3. Cuando El Pasado Vuelve.

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Narra Aitor.

Los días venideros estuvieron llenos de emociones que no solía sentir, al principio eran agradables y tiernas, puedo decir que cada día me estaba enamorando más, algunas veces íbamos a casa de los padres de Aarón, ellos me atendían de manera muy humilde y sobre todo me querían como su yerno, sin embargo era un ironía que ellos siendo tan modestos tuvieran un hijo que era demasiado altivo. Aarón solía presumir mucho su nivel económico dándome regalos caros y llevándome a comer a lugares vistosos, algunas veces llegaba a molestarme la razón por la que lo hacía, pero él siempre de una o otra manera lograba que no le diera tanta importancia, también siempre que podía me llevaba a mi casa aunque yo no viviese muy lejos de ella. Al hacerlo ponía excusas como:

—"Tu no puedes cansarte caminando". Que a mí parecer era absurda.

—"Mientras sea tu novio no me alejaré de ti" . Vaya que yo también necesito mi espacio.

—"Lo hago por tu bien" . Claro si quieres que suba de peso por no caminar por mí está bien.

Y sé que algunos dirán, "oh qué genial quisiera tener una pareja así de atenta conmigo", sí, al principio es muy bonito, pero yo cada vez me sentía en una prisión estando con él, se había vuelto muy celoso al punto que al acercarme a otros compañeros él tenía que sacarme de ahí a la fuerza. Había pasado de ser el buen Aarón del que me enamoré en un principio a ser un Aarón posesivo, altivo y arrogante. Al principio intentaba quizás justificarle pero luego de tantos días pasando lo mismo llegué a un punto en el cual me había cansado, intenté hablarlo con él sobre, pero el resultado era siempre el mismo: él se enojaba y me amenazaba, éstas nunca se cumplían pero me comenzaba a inquietarme y sobre todo a preocuparme.

Cierto día después de que Aarón me llevara a mi casa, tuvimos una pequeña discusión sobre sus celos, y digamos que no acabo muy bien.

—Aarón tenemos que hablar —dije con tono serio.
—¿Eh?, ¿De qué te vas a quejar ahora? —preguntó arrogante.
—No me gusta como me celas —respondí dolido por su pregunta.
—Lo hago porque te amo y eres mío —comentó altanero.
—Yo sé que me amas Aarón, pero no soy un objeto tuyo, también quiero hablar con mis demás compañeros, ¡incluso al maestro celas por el amor de Dios! —exclamé subiendo un poco el tono.
—Aitor entiende que no puedo confiar en nadie más que no seas tú y lo sabes... Además no me gusta como te miran —dijo apretando el volante, yo me alarmé un poco.
—Mira Aarón, tú sabes que mi corazón te pertenece, ¿Crees qué yo te dejaría por cualquiera fursona? —pregunté tomando su mano para tranquilizarle.

Hubo un breve silencio, él parecía estar pensando en su respuesta.

—Obviamente no, porque nadie es como yo, porque yo tengo más que todos y sobre todo porque los demás miserables no son dignos de ti —respondió sonriente.
—¡Aarón!, ¿Cómo puedes decir eso?, Yo no te amo solo por lo que tienes, yo te amo por tus sentimientos, por lo que eres —dije molesto por su comentario.
—Pff, sentimientos, ¿Quién los necesita cuando se tiene dinero? —preguntó altanero.

Preferí no decir nada más y salí de su auto estampando la puerta en el proceso, me sentía tan confundido y enojado por sus palabras, definitivamente ese no era el Aarón del que yo me enamoré, el Aarón de ahora era un monstruo, un desconocido.

Entré en mi casa y después de cerrar la puerta pude oír el ruido de su coche arrancando, solté un suspiro y caminé a mi habitación, me senté al borde de la cama y no pude evitar soltar unas cuantas lágrimas, podía sentir como algo se iba quebrando poco a poco dentro de mi, lloré por unos cuantos minutos hasta que mi celular sonó, tontamente pensé que sería Aarón disculpándose o algo así, lo tomé rápidamente y miré el mensaje que había llegado. Para mi decepción no era de él, era un número desconocido.

—Hola.
—Hola ¿Quién es?
—Aitor, ¿no me recuerdas?
—Uh, no, no se quién eres.
—Soy Ángel.

Me sorprendí al saber que era él quien me hablaba, Ángel era uno de mis compañeros de la escuela aunque no solíamos hablar mucho y por motivos que nunca dijo tuvo que irse del país.

—Ángel, cuanto tiempo sin verte, dime ¿Qué se te ofrece?
—Quisiera que nos viéramos.
—Oh... Seguro, ¿cuándo?
—¿Podría ser mañana?, ¿Puedes?.
—Me parece bien, iré a la escuela y saldré aproximadamente a las 2:00 PM, puedes pasar por mí a esa hora sí quieres.
—¿Aún estudias en la misma escuela?
—Si, en la que solías estar.
—Muy bien, entonces te veo mañana.
—Hasta mañana.

Una vez colgué deje mi celular en mi mesita de noche y me puse a pensar.

«¿Y sí lo ve Aarón?, ¿Qué pasará?, Tendré que mentirle a Aarón para que me deje sólo, y no me gusta mentir... Aunque... A estos extremos, supongo que no importa demasiado»

Con la cabeza algo llena de dudas caí en un profundo sueño.

Al día siguiente, Aarón no pasó por mí a mi casa, supuse que se habría enojado conmigo así que caminé a la escuela. Las clases estuvieron algo normales con el único defecto de que aquel oso posesivo no me habló en todas esas horas, pude acercarme a otros compañeros, platicar normalmente y cuando miraba a Aarón él estaba con una cara de molestia aunque muy orgulloso no decía nada.

Al final de la jornada él salió primero y se fue, me sentía algo triste, pero seguramente se me olvidaría con el rato que pasaría junto a Ángel, al menos eso esperaba.

Salí de la institución verificando que Aarón no estuviese por ahí y en efecto ya se había ido, no me había esperado, me encontraba pensando algo triste cuando una voz me sacó del transe.

—Oye Aitor.

Giré a mirarlo y no muy lejos pude ver a Ángel, se veía más delgado y podía decir que más guapo que cuando lo conocí hace unos semestres atrás, aparte de que su playera le hacia remarcar su abdomen algo trabajado.

—Hey, hola —dije impresionado.

Él se acercó a mí y me abrazó, era un abrazo fuerte que me daba calor, además de que sentía lo reconfortante después de mi situación de Aarón.

—Creo que te extrañe —dijo sonriente.
—Oh eso es nuevo jeje —comenté.
—Para nada, jaja, ¿Nos vamos? —preguntó.
—¿A dónde iremos? —pregunté curioso.
—Es una sorpresa —dijo y me llevo del brazo a lo que parecía ser su motocicleta.

Me dio un casco e hizo una seña de que me subiera tras el.

—Será mejor que te agarres bien —comentó.
—¿Qué? —pregunté.

Ángel aceleró haciendo que me aferrara fuertemente a su abdomen.

—A eso me refería, jajaja —río.

No pude decir nada por la vergüenza que tenía y se me había manifestado en la cara, solamente tomé un poco de aire y traté de disfrutar el viaje hacia aquel  lugar sorpresa.

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Hasta aquí el capítulo 3, espero que les esté gustando el rumbo que lleva la historia, recuerden comentar y votar.

Se despide.
—MadSoul345.

Aitor (Furry/Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora