Capítulo 1

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...Roi.

Narra Aitana.

Todo empezó a ir más lento. Ya no oía más que a aquel hombre que tenía en sus manos el nombre del expulsado. El público parecía mudo, saltaba y gritaba sin emitir el más mínimo ruido. No sabía si era mi propia mente que se había evadido tanto del lugar donde me encontraba y centrando toda la atención posible en él o si ellos estaban esperando tanto la siguiente palabra como yo lo hacía, muertos de nervios, casi pánico por descubrir en qué se convertiría el día a día si él no se quedaba. Ojalá sus gritos hubieran sido lo suficientemente ensordecedores como para que nunca hubiera podido escucharlo.

—... Roi.

En una sola sílaba el mundo se me cayó encima. Un pánico irracional a afrontar una vida completamente controlada y preparada frente a la cámara sin su protección hacía que las manos me temblasen sin ningún peligro real. Un horrible dolor subió desde mi pecho a mi cabeza transformándose en lágrimas, nublándome la vista y cortándome la respiración.

Busqué con mis manos algo tras de mí en lo que apoyarme si las piernas me fallaban, si la presión me podía.

Sentí de pronto unos brazos que me rodeaban y al identificar su olor me abalancé sobre su dueño. No podía emitir sonido, pero el llanto parecía más que suficiente para Luis, quien me abrazaba con fuerza y de vez en cuando dejaba algún beso sobre mi pelo.

Apenas duró unos segundos. El tiempo era limitado y no solo yo requería de su cuerpo, de su abrazo. Nuestro agarre se aflojó lentamente y en un intento desesperado por retenerlo conmigo unos segundos más busqué su cuerpo a ciegas, invadida por las lágrimas encontrándome de frente con Ana.

En cuanto la vista me permitió distinguirla, bajé la mirada asumiendo que el tiempo reservado a mi despedida había pasado por el momento. Un par de lágrimas abandonaron mis ojos poniendo a prueba el maquillaje.

— Hey —pronunció cerca de mi rostro con una sonrisa cálida —, está bien, ¿vale?

Ana retiró aquellas lágrimas furtivas de mis mejillas con los pulgares haciéndome mirarla a los ojos. Me abrazó de forma maternal y un rayo de culpabilidad me atravesó al sentir rechazo hacia cualquier contacto que no fuera el suyo en este momento.

Ambas llorábamos, escondidas la una en la otra y decidí dejarme sentir acompañada, comprendida, hundiéndome todavía más en su abrazo. Las despedidas continuaban a nuestro alrededor.

Cepeda abrazó a Alfred, que se encontraba a mi derecha y me miró a los ojos. Ana me dejó libre para él y dio un paso atrás dejándonos uno frente al otro separados por una distancia mínima y que al mismo tiempo se sentía inmensa.

Luis agarró mi cabeza y la llevó a su pecho. El tiempo se detuvo. Le envolví con mis brazos y mis mejillas volvieron a empaparse. Su corazón latía fuerte y su respiración era irregular, algo que distaba mucho de su expresión estable aunque triste. Sus latidos ayudaban a verlo por dentro, a verlo de verdad. Así me había dejado a mí una última vez.

Tras oír los gritos de todas las personas del público, él se separó. Esta vez sí conseguí alcanzar su brazo izquierdo logrando que no se alejase más de mí. Él miró su brazo para después subir hacia mis ojos. Su expresión sorprendida se transformó en una sonrisa cálida y dejó un lento beso en mi mejilla antes de acercarse a Roi para despedirse. El último de todos nosotros.

Apretaba los labios con todas mis fuerzas buscando no romper en llanto de nuevo. Alfred puso un brazo en mi espalda para ayudarme a reaccionar y dirigirme a los sofás de nuevo. Debíamos seguir el programa y oír al favorito del público.

Desconecté totalmente. Poco podría importarme menos en este momento. Le buscaba con la mirada sin parar. Le pensaba, le pensaba conmigo y trataba de imaginarme sin él. Miles de pensamientos me agolpaban en aquel momento, tantos y tantos y ninguno relativo a lo que ahora mismo debería ocupar mi mente.

El catalán me rozó de nuevo en un gesto suave y busqué en su mirada su intención. Debía levantarme. Estaba entre los tres más votados. Los tres más expuestos. Otro momento más en el que aguantar el llanto se volvía prioridad.

Alfred y Amaia se miraban sonrientes. Solo esperaba que dijeran ya el nombre de alguno de ellos para poder sentarme de nuevo. Volver a hundirme en mi propia tristeza y ocultar mi cara al público y a las cámaras. Quizás buscarle de nuevo.

—Y la última favorita de Ot2017 es...Aitana!

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Hola, resulta que estaba yo leyendo esta historia hace unas semanas y me entró morriña. Ya me habías preguntado algunas veces por CC que por qué las había eliminado de Wattpad y demás y la verdad es que, entre otras cosas daban un poco de vergüencita entre faltas de ortografía, redacción, cosas incoherentes etc.
No voy a eliminar N.A ni nada de nada y probablemente no me deis bola ya, pero pretendo mejorar esto un poquito hasta un nivel presentable y volver a subirla de nuevo.

Como era tradición: adeu ;)

Tú no te Irás.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora