirme a la cocina que había al fondo de aquel apartamento. Apartamento que se veía sumamente cálido, de tonos cremas con leves grises. Colores que otorgaban cierto grado de tranquilidad. Tranquilidad que necesitaba en aquel momento. Deje sobre la isla que se encontraba allí la caja. Se veía aún apetitosa aquella pizza, pero el hambre se me había ido por las nubes.

Observé mi reloj de pulsera. Marcaba exactamente las 23:00 pm. Y pensándolo detenidamente, sería una noche larga. Larga con un deje de melancolía. Creo que así se llama. Ni idea. Solo sé que no sabía como volver a casa.

Sin embargo, esa loquísima idea fue desechada de mi cerebro, puesto que mis neuronas me recordaron la típica frase que me dijo una vez mi hermano: "Si sales de casa, te dan cierto plazo para volver a casa, pero sí vuelves antes de lo pronosticado, da por hecho que mamá no te dejará ir nunca más".

Me acerqué al lavaplatos, para dejar correr la llave y meter mis manos bajo el agua. Necesitaba aclarar mis pensamientos y pensar como lo haría San.

¿Se notaron muchos mis supuestos celos hacia Jennie? ¿Habré actuado bien? ¿Era mejor quedarme en silencio y hacer como que nada ocurría?

No tenía ni la más mínima idea. Lo único que sabía, era que mi cerebro me recordaba las sonrisas que San le dirigía a la chica y como yo había quedado allí, de pie como si de una mascota se tratase. Choi no era mi primer novio, pero me generaba sensación de otro calibre, a diferencia que la persona que estuve a mi lado anteriormente.

Viejos recuerdos comenzaron a inundar mi mente, hasta que su rostro se posó por delante de mis ojos color avellana.

Su nombre era TaeHyung. Kim TaeHyung. Era demasiado especial y único para estar pisando tierra firme en este planeta. Como decían en el hospital, era un ángel caído del cielo. Un amor de persona comentaban las enfermeras de la unidad en donde nos habíamos conocido.

A sus dieciocho años, era todo un sex simbol dentro del servicio de oncología, adorado y querido por todos quienes conformaban la unidad de cuidado paliativos del hospital. Recuerdo que cuando nos conocimos por primera vez, él estaba sentado, al costado de los tanques de oxigeno, con una cánula nasal* sobre su nariz. Su sonrisa, con una mandíbula marcada que le otorgaba una sonrisa ladina y cuadrada. Única en él.

Yo en esos años, sólo asistía a control, algo rutinario y preventivo comentaba mamá y el doctor Park, padre de Seonghwa.

Luego de aquel primer contacto, comenzaron pequeñas salidas, o más bien, juntas en la cafetería. Todo totalmente nuevo para mi.

Estar con él, te entregaba un nivel de paz inexplicable. Era armonioso y tranquilizador. Su calidez, la seguridad que te entregaba el estar a su lado... Todo era maravilloso.

Tae fue...

Fue una de las personas que estuvo dentro de los mejores años de mi vida.

Fue una de las personas que más marcó mi vida.

Fue una de las personas que me dejó no tan sólo bellos recuerdos, si no, que también, experiencia y conocimientos de vida que me han servido a lo largo de la mía.

YOU (Choi San, ATEEZ).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora