30. Brillas.

8.1K 215 35
                                    

Narra Cepeda

Casi dos meses habían pasado desde el bendito día que decidí ir a por Aitana a Manchester y no había aún un solo día en que lo lamentase. Aunque no podía verla tanto como me gustaría debido a sus muchos compromisos profesionales y a que yo estaba a punto de sacar mi disco.

Los días que pasábamos juntos se quedaban conmigo durante las semanas en las que no podía sentirla y un solo mensaje a la madrugada por la diferencia horaria era más que suficiente para todo el día. Pronto haría un año desde que había conocido a Aitana en aquel casting y la nueva edición de Operación Triunfo estaba por comenzar.

A pesar de todo esto, la relación con Aitana no había sido un camino llano. Vicente seguía apareciendo en los medios de vez en cuando buscando un protagonismo que solo algunas revistas de la prensa rosa le daban y nuestra diferencia de edad estaba siendo continuamente cuestionada por la opinión pública.

Yo por mi parte, llevaba unas semanas movidas. No había día sin entrevista ni tiempo libre en mi agenda. Gracias a aquel colega de Roi, había dado con Amador, un importante representante musical que en apenas unas semanas me había conseguido un concierto con una discográfica.

Todo lo que estaba ocurriendo en mi vida llenaba mi cuerpo de inspiración, mi cabeza de letras y mi voz de sentimiento. Componía las canciones una detrás de otra y cada una la sentía un pedazo de mi interior. Hacía unos días que habíamos terminado de grabar y el disco estaba listo para salir a la venta. A razón de eso, hoy me había enfrentado a una entrevista en una importante cadena de radio para promocionar mi disco.

- Muchas gracias Cepeda por haber venido. Ha sido un placer tenerte aquí con nosotros y esperamos verte próximamente.

- Gracias a ti por invitarme.

Desde detrás de la ventana un hombre hizo un gesto seco con los brazos y acto seguido la luz roja que indicaba el directo se apagó.

- Estamos fuera. - oí decir.

El locutor de radio se levantó de la silla y se acercó a mí, yo hice lo mismo. Me tendió la mano y yo se la estreché con firmeza.

- Felicidades tío, me ha encantado de verdad.

- Muchas gracias. - sonreí. - Y en serio, no sé como agradecerte que me hayas invitado para promocionarme.

- Amador es un buen amigo. - rió. - Todos necesitan un pequeño empujón al principio y me alegro de que el tuyo haya podido ser yo. Tu música es buena, tío. No tardarás en oírla sonar por todas partes. - puso una mano sobre mi hombro a modo de despedida y se retiró a la sala destinada a sus descansos. Yo tomé mi chaqueta, me despedí una vez más de todos los presentes y salí por la puerta.

- Luis, esto tiene muy buena pinta. Muy muy buena pinta. Vas por el buen camino chaval. - habló Amador con su voz de pez gordo mientras golpeaba repetidamente mi espalda con la palma de su enorme mano.

- Gracias. - intenté articular con el aire que quedaba en mis pulmones después de sus golpes.

- Por cierto, tienes una cita con Lucía Martínez el martes de la semana que viene. A ambos os vendría bien hacer una colaboración juntos. He hablado con su representante y no ha presentado ningún problema. - Tanteó por encima de su gran barriga en busca de un bolsillo del que sacó un puro pequeño. - ¿Vienes a la terraza hijo?

- No, yo... Voy a esperarte en el coche. - me disculpé y me dirigí al piso de abajo del todo.

Una vez las puertas del ascensor se abrieron, una chica me miró a través de su flequillo desprendiendo luz en cada punto de color de sus ojos. A la izquierda de su sonrisa se formó un oyuelo y soltó las bolsas que llevaba para correr hacia mí.

La abracé con todas mis fuerzas y al separarme de ella, la miré un par de veces para cercionarme de que estaba allí conmigo de verdad. A contraluz parecía brillar aún más. Sonreía tan abiertamente que sus ojos estaban prácticamente cerrados. No paraba de moverse, de abrazarme, de saltar de un lado a otro.

La miraba embobado sin saber ni siquiera lo que estaba diciendo. Se trababa hablando y se revolvía entre palabras atropelladas, resultando aún más adorable si era posible. En uno de sus movimientos impulsivos tomó mi cara con ambas manos y me besó. Todo dentro de mí estalló después de un beso que llevaba semanas esperando. La tomé de la cintura y la apegué más a mí.

- ¿Qué estás haciendo aquí? - pregunté sin parar de sonreír.

- Marcos me ha dado un par de días libres y me he enterado que tenías esta entrevista. - respondió mientras dejaba besos en cada centímetro visible de mi piel. - ¿Crees que puedo quedarme contigo? - me miró con sus ojos brillantes y una sonrisa inocente.

- Pues claro que puedes, idiota. - la agarré y la levanté dando vueltas sobre mí mismo para luego dejarla de nuevo en el suelo y besar su pelo.

- Hombre, hola Aitana. - apareció Amador tras de mí y abrazó a Aitana con tanta fuerza que pareció sorprenderla. A veces Amador puede ser un poco efusivo de más. - Ahora mismo nos íbamos a tomar algo yo y algunos amigos, ¿queréis apuntaros? - preguntó poniendo un brazo en la espalda de cada uno.

Nos miramos el uno al otro y yo contesté por ambos:

- Nosotros nos vamos ya. Es bastante tarde.

Aitana me sonrió conforme con mi respuesta y tras despedirnos de Amador nos fuimos a mi piso.

No os confiéis que esto de los capítulos ñoños sin problemas ni drama no va a durar mucho tiempo. Disfrutad mientras podáis muajajajajaj 😈

Por cierto, se me acaba de ocurrir lo de poneros música con la que identifique el capitulo para que la escuchéis de fondo.¿Os mola la idea?

Tú no te Irás.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora