Aitor (Furry/Yaoi)

6. Ya No Quiero Nada.

Narra Aitor.

Era domingo otra vez, no sabía que había pasado con Ángel ni con Aarón, pero bueno, eso ya no me importaba demasiado, ya no quería sentirme como un objeto al que los demás quisieran proteger o tener, podría sonar algo exagerado pero ya no quería sentir eso llamado amor. El hecho de sentirme como un objeto me daba náuseas, ya no quería estar con alguien que peleara por mí o me celara, sabía que eso no era parte de una relación sana.

Una vez me libre de mi transe mental, como pude trate de levantarme de la cama para comer algo, me dirigí a la cocina y tomé lo primero que vi debo confesar que no soy de comer mucho, después de haber "desayunado" volví a mi habitación, para mi suerte no tenía pendientes por hacer ni tarea, miré mi celular y tampoco había mensajes ni llamadas, nada.

Suspiré y preferí el ver un rato la televisión.

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Se había hecho algo tarde mi estómago nuevamente rugía por comida, volvía a tener hambre, me levanté de la cama apagando la televisión y caminé a la cocina, la verdad no tenía ganas de cocinar, así que mejor pedí una pizza, pasaron al menos quince minutos cuando tocaron la puerta, me dirigí a la entrada principal y al abrir la puerta vi a un Lobo un tanto más grande que yo en edad y estatura.

—Aquí tiene su pizza señor.... ¿Aitor? —preguntó leyendo la nota con la pizza en mano.
—Si, ese soy yo —dije sacando mi cartera.
—Déjame decirte que tu nombre es un tanto peculiar jaja —río.
—Si, me lo suelen decir mucho jeje, ¿Cuánto es por la pizza? —pregunté.
—Er... Ejem son catorce dólares —dijo un tanto más serio.

Le pagué y él me entregó la pizza, me miró por unos segundos más antes de que yo cerrará la puerta sintiéndome algo incomodo, me encaminé entonces a la sala donde encendí la tele y me dispuse a comer. Una vez que me terminé la pizza, caminé de nuevo a mi habitación seguía con ese sentimiento de apatía y cansancio mental que no me dejaba hacer nada. Así fue mi día entero, al menos hasta que anocheció me la había vivido en la cama o viendo televisión, ocasionalmente sacaba uno que otro libro y empezaba a leer, pero aún así me seguía sintiendo igual.

Al día siguiente.

Lunes, día de ir a la escuela, no hubo ninguna novedad respecto a Aarón, pensé que mencionaría algo de lo de antier pero no pasó nada, supuse se quedaría así definitivamente, al menos fue un día normal de escuela, ya a la salida me encontraba caminando lentamente por el pasillo, quería despejarme de las cosas que abrumaban mi cabeza cuando escuché una voz.

—Aitor —supe quién era casi de inmediato.

Me giré lentamente y sí, como sospechaba, era Aarón, lo miré por un instante y volví a mirar al frente para seguir caminando. Hubo silencio, hasta que salí de la institución y me dirigí a casa.

Una vez ahí, me dirigí a la sala y me senté en uno de los sillones, me sentía extraño, era una mezcla de rabia, impotencia, enojo e ira, no lo sabía con exactitud, estaba acompañada de una presión en el pecho un poco molesta, decidí relajarme un poco y escuchar música mientras leía, entonces tocaron la puerta. Interrumpí mi lectura y caminé a abrir, me encontré con Ángel.

—Hola Aitor —saludó.
—Oh, hola Ángel —saludé.
—Lamento lo que pasó el otra día, creo que las cosas se descontrolaron un poco —dijo apenado.
—No te disculpes, ya todo eso pasó —dije.
—Muy bien, ¿quisieras salir un rato? —preguntó con una sonrisa.
—Ay Ángel, la verdad no me siento de ánimos como para salir —respondí.
—Entiendo, ¿hay algo que pueda hacer por ti?—preguntó algo triste.
—No lo sé realmente, en este momento siento un revoltijo de emociones —suspiré y respondí.
—Lamento mucho no poder ayudarte, espero que te mejores —dijo en tono triste.
—Muchas gracias Ángel, cuando me sienta mejor te llamo, ¿ésta bien? —pregunté.
—Sí, me parece bien, pasa buena noche —respondió y se despidió de mi.

Miré por un momento el como él se alejaba a la vista y cerré la puerta,  me sentía algo frustrado y raro, odiaba tener todo ese revoltijo emocional.

A partir de ese día ya no tuve contacto con Aarón, ni con Ángel, sentía que este ultimo se había resentido ante la negación de la ultima vez que habíamos hablado, sin embargo, sentía una esperanza de poder vivir otra vez una vida ordinaria y sobre todo sin depender de alguien  de manera sentimental, al menos hasta aquel día.

No había tenido clases, tampoco tenía a quien llamar o con quien salir, aún con esto decidí ir al parque, ya habían pasado un par de semanas de lo ocurrido con Aarón y Ángel, me sentía un poco más estable emocionalmente y tranquilo. Me senté en una banca solitaria y miré a las demás fursonas que pasaban por ahí, algunos riendo, abrazados, jugando por ahí con sus hijos, malamente empezaba a pensar que tal vez mi destino era estar solo.

Era un bello atardecer, el sol no tardaría en ponerse en un hermoso ocaso, admiraba la magnificencia de aquel momento, cuando alguien me interrumpió.

—Aitor ¿cierto? —preguntó aquella voz que se me hacía conocida.
—Si, ¿nos conocemos? —giré para ver a aquel lobo que hace semanas atrás me había entregado una pizza.
—Bueno, quizás tú no, pero yo conocí tu nombre jeje —dijo y río levemente.
—Oh ya me acordé, ¿Cuál es tu nombre? —pregunté mirándolo de reojo.
—Mi nombre es Álex, pero dime ¿Qué haces aquí tan solitario? —preguntó.
—Solamente admiraba el paisaje —respondí.
—Ya veo, ¿Te importa si te acompaño un rato? —preguntó.
—No tengo problema con eso —respondí sonriendo.

Noté un leve sonrojo de su parte aunque probablemente no era más que un trato amable por parte de él al acordarse de mi, lo menos que quería en ese momento era hacerme falsas ilusiones. Estuvimos ahí un rato hasta que oscureció y las tenues lámparas comenzaron poco a poco a alumbrar el parque.

—Creo que ya me tengo que ir —comenté poniéndome de pie.
—¿Te gustaría que te acompañe a casa? —preguntó.
—¿Eh?, pues... Si gustas —respondí extrañado.
—Muy bien, ¡vámonos! —dijo alegre.

Solo solté una pequeña risa y comenzamos a caminar, durante el camino hablamos, nos reímos un poco y sonreímos, estuve tratando de contenerme y evitar sentir algo más por él, no quería sentirme nuevamente enamorado y volverme a caer en pedazos. No lo soportaría.

Entonces llegamos a mi casa.

—Bien, si mal no recuerdo creo que aquí vives  —comentó sobando su nuca.
—Si aquí es jeje —dije.
—Fue una tarde agradable Aitor, tenemos que salir más —propuso sonriendo.

«¿Salir?»

—Eh... Si, supongo que estaría bien —comenté algo dudoso.
—Bueno, toma, este es mi número —dijo dándome un papel.
—Oh muchas gracias, seguimos en contacto entonces —dije.
—Sí Aitor, nos vemos luego —dijo y agitando su mano partió de ahí.

Entré a mi casa, suspiré y cerré la puerta, me puse tras de ella recargándome de espaldas.

¿Qué debía hacer?, ¿Arriesgarme y probar con él?, ciertamente parecía tener algo especial, pero a la vez sentía miedo de intentarlo.

《Le daré una oportunidad y a ver que pasa》

...

...

...

Álex y yo comenzamos a salir, él no era nada igual a Aarón o a Ángel, era muy diferente, podía notar que conforme pasaba el tiempo él se abría más a mi, y yo lo hacía también dándole la confianza, aunque algo me decía que tenía que conocerlo bien antes de que pasáramos a otro termino. Descubrí que tenía veinte años, siendo dos años mayor que yo, que era estudiante de universidad, estudiaba la carrera de ingeniería para ser más exacto y finalmente supe que en sus ratos libres trabajaba de repartidor para ayudar a sus padres, para mi era una persona interesante sin duda alguna.

A todo esto ya llevábamos más de 3 meses saliendo y habíamos acordado el reunirnos en el lugar en el que nos habíamos conocimos. Yo llegué temprano como de costumbre, esperaba sentado en la misma banca de aquel día. Tenía que admitir que Álex era una fursona algo inesperada, así que de alguna manera estaba muy entusiasmado pero con algo de nervios.

Pero en fin, ¿Qué podría pasar?

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Hasta aquí el capítulo de hoy, espero que les haya gustado uwu, voten y comenten.

Se despide.
—MadSoul345.